Los murciélagos hibernantes de la península Ibérica, tras pasar aletargados el invierno en árboles, cuevas y fisuras, se están desperezando en los meses de marzo y abril, y las hembras se disponen a ovular para tener una cría que nacerá en junio o julio. Así que no los molesten.
El biólogo Juan Tomás Alcalde, presidente de la Asociación Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos, se afana estos días en revisar las cajas de madera instaladas en Pamplona para hacer un muestreo de los ejemplares que aún permanecen en las mismas.
En uno de sus paseos, mientras introduce una pequeña cámara por los agujeros de entrada de las cajas, ha explicado a EFE que en la Península Ibérica hay 31 especies de murciélagos, cada uno con su forma de vida diferente y distintos tipos de refugios.
TRES TIPOS DE MURCIÉLAGOS
Los expertos distinguen tres tipos de murciélagos: los cavernícolas, que son los que viven en cuevas; los arborícolas, que se refugian en huecos de árboles, muchas veces en nidos de pájaros carpintero; y los fisurícolas, que entran en grietas de roquedos, pero también en fisuras de edificios y otras construcciones.
En España, los murciélagos fisurícolas son los más frecuentes y además "han sido favorecidos por los humanos, porque hemos hecho muchas casas, y entre las tejas y las piedras encuentran mucho refugio, con lo cual se han adaptado bien al ámbito humano y son muy frecuentes", ha comentado.
Los más frecuentes son el murciélago enano ("Pipistrellus pipistrellus"), el de Cabrera ("Pipistrellus pygmaeus") y el de borde claro ("Pipistrellus kuhlii"), que son especies antropófilas, ya que buscan refugios en ambientes humanos y de hecho no les importa cazar por ejemplo en el entorno de farolas. "Son los típicos que solemos ver en los pueblos y ciudades", ha señalado Alcalde.
Estos murciélagos Pipistrellus son muy pequeños. Su cuerpo y cabeza puede medir unos cuatro o cinco centímetros, pesan entre cuatro y ocho gramos, y con las alas abiertas tienen una envergadura que no llega a los veinte centímetros.
Los de mayor porte de la Península serían el Nóctulo mayor ("Nyctalus lasiopterus") o el murciélago Rabudo ("Tadarida teniotis"), que tienen casi medio metro de envergadura y pesan entre cincuenta y sesenta gramos, unos titanes en comparación con sus primos de menor tamaño.
MÁS NUMEROSOS EN LEVANTE Y ANDALUCÍA
Aunque los murciélagos están extendidos por toda la geografía española, hay lugares donde hay poblaciones más numerosas y mayor cantidad de especies. "Las zonas cálidas en principio tienen más insectos y por tanto hay más poblaciones de murciélagos. Sobre todo en Andalucía y Levante es donde se concentran mayores poblaciones y forman colonias a veces de miles de ejemplares", ha destacado el biólogo mientras ve en la pantalla de su móvil un grupo de murciélagos acurrucados en el interior de una de las cajas.
También son zonas ricas en murciélagos las que están bien conservadas y que tienen diversidad de refugios, como los cañones, los bosques maduros y los ríos con árboles viejos, que "son zonas particularmente valiosas", ha resaltado.
Alcalde ha puesto de relieve que los arborícolas son los murciélagos menos conocidos de los tres grupos, "porque es difícil localizar sus refugios y además dependen mucho de la gestión forestal de los bosques. Hay muchos bosques en los que no dejamos hacerse viejos a los árboles y no encuentran refugio. Dependen de que haya presencia de árboles viejos y que además sean abundantes, porque en cada árbol caben muy pocos ejemplares de la colonia".
Por este motivo, ha subrayado que los árboles viejos y los árboles muertos que siguen en pie "son valiosísimos para los murciélagos y para otras especies de vertebrados e invertebrados. Se deberían conservar, porque son vitales".
UNA ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
Pero no solo la falta de refugios está amenazando a los murciélagos, ya que algunas infraestructuras están provocando una alta mortandad. Por ejemplo, se calcula que en España mueren cada año en parque eólicos entre 300.000 y 400.000 murciélagos, ha afirmado Alcalde.
En España de momento solo hay una especie en peligro de extinción, el "Muietis capachini", un murciélago ratonero ribereño que se distribuye sobre todo por el Levante y Andalucía. Además, hay once especies de murciélagos considerados vulnerables, que no están en peligro de extinción, pero sus poblaciones han disminuido mucho en los últimos años.
También los visitantes del entorno natural puedan causar daños sin pretenderlo a las colonias de murciélagos. Ya hay de hecho muchas cuevas en España que se cierran al público durante determinados momentos del año para no molestar a los murciélagos en los periodos en que son más vulnerables.
"Cualquier persona que entre a una cueva y vea algún murciélago, lo lógico es echarle un vistazo, dejarle tranquilo con su descanso y tratar de molestarles lo menos posible, porque las poblaciones de murciélagos son muy frágiles, se reproducen muy despacio, solo una cría por hembra y año, y sus poblaciones últimamente han descendido debido a actuaciones humanas", ha lamentado el biólogo.
HAY QUE CAMBIAR SU MALA IMAGEN
Alcalde ha reconocido que los murciélagos tienen mala prensa: "Es un tema cultural. En nuestra cultura hemos asociado siempre lo oscuro, lo nocturno, a lo peligroso. Al murciélago la gente normalmente no lo ve de cerca, ve una mancha negra volando y ya da un poco de apuro por lo desconocido". Es algo que no sucede por ejemplo en la cultura china, donde ver murciélagos se ha considerado tradicionalmente como algo positivo y motivo de alegría.
"Aquí tenemos que cambiar la imagen, porque realmente los murciélagos no son peligrosos, no son dañinos, al revés, se alimentan de insectos y su impacto sobre el medio y sobre nuestros intereses es muy bueno, porque nos quitan plagas e incluso mosquitos que nos pueden picar y transmitir enfermedades, así que su efecto es muy positivo", ha indicado Alcalde.