Los navarros saturan la venta de leña ante la subida del gas

Las empresas de distribución de leña de Navarra no han dado a basto este verano. Algunas, incluso, han tenido más que pedidos que nunca en meses donde la carga de trabajo era casi nula. ¿La causa? Una compra masiva y adelantada por parte de los clientes que, debido al incremento en la factura del gas y la previsión de un invierno “complicado” por la decisión de Rusia de cortar el gas natural a Europa como respuesta a las sanciones de la UE por la guerra en Ucrania, han saturado la demanda.

“Ha habido precipitación. Yo creo que ha sido una cosa psicológica al oír las noticias”, argumenta Florentino Beunza, de leñas Beunza, que en sus instalaciones de Urroz-Villa no nota un excesivo aumento de la demanda. “Son los clientes de antes y otros nuevos porque dos empresas han dejado de vender y la gente busca alternativas”, explica.

Como él Vicky Uribe, de Ecofuego, lleva repartiendo pedidos desde junio, adelantando considerablemente una tarea que de normal empieza a partir de mediados de agosto. “Ha sido un infierno. No ha aumentado la venta, pero se ha concentrado en un mes. Se está comprando más que nunca”, confirma. De hecho, a pesar de que septiembre apenas acaba de comenzar, ya reparte citas para el mes de noviembre. “Tengo 400 pedidos en espera, estamos desbordados”, suspira Uribe, que hasta este año como mucho había dado citas para los siguientes 15 días.

Con la subida de los combustibles -y el resto de precios-, han sido muchos los navarros que han vuelto a encender sus estufas de leña, intentando minimizar al máximo -o incluso sustituir- sus calderas. “Todo el mundo ha adelantado su compra. En julio estaba comprando leña gente que de normal lo hace en noviembre. Algunos incluso han instalado chimeneas. Es una compra histérica, sobre todo del que no sabe de leña pero no quiere encender el gas”, desarrolla.

La situación de congestión es tal que en esta empresa ubicada en Muruarte de Reta, ya han encendido su horno de secado. De normal, el material se expone al natural durante tres o cuatro meses, un proceso clave de cara a mejorar su combustión y su capacidad energética, además de para reducir la generación de residuos en la chimenea que podrían convertirse en peligrosos. Sin embargo, ante tal avalancha de pedidos, los responsables se han visto obligados a echar mano del asador mucho antes de lo previsto, que suele ser a finales de año.

Otra de las medidas que han tenido que tomar en la empresa es prohibir que los clientes compren en sus instalaciones personalmente. “Este año hemos decidido que no venga gente a la nave, porque hay algunos que están en lista de espera que llegan y lo se llevan antes. Este año hay que tener paciencia”, emplaza Uribe.

UN AHORRO IMPORTANTE

El uso de la leña como fuente de energía ha sido tradicional hasta la llegada del gas natural y el gasoil, pero la situación actual hace que muchos navarros hayan vuelto a ella como medida de ahorro. “Con una buena gestión, ahorras un 50% de la factura”, expone Uribe. Esta cifra es corroborada, e incluso aumentada por el responsable de varias casas rurales. “Tenía 13 calderas de gas, he cambiado la instalación y he pasado de pagar 3.000 euros al mes a 200”, testifica.

A pesar de la inflación, el precio de la leña no ha crecido demasiado, ni para las empresas -unos dos euros por tonelada- ni para los clientes. Por ello, y ante la precaución por una posible subida, algunos están almacenando más de lo que necesitan. “Un matrimonio que pedía un camión ahora pide tres. El que tiene sitio hace acopio”, cuentan desde una pequeña empresa en Espinal.

También en el valle de Erro, Asier Izal, que lleva atendiendo pedidos desde abril y que al igual que sus compañeros también reparte citas para noviembre, sí que aprecia una subida de demanda: “Ya tenemos toda la leña seca vendida. Ahora estamos preparando ahora la segunda vuelta, comprando más camiones”, afirma.

Además, también aporta otra vertiente a la apuesta por la leña. “Ahora hay montón de dispositivos para usarla. Además hay que potenciarla porque te da independencia. El gas es cómodo, pero más caro y dependes de otros países”, muestra.