A los pensionistas no les salían las cuentas en mayo y tampoco les salen ahora, seis meses después, y menos con la disparatada subida de los precios. Como si del día de la marmota se tratara, salieron ayer de nuevo a las calles de Vitoria para reclamar una jubilación mínima de 1.080 euros y un sistema público y sin recortes.
Sus reivindicaciones caen una y otra vez en saco roto, pero no se dan por vencidos. Ni ellos –acostumbrados a pelear mejoras laborales desde su juventud–, ni sus hijos y nietos que, aunque pocos, y la mayoría sindicalistas, se van sumando de forma aún muy tímida a las protestas. "Parar la reforma de Escrivá no sólo es un problema de los pensionistas sino de toda la sociedad. La movilización es nuestra garantía", recuerda el colectivo a los futuros jubilados.
Mari Carmen ha cuidado a sus padres, ha sacado adelante a un hijo autista y ha atendido a un marido enfermo, pero "se supone que nunca he trabajado, y no he hecho otra cosa", indica. Cobra una escasa pensión de viudedad, una de las razones por las que se acercó hasta el museo Artium para marchar en manifestación. "A las viudas nos destinan a la miseria", lamenta. Por eso, para Mari Carmen, la reivindicación más justa y necesaria es que "nadie tenga una pensión inferior a 1.080 euros y que suban las de viudedad", afirma.
Su exigencia es básica, como la del colectivo que le arropa: un sistema público de pensiones revalorizado, acorde con el coste de la vida, que pasa, por ejemplo, por una pensión mínima de 1.080 euros y un salario mínimo de 1.200 euros mensuales, además de subir las jubilaciones más bajas, como las de las viudas, entre otras. Sin embargo, nada de nada. Sus demandas vuelven a chocar contra la pared, así que, es probable que, en unos meses, todos se encuentren en una nueva protesta por las calles de Gasteiz y de otras ciudades y pueblos del Estado.
la marcha sube de tono
¿Qué pasa?, se pregunta el colectivo de pensionistas para que estos asuntos hayan dejado de ser de interés para el gobierno socialista de Pedro Sánchez, al que piden que ponga fin a los anunciados recortes, a las pensiones de miseria y a los planes privados de empresa, además de la dimisión del ministro Escrivá.
"La reforma que esperamos del Gobierno es blindar las pensiones públicas, dignas, justas y suficientes, y hacer efectivas nuestras reivindicaciones", clama el colectivo. "Esta nueva reforma, la tercera en diez años, al dictado de la banca y del poder financiero, se traducirá, si no somos capaces de remediarlo, en recortes de las futuras jubilaciones, y en un plan de privatización del sistema público de pensiones", censura.