Los principales países europeos productores de acero reclamaron hoy en París "un plan de acción de urgencia para la siderurgia europea", ante el riesgo de perder unos 150.000 empleos directos de aquí a 2030, sabiendo que el sector da trabajo de forma directa a 310.000 personas con 2,2 millones de empleos indirectos.
En una declaración presentada al término de una conferencia en París, Bélgica, Italia, el Estado español, Francia, Luxemburgo, Rumanía y Eslovaquia reclaman reforzar los instrumentos de defensa comercial, en particular las inspecciones para que se cumpla de forma efectiva el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono, que pretende que las importaciones cumplan exigencias equivalentes en materia descarbonización a las de los productores europeos.
Otro punto de la declaración es que la Comisión Europea trabaje en una solución que venga a sustituir la cláusula de salvaguarda que existe actualmente, que expira en 2026, y que prevé aplicar aranceles a partir de un determinado volumen de importaciones de acero basado en el consumo de 2018 que se tomó como referencia.
El consumo de acero en la UE se ha reducido un 25 % desde entonces, de forma que el volumen de importaciones fijado para ese año supone ahora un porcentaje mucho más importante, lo que perjudica a la industria europea.
En el Estado español, la siderurgia representa el 4,6 % del producto interior bruto (PIB) industrial y cerca de 60.000 empleos directos e inducidos, con una facturación de 14.000 millones de euros anuales.
Los principales países europeos productores de acero quieren que la Unión Europea refuerce los dispositivos de ayuda a la descarbonización y mayores medidas de protección frente a las importaciones chinas subvencionadas y, sobre todo, que la respuesta sea rápida.
El ministro español de Industria, Jordi Hereu, que participó en el encuentro, insistió en que el objetivo de la reunión era "incentivar que se tomen decisiones con mayor rapidez". "Es el momento de la respuesta europea, de la respuesta en positivo" y basada en "el respeto de las reglas", subrayó en una rueda de prensa conjunta Hereu, que pidió a la UE que se añadan nuevos dispositivos financieros para la descarbonización del sector siderúrgico que vayan más allá de 2026.
El ministro francés, Marc Ferracci, advirtió de que "el acero europeo está en una situación muy difícil" e hizo hincapié en que este es un sector "fundamental para la autonomía estratégica" europea porque irriga a todos los demás sectores industriales.
"Sin acero no hay industria", señaló el ministro italiano, Adolfo Urso, que en su caso puso el acento en que la siderurgia necesita precios de la energía competitivos porque "sin energía no hay acero".
Hereu coincidió en el reto que plantean los precios de la energía que soportan esas industrias siderúrgicas y afirmó que hay que profundizar en la integración del mercado único europeo.
Respecto a esa cuestión, preguntado sobre el problema de la insuficiencia de interconexiones eléctricas entre Francia y el Estado español, que es el principal cuello de botella en el mercado eléctrico ibérico por los obstáculos de París a la concreción de nuevos proyectos, Ferracci dijo que no se había abordado.
En cuanto a la amenaza de Donald Trump de imponer aranceles del 25 % para las importaciones de acero en Estados Unidos, el titular francés de Industria hizo hincapié en que hace falta "una posición común" de los europeos que, en caso de que se concrete, deberán dar "una respuesta firme" y "proporcionada".
El ministro español consideró que hay que centrarse en "fortalecer el proyecto europeo porque es la mejor respuesta", y que si Washington aplica finalmente los aranceles al acero europeo "habrá que responder de manera firme e inteligente". En cualquier caso, repitió que "es el momento de fortalecer las bases industriales de Europa" y el riesgo de un aumento de la tensión comercial constituye "un acicate para profundizar más en el proyecto europeo".
La Cámara de Comercio española ha estimado que unos aranceles del 25 % aplicados a las importaciones de acero y de aluminio por parte de Estados Unidos podría acarrear una reducción del 10,4 % del valor total de las exportaciones españolas de esas partidas a ese país.
Además, existe un riesgo real de que una parte del exceso de producción china que ahora va a dirigido al mercado estadounidense sea desviado a la UE por las barreras arancelarias de Trump, lo que tiraría a la baja los precios en el Viejo Continente y deterioraría todavía más la situación de competencia de su industria.