La reputación de los Mossos d’Esquadra ha quedado muy tocada tras la fuga en vivo y en directo de Carles Puigdemont tras su discurso en las inmediaciones del Parlament catalán. El expresident de la Generalitat y líder de Junts logró volatilizarse en medio de la ciudadanía y ante un despliegue policial de 600 policías, dejando en entredicho la imagen y la capacidad de la policía catalana y abriendo la puerta a interpretaciones sobre la verdadera voluntad de detenerle.
El conseller de Interior en funciones, Joan Ignasi Elena, acusó a Puigdemont y Junts de usar a los ciudadanos como actores “extras de un engaño” para consumar su huida y utilizando a la masa de ciudadanos para evitar su captura. Además, señaló que de este modo se quiso atacar al Govern de Pere Aragonès y “situarlo en el españolismo porque no gusta la decisión” en el pleno de investidura. “Es un error político estratosférico, esto no es liderar, esto no es construir, y esto no es tener mentalidad de Estado”, aseguró.
En una comparecencia pública para explicar la actuación policial en el acto de investidura de Salvador Illa, Elena dijo que no se esperaban un comportamiento tan impropio” de quien había sido la máxima autoridad de Catalunya. El responsable político de los Mossos recordó la triple misión del cuerpo de seguridad: la detención de Puigdemont, preservar el pleno de investidura y garantizar el orden público.
Si bien reconoció errores en cuanto al arresto de Puigdemont, aunque sin llegar a la autocrítica, Elena subrayó que los Mossos “no son los únicos responsables” y recordó que el expresident llegó al acto de recibimiento en el Arco de Triunfo acompañado de autoridades políticas, entre estas, el presidente del Parlament, Josep Rull, el secretario general de Junts, Jordi Turull o la dirigente del partido Laura Borrás.
En el mismo sentido se defendió el comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Eduard Sallent, que también intervino en la rueda de prensa, en la que recalcó que no pensaba que Puigdemont se comportara de esta manera. “En ningún caso tuvimos la creencia de que fuera a hacer una aparición de cuatro minutos y huyera sin tener una implicación política”, aseveró.
Los Mossos se reafirmaron en que hicieron bien en no detener a Puigdemont, subrayando que el cuerpo policial acertó en no detenerle delante de todos: “Si tuviésemos que hacer otro dispositivo, tampoco lo hubiéramos detenido en el Arco del Triunfo”, señaló Sallent. Aun así, concedió que hicieron mal en no considerar un escenario como el que ocurrió el jueves.
El juez Llarena
Sallent recalcó que no pensaba que Puigdemont se comportara de esta manera: “En ningún caso tuvimos la creencia de que fuera a hacer una aparición de cuatro minutos y huyera sin tener una implicación política”.
El mando policial negó que se haya acordado nada con Puigdemont o su entorno. “Hemos asistido a una campaña con voluntad de desinformación”, criticó. Sallent también reveló que cruzaron información con Guardia Civil y Policía Nacional una vez que confirmaron la huida y activaron la operación Jaula. Estos dos cuerpos policiales, ni tampoco los servicios secretos españoles, no han sido señalados en todo este episodio, a pesar de que les corresponde la vigilancia de las fronteras que necesariamente tuvo que atravesar Puigdemont para estar presente en Barcelona.
El juez explica en sus resoluciones que ha “tenido conocimiento de que el procesado en rebeldía estuvo presente el jueves en Barcelona protagonizando un acto público en las inmediaciones del Parlament de Catalunya y que al finalizar el mismo logró eludir la orden de detención emitida contra él”. Es por eso que Llarena insta a los Mossos y a Interior a detallar “quiénes eran los agentes responsables del diseño del operativo, los responsables de su aprobación y los que se les encomendó su ejecución o despliegue operativo”.
Puigdemont tiene pendiente una orden de detención por malversación de caudales públicos en el referéndum del 1 de octubre de 2017 con fines de lucro personal. La orden sigue vigente a pesar de la reciente aprobación de la Ley de Amnistía, al interpretar el juez del Tribunal Supremo que instruye la causa que la malversación no entra en los supuestos amnistiables.
Hasta el momento dos mossos han sido detenidos por presuntamente ayudar a Puigdemont en su huida. Los dos han sido puestos en libertad provisional.
El paradero de Puigdemont sigue siendo un enigma y da pie a todo tipo de conjeturas, desde las que apuntan a que se encuentra en Waterloo (Bélgica), hasta las que le sitúan en Catalunya. A este respecto, Jordi Turull señaló que el expresident llegó de incógnito a Barcelona el pasado martes para acudir el jueves a su acto de bienvenida. El número dos de Junts, que dice que le ha acompañado estos días, relató en una entrevista que el expresident pasó todo el miércoles “escondido en más de un sitio” para luego presentarse en el acto del jueves ante sus seguidores.
Plan de huida
En su narración de los movimientos de Puigdemont, Turull señaló que el expresident no intentó acudir al pleno de investidura, como había asegurado que haría, porque “había riesgo de que lo detuviesen en el perímetro del Parlament, en el primer filtro policial en los acceso al contiguo Parque de la Ciutadella. Cuando terminó el discurso, se dirigieron hacia el Parlament, “pero visto el riesgo de detención se decidió ejecutar el plan de huida”, señaló Turull, que calificó el dispositivo de los Mossos como “desproporcionado, que no se ha visto ni para el mayor delincuente, terrorista o traficante de drogas”.
Por su parte, el abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, muy activo y pendiente del expresident durante el acto y posterior huida, afirmó que el líder de Junts “está en un lugar seguro, fuera de Barcelona, de Catalunya y del Estado”. Respecto al paradero, indicó que será el propio Puigdemont quien lo haga público y auguró que “se dirigirá a los ciudadanos” entre el viernes y el sábado.