Bilbao Basket certificó anoche otra derrota lejos de Miribilla. La octava consecutiva. Tres meses regresando a casa de vacío. En Estambul, ante Darussafaka, más de lo mismo. Los plomos se volvieron a fundir con el devenir de los minutos, y otra vez derrotado. Además, los diez puntos de desventaja (95-85) convierten una posible clasificación en un auténtico milagro.
Todo pasa por una carambola a cuatro bandas: que Txus Vidorreta gane con su Tenerife los dos partidos, comenzando por el de esta tarde en Murcia, y que los hombres de negro también ganen al equipo de Sito Alonso, y por 22 o más puntos de diferencia, habida cuenta de que únicamente un triple empate podría clasificarles.
Y todo después de otro irregular encuentro, el jugado ayer en el Volkswagen Arena de la metrópoli turca. Fue un choque igualado, en el que los visitantes cobraron una ventaja al descanso (44-52) dilapidada en los primeros minutos de la reanudación. A partir de ahí, querer, no poder, e intentar perder por la mínima para que el basket average no se escapara demasiado, pero se escapó, hasta la máxima desventaja.
Apabullados bajo los aros
Olaseni campó a sus anchas, yéndose hasta los 26 puntos, en una escuadra otomana que sacó del partido a los bilbaínos en la faceta reboteadora, 44-23. Por los de ayer de blanco se salvan de la quema la zurda de Georgios Tsalmpouris, 18 puntos, y el trabajo del malagueño Francis Alonso, que se fue hasta los 11.
Jaume Ponsarnau se lamentaba de haber perdido "el partido más importante de la temporada porque claramente hemos perdido la batalla del rebote. Nos han dominado en la pintura con segundas opciones. A pesar de todo hemos tenido opciones de ganar el partido pero las pérdidas han decidido una derrota muy importante. Nos ha faltado fuerza y energía ante un rival que juega muy duro y le han dejado jugar muy duro", expresa el entrenador catalán a la espera del milagro.