El pesimismo ha llegado para quedarse en los hogares vascos. Una recuperación económica inferior a la prevista, un escenario de alta inflación –que se mantendrá por encima del 2% hasta 2024– y los efectos de la guerra de Ucrania –con un impacto directo en los precios energéticos– son los principales argumentos del deterioro de la confianza. Según recoge el Estudio de Confianza de los Hogares Vascos correspondiente al cuarto trimestre elaborado por el Departamento de Estudios de Laboral Kutxa, el balance de 2022 cierra en negativo (-11), empeorando el resultado de 2021 (-6) pero sin llegar al pesimismo de 2020 (-22) debido a la pandemia.
En el cuarto trimestre, el índice de confianza de los hogares vascos continuó en valores negativos (-23) y refleja su pesimismo que, si bien no empeora con respecto del trimestre precedente (-22), se aleja del optimismo del arranque del año. El balance de 2022 se cierra en negativo, empeorando el resultado de 2021 pero sin llegar al pesimismo excepcional de 2020, coincidiendo con la pandemia del covid-19.
En cuanto a la opinión de los hogares vascos con respecto de la evolución socio-económica general en los próximos doce meses, los hogares vascos, del Estado y de la UE-27 son pesimistas, aunque los primeros son menos que los ciudadanos de la UE y del Estado, que son los que tienen una visión más negativa.
Los hogares vascos son pesimistas en los cuatro índices parciales que componen la confianza, confirmando unas expectativas francamente negativas sobre la evolución de la economía general y del hogar, así como con respecto de la evolución del desempleo y de su capacidad de ahorro, dos indicadores que habían sido positivos en el primer semestre del año. Las expectativas de los hogares vascos con respecto de la evolución de la economía general no varían aunque se mantiene en niveles pesimistas, pero todavía no tanto como lo fueron durante el año 2020.
Optimistas sobre el empleo
Este resultado se debe a que algo más de la mitad de los hogares vascos considera que la situación económica en los próximos doce meses se mantendrá (57%) mientras que desciende (del 68% al 40%) el grupo que considera que será un poco (33%) o bastante peor (7%). Mientras que las expectativas de los hogares vascos sobre la evolución de la economía general son pesimistas, son relativamente mejores con respecto del desempleo e incluso mejoran en la valoración obtenida en el trimestre precedente. No obstante, siguen siendo de los peores resultados de los últimos siete trimestres, pero contienen la senda de su empeoramiento.
Concretamente, desciende el grupo de hogares que anticipa un aumento del desempleo (del 49% al 42%), mientras que mejora ligeramente el grupo que considera que el desempleo disminuirá en los próximos doce meses (del 20% al 21%).
La percepción sobre la evolución de la economía del hogar muestra un perfil de deterioro desde el inicio del año y, en el cuarto trimestre de 2022, prevalece la desconfianza, si bien es algo menos negativa que en el tercer trimestre pero más pesimista que durante la pandemia.
En consecuencia, para 2023, los hogares vascos anticipan el ajuste del gasto y ahorro, condicionados además por la subida de tipos de interés, que encarece la financiación de las hipotecas pero mejora la remuneración del ahorro y que incidirá en las decisiones de grandes compras e inversión.
De esta forma, parece que los hogares se posicionan ante una contención del gran consumo. La expectativa de compra de vivienda y de vehículo se mantiene en niveles débiles. Aunque la compra-venta de viviendas ha mejorado, sigue sin alcanzar los valores de 2007, junto con un perfil descendente en la matriculación de vehículos nuevos (-11,4% sobre el pasado año), que se inició en 2018 y que no muestra síntomas de recuperación.
En corto
Ahorro. Las expectativas sobre la capacidad de ahorro de los consumidores vascos han empeorado de forma notoria perdiendo once puntos con respecto del resultado de este índice en el tercer trimestre del año.
Crecimiento de los precios. Las expectativas de los hogares vascos sobre la evolución del crecimiento de los precios siguen siendo pesimistas, pero parece que ralentizan su deterioro en el primer, segundo y tercer trimestre. Es el indicador que más fuertemente ha empeorado este año.
Compra. En un contexto de precios crecientes –que los hogares vascos anticipan que se mantendrá– prevalece la incertidumbre, lo que condiciona las decisiones de compra de los hogares. Así, la valoración del momento de compra empeora aún más y confirma que la percepción es claramente negativa durante los cuatro trimestres. Así solo el 6% cree que es buen momento para grandes compras.