Una iniciativa ciudadana aspira a que a partir de 2028 la UE eleve anualmente la edad mínima para comprar tabaco, de forma que los nacidos en 2010, que ese año cumplirán 18 y con las normas actuales estarían habilitados para adquirirlo, no puedan alcanzar nunca la edad legal para comprarlo.
El objetivo es conseguir la primera generación de jóvenes europeos libre de tabaco, a la que seguirían las posteriores, según la propuesta que impulsó la organización española No Fumadores junto a otras asociaciones europeas.
La iniciativa fue registrada ayer por la Comisión Europea (CE), que se sitúa de este modo en el punto de partida para emular a Nueva Zelanda, pionero en aplicar una legislación similar, aunque el camino a recorrer aún es largo.
La base del proyecto es impedir que los cigarrillos y otros productos con nicotina puedan llegar de forma legal a los jóvenes, ya que estos son el objetivo de la industria del tabaco, explicó la presidenta de No Fumadores, Raquel Fernández Megina.
La impulsora citó estudios que señalan que todo aquel que no empieza a fumar antes de los 21 años es muy difícil que comience después, de ahí que vea en la “la abolición progresiva de la venta de tabaco” la única solución al tabaquismo.
“Entendemos que decretar de la noche a la mañana una ley seca y que no se pueda compra tabaco es irreal, ya que desgraciadamente hay muchas personas adictas a este producto, y la única manera de acabar con el tabaquismo es evitar que las nuevas generaciones caigan en el tabaco”, expresó Fernández Megina.
UN MILLÓN DE FIRMAS
Para que la iniciativa prospere necesita recoger un mínimo de 1 millón de firmas de personas de al menos siete países de la Unión Europea en el periodo de un año. En caso de lograrlo, la CE tendrá que decidir si toma medidas respecto a la iniciativa, y el Parlamento Europeo podría adoptar también una resolución sobre las cuestiones planteadas.
MEDIDAS CONTRA LA PUBLICIDAD
La iniciativa contempla también otras propuestas, como eliminar la publicidad del tabaco en las producciones audiovisuales y en las redes sociales, donde la industria se está gastando en “exponer el acto de fumar” todo el dinero que se ahorra en publicidad directa, dijo Fernández Megina.
“Lo vemos en las redes sociales y la exposición es brutal, con influencers, gente cool... Y eso no es casual, esa gente está pagada por la industria, y es una de las cosas que hay que controlar y prohibir, en las redes sociales y en los productos audiovisuales”, aseveró.