Los principales líderes mundiales llegan este lunes a la ciudad egipcia de Sharm el Sheij para participar en la COP27, una cumbre que estará marcada por las ausencias de los jefes de Estado de algunas de las mayores economías y países más contaminantes del planeta, como Rusia o China.
Más de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno -con algunos aún por confirmar-, acudirán al evento más importante del planeta sobre el calentamiento global y sus efectos, que en esta edición incluye en su agenda por primera vez las pérdidas y daños asociados al cambio climático.
Pero a pesar del compromiso internacional para limitar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, varios de los líderes de las principales economías y países más contaminantes del mundo, como Rusia, la India o China no estarán presentes en la cumbre con representantes de alto rango.
Una cumbre con sorpresas
En medio del alboroto político en el Reino Unido y la sucesión en el trono, surgieron muchas dudas sobre quién sería el encargado de representar al país en Sharm el Sheij.
En un principio, iba a acudir el rey Carlos III, férreo defensor de políticas ambientalistas, pero el Gobierno británico vetó la asistencia del monarca.
El nuevo primer ministro británico, Rishi Sunak, decidió en un principio no participar en la COP27, algo que fue duramente criticado por la oposición como una falta de liderazgo, pero finalmente anunció su asistencia.
Por su parte, el presidente estadounidense Joe Biden también acudirá a la cumbre. Eso sí, no estará presente durante la reunión de jefes de Estado, entre el 7 y el 8 de noviembre, al celebrarse elecciones legislativas en su país, y aterrizará en Egipto el día 11.
Otra de las sorpresas es la asistencia del presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que derrotó en las elecciones al controvertido Jair Bolsonaro en una victoria muy celebrada por la izquierda ambientalista.
Durante su campaña, el brasileño puso el foco en la protección de la Amazonía y abogó por volver a poner en marcha políticas para luchar contra el cambio climático.
Asimismo, la primera COP en África desde 2016 contará con la asistencia de las ricas monarquías en hidrocarburos del golfo Pérsico.
Emiratos Árabes Unidos, representado por el presidente Mohamed bin Zayed al Nahyan, y Arabia Saudí, con la asistencia del controvertido príncipe heredero y nuevo primer ministro Mohamed bin Salmán, serán uno de los principales focos del evento al liderar la transición energética en la región.
Emiratos, obcecado en la producción de hidrógeno azul y verde como alternativas al petróleo, acogerá además la próxima COP28 en su capital, Abu Dabi.
Grandes ausencias
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, no asistirá a la COP27 pese a que las repercusiones energéticas y climáticas de la invasión rusa de Ucrania será uno de los principales focos de la conferencia.
Además, Putin ha recibido una dura respuesta internacional y cuenta con pocos aliados en Occidente, algo que podría provocar que la cumbre diera un giro y su principal cometido quedaría en segundo plano.
Sí acudirá una delegación rusa, que presionará para que se excluyan de las sanciones las tecnologías que permiten reducir las emisiones de carbono, al considerar que la lucha contra el cambio climático es "conjunta", según el Kremlin.
Xi Jinping, presidente de China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, tampoco atenderá a la cumbre a pesar de ser una de las economías más potentes del mundo que, además, está aumentando el uso de carbón como una de sus principales fuentes de energía.
La negativa de Xi a Sharm el Sheij se produce después de que China suspendiera las negociaciones bilaterales sobre el cambio climático con Estados Unidos en agosto, una de las medidas tomadas a modo de represalia por la visita a Taiwán de presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi.
India, otro de los países más contaminantes del mundo, tampoco ha confirmado aún la asistencia de su primer ministro, Narendra Modi, mientras que la delegación india tratará de abordar la financiación climática para los países en desarrollo, así como quitarse presión para abandonar el uso del carbón, al igual que China.