Publicaron en el último suspiro del año pasado su primer álbum, Esperoan, un disco variado y melódico que entra a la primera pero en el que se perciben nuevos matices en cada escucha. Tal vez más versátiles que sus colegas Borla o Tatxers, el también trío de Pamplona Hiuzz se encuadra en una generación emergente de bandas independientes que apuestan por empuñar las guitarras, cantar en euskera y abrazarse con fuerza a las melodías. No sería raro -de hecho, en un mundo ideal lo encontraríamos totalmente lógico- que este grupo de extraño nombre formado por Markel Flores Reparaz (guitarra y voz), Josu Arizaleta Ros (bajo y voz) y Julen Izkue Rodriguez (batería) se convierta en una de las revelaciones de la temporada en Euskal Herria.
A algunos de los nuevos grupos de guitarras de Pamplona les unen varias cosas: son tríos, tienen un gran instinto melódico, emplean el euskera… ¿Se puede hablar de una nueva escena musical?
-Ya solo por una cuestión numérica hablar de escena no sería preciso, pero sí que es cierto que más o menos desde el inicio de la pandemia han ido apareciendo nuevos sonidos o propuestas en Iruñea. En el caso concreto de las bandas que mencionas, nos une quizá más la amistad que ha ido surgiendo estos años que la música en sí, ¡y eso que son una importante influencia para nosotros!
El colectivo Egun Motelak tiene un efecto catalizador y aglutinador del ecosistema musical underground de Iruñea. ¿En qué aspectos dirían que juega un papel positivo?
-Como otros muchos agentes de la contracultura en la ciudad, realiza su aporte en cuanto a traer propuestas artísticas nuevas, generar dinámicas más allá del ocio por el ocio etc., con todas las contradicciones y dificultades que eso conlleva. A su vez, puede que Egun Motelak en concreto esté consiguiendo atraer tanto a público como a músicos a espacios (Gaztetxes, por ejemplo) con los que antes no estaban familiarizados. Y eso también creemos que es importante.
Hiuzz es un nombre peculiar. ¿Es cierto que salió de una broma interna de la cuadrilla? ¿Qué quiere decir exactamente?
-No es un concepto fácil de explicar, porque como bien apuntas nace de un chiste interno de la cuadrilla y estas cosas no suelen tener mucho sentido fuera de su lugar de origen. Pero básicamente y en resumen, hiuzz sería el ruido que hacen las polillas cuando polillean; y polillear lo decimos en la cuadrilla cuando alguien se aprovecha de otro, o le echa jeta a algo, un poco desde la broma.
Empezaron tratando de emular el rock psicodélico de King Gizzard & the Lizard Wizard y con composiciones más complejas. Finalmente, han terminado un poco haciendo lo contrario: canciones directas y pegadizas de unos tres minutos. ¿De la carencia hay que sacar virtud?
-¡Eso es! Cuando empezamos a tontear con la idea de montar un grupo, pensábamos en hacer una cosa, pero en cuanto nos juntamos con los instrumentos salió otra. Con Hiuzz hemos aprendido a tocar nuevos instrumentos y ahora creo que somos un poco más conscientes de lo que hacemos, pero al principio tirábamos un poco de lo que nos salía natural (o éramos capaces de tocar) de una forma más intuitiva sin darle muchas vueltas.
Hace ya un tiempo que muchos de los grupos independientes de Pamplona graban sus canciones y álbumes en los estudios Motu de Guillermo Mutiloa. ¿Qué tiene de especial ese lugar?
-Cualquiera que haya tocado en el (bar) Txintxarri con Guille como técnico sabe lo bien que curra. Es un gusto lo fácil que lo hace y el buen sonido que saca. También es superversátil, ha currado en proyectos de estilos musicales muy distintos. A la hora de grabar un disco, se agradece mucho su carácter calmado. Otra cosa buena de Guille es que no se limita a grabar y mezclar. El tío se involucra en la grabación, dando ideas en puntos que igual no teníamos claro por dónde tirar, o con propuestas que para nada son invasivas y terminan muchas veces quedándose en las mezclas.
¿Se puede decir que Hiuzz tiene dos caras? Una sería la parte más distorsionada y calculadamente cañera de canciones como Mamuak y otra mucho más pop y luminosa como en Aste bat edo bi, en este caso con una intro que recuerda a los The Cure más asequibles.
-No sabemos si son dos exactamente, pero está claro que nuestro sonido tiene más de una cara. Igual es más acertado si dijéramos que no hemos terminado de cerrar nuestro estilo al 100 %. Así que sí: vamos de canciones más movidas a más poperas y a otras más oscuras o brillantes, según nos va saliendo y sin una premeditación consciente.
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Con la canción Zer egin de hace aproximadamente un año daban por cerrado un ciclo y empezaban otro nuevo. ¿2024 ha sido la confirmación de una mayor profesionalización del grupo y la búsqueda de una identidad propia que ha cuajado en el LP Esperoan?
-Desde nuestro comienzo absoluto con Do it yourself, poco a poco hemos ido trabajando con otras personas para que nos ayuden con los aspectos técnicos, artísticos… Para el segundo EP ya le pedimos a nuestro amigo Navas que hiciera la portada. Con Esperoan el encargo ha sido más grande, y Jon Salinas se ha currado todo el diseño de los singles y de la edición física del vinilo. En cuanto a producción musical, lo mismo; siempre hemos tenido la idea de grabar un LP en un estudio profesional, pero queríamos llegar a ese punto en el momento adecuado y que fuera de manera natural. Con Zer egin se daba por cerrado el ciclo de la autoproducción y en Esperoan se inicia otro en el que hemos contado con más medios para la grabación, mezcla, masterización…
¿Cuándo saldrá la edición física del disco? Hay muchos grupos que desisten porque tienen que desembolsar unos 1.500 euros para una tirada de apenas 200-300 copias y no les sale rentable…
-Se editará en vinilo, está mandado a fábrica pero aún no tenemos fecha, esperamos que a principios de este año. Es la primera vez que editamos en físico, y es verdad que la inversión mínima para una tirada de vinilos es muy alta y difícil de justificar a menos que el grupo tenga ya cierto recorrido. ¡Ya veremos qué tal nos va! Desde luego, con esto hemos terminado de gastarnos todo el dinero que nos quedó tras la grabación, así que no sabemos cuándo podremos volver a hacer algo así (risas).
Otra de las barreras económicas se produce en los conciertos, porque muchas veces las bandas deben correr con los costes del alquiler de la sala, el técnico de sonido… ¿Los grupos noveles lo tienen difícil para salir adelante?
-Hasta la fecha hemos podido evitar tener que alquilar un espacio para poder tocar. Solemos intentar movernos más por eventos autogestionados tipo gaztetxes o txosnas de pueblos, alguna vez cubriendo justamente los gastos del desplazamiento, pero nunca perdiendo dinero (y sarna con gusto no pica). Es verdad que estas opciones son las que son, y en el caso de tener que alquilar una sala para poder dar un concierto el riesgo de perder dinero es altísimo para un grupo que esté empezando. Debería haber más alternativas.
“ Debería haber más alternativas para tocar en directo ”
Melenas, el pegamento de los recién llegados
Además de sus evidentes afinidades musicales y un espíritu compartido, Tatxers, Hiuzz y Borla coinciden en subrayar la importante labor que realizan las integrantes del grupo Melenas en apoyar y promover el panorama musical independiente de Pamplona. La banda indie, con tres álbumes en el mercado y un importante recorrido internacional desde su debut en 2016, son un ejemplo de coherencia artística y se han convertido en un espejo en el que mirarse para los grupos emergentes. Su último trabajo, Ahora, publicado en 2023, ha llegado a ser recomendado por Wilco, emblema del rock alternativo de las última dos décadas. ¿Se puede afirmar que Melenas ejerce como de referente y pegamento entre las bandas más jóvenes? “La verdad es que sí”, se sinceran los miembros de Hiuzz.
“Nos conocíamos personalmente antes de formar el grupo y desde el principio hemos sentido su apoyo a la hora de empezar a rodar. Son un referente para muchos taldes de Iruñea en muchos aspectos, y siempre está guay poder apoyarnos mutuamente en lo que se pueda”. De hecho, al no encontrar un local de ensayo en la capital navarra, Melenas les recomendaron que fueran a las salas de una nave industrial ubicada en el polígono de Cordovilla. “¿Cómo ensayaríamos si no fuese por la batería de Lauri [Torre, de Melenas]?”, bromean.