Gipuzkoa

“Los políticos deberían tener capacidades narrativas pero muchos usan el lenguaje para confundir y ocultar”

Quico Cadaval acaba de visitar Elgoibar para hacer gala de todas sus virtudes como narrador dentro del Festival Internacional de Transmisión Oral Ahoz Aho que organiza Intujai Teatro
Quico Cadaval, junta a los dos gigantes que reciben a todos los que acceden a Aita Agirre Kulturgunea, escenario de la charla que ofreció en Elgoibar
Quico Cadaval, junta a los dos gigantes que reciben a todos los que acceden a Aita Agirre Kulturgunea, escenario de la charla que ofreció en Elgoibar / Aitor Zabala

Quico Cadaval ha cursado estos días una visita a la biblioteca municipal Gotzon Garate de Elgoibar en la que ha hecho gala de las dotes que le han convertido en un narrador de referencia. La visita se enmarca en Ahoz-Aho, el festival internacional de la transmisión oral que Intujai Teatro organiza cada año y reúne a cuentacuentos de distintos rincones del mundo. Actor, director teatral y cuentacuentos, Cadaval llega desde Galicia, tierra abonada a la magia, la superstición y las tradiciones que ha dado lugar a relatos y cuentos que han pasado de boca en boca y de generación en generación. Cadaval ha recogido muchos de ellos, los ha pasado por el tamiz de su formación literaria y los expande en forma de nuevos relatos en las actuaciones que protagoniza, dando continuidad a la tradición oral de los cuentos que marcó su infancia.

¿Cuál es su fuente de inspiración a la hora de preparar sus relatos? 

Empecé contando cosas de la tradición familiar, pero no quiero hacerme pasar por un contador de tradición porque sería un abuso. Yo fui a la universidad y combino la formación literaria con lo que me contaron en casa mi abuela y Presenta, una señora que era enana y ayudó a mi crianza. Conocía a todos los santos y, a veces, me provocaba enfermedades para llevarme ante ellos para que me curaran. Me proporcionaron un material inmenso.

La promesa y el buey

Igual es el momento de escuchar algunas de esas historias.

Presenta fue la que me contó una historia de un hombre que enfermó con fiebre tercianas. Creyó que iba a morir; tenía mucha fiebre y deliraba. En uno de esos delirios le ofreció a San Vieito (San Benito) llevar el buey al convento benedictino, venderlo y entregarle el resultado de la venta como donación. El caso es que sanó y su mujer le recordó la promesa que había hecho. El hombre dijo que aquello no podía ser, que se morírían de hambre si regalaban el buey a los monjes. Pero la promesa estaba hecha y tenía que cumplirla. Así que tiró de ingenio y resolvió la situación haciendo un lote de venta conjunto con un gallo. Le puso un precio de 1.000 duros al gallo y otro de cinco duros al buey. Pese a todo, el precio era bueno y cuando hizo la venta se acercó al convento y cumplió con su promesa, entregando a los monjes los cinco duros que había sacado por la venta del buey, quedándose con los mil duros del gallo.

¿Recuerda el primer cuento que le contaron?

El primero que creo recordar me lo contó mi abuela. Me dijo que fue a una romería con una tía suya que estaba muerta. La mujer había hecho una promesa a un santo y utilizó el cuerpo de mi abuela como vehículo para ir a la romería. Esa mezcla de lo cotidiano y lo sobrenatural me impactó.

Autores de referencia

¿Y cuál es el cuento que le hubiera gustado escribir? 

Me gustaría que fuesen míos cuentos de Torga, Álvaro Cunqueiro, Flannery O’Connor o Cortázar. Soy fan y, a la vez, muy envidioso, pero la oralidad te permite contar los cuentos de otros, hacerlos propios, mientras los cuentas.

¿Qué función social tienen los cuentos y la transmisión oral más allá de entretener? 

Gonzalo Torrente Ballester y Álvaro Cunqueiro llamaban sucedidos a los cuentos. Esos sucedidos ayudan a crear la mitología de los lugares y permiten, también, contradecir la versión oficial con la memoria oral. Ha habido muchos años en los que se nos ha negado información. He releído textos de libros publicados en tiempos de Franco e historias de religión de ese periodo que me han puesto los pelos de punta, porque las había olvidado. Se crearon huecos, vacíos, pero, quedó la memoria oral para recordar.

Monologuistas y cuentacuentos

La gente sigue necesitando que le cuenten historias, como acredita el auge de los monologuistas ¿Son los cuentacuentos modernos?

Tenemos en común que somos artistas individuales, cuya razón de ser solo tiene sentido en el directo frente al público. Ellos y nosotros dependemos de la imaginación, la memoria, la elocuencia y esa cosa que llamamos gracia al contar las cosas, que no se sabe muy bien qué es. Todo eso es común, pero el monologuista está obligado a hacer reír cada 55 segundos. Tienen una tensión que nosotros no tenemos. Los narradores apelamos a la imaginación de la gente. Les damos algo que contiene humor, pero también muchas más cosas. Pero no les quito ningún valor, ya me gustaría cobrar 1.500 euros por bolo como cobran ellos (risas). Lo que hacen tiene muchísimo mérito.

Los políticos también viven de la palabra ¿Se les podría incluir también en la categoría de cuentacuentos?

Deberían tener cualidades narrativas, pero la mayoría usa el lenguaje para confundir y ocultar. Es un oficio contrario al nuestro. Sin embargo, hay políticos con gran capacidad narrativa, como Gabriel Rufián, que ha entrenado mucho su oratoria desde que lo vi por primera vez. En el PP también hubo figuras con dotes narrativas, como Hernando, aunque usaban esas habilidades para otros fines. Rubalcaba también era un político con capacidad narrativa. Decían que era porque había ido a un colegio bueno, pero la verdad es que fue al mismo colegio que Aznar y este es justamente lo contrario: un tipo al que no puedes preguntarle nada porque te va a mentir y, además, sin gracia.

La Inteligencia Artificial no podrá suplir la relación humana, en vivo y en directo, entre el cuentacuentos y el público

La lengua como herramienta

La lengua, los idiomas en los que se sustenta la transmisión oral, son herramientas para la comunicación. Sin embargo, en muchas ocasiones son fuente de conflicto 

Con la lengua y las herramientas, todo depende del uso que les das. Un compañero de la radio utilizó una imagen muy clarificadora al hablar de la Inteligencia Artificial. Decía que la IA es como un cuchillo, te puede servir para cortar el queso o para matar a alguien. La lengua es una herramienta que debería ser utilizada para entenderse, pero se puede usar también para el mal.

La IA y el narrador

Volviendo a la IA, ¿qué incidencia cree que tendrá en todo los relacionado con la transmisión oral y la figura del cuentacuentos?

La IA simplifica la gestión de grandes volúmenes de información, pero en la narración oral es imposible que nos sustituya. Nuestro trabajo se basa en la relación humana, en vivo y en directo frente a la gente. Por otro lado, a la IA puedo pedirle que me ofrezca versiones de cuentos tibetanos y japoneses sobre la historia del niño que es desobediente con la madre y se pierde en el bosque, y lo hará. Me excretará o, de forma más clara, me cagará toda la información que encuentre sobre ese tema, pero yo la ordenaré, la montaré y decidiré si manipularla o no, si hacerla aceptable para la moral vigente o no,...Hay muchas decisiones que seguimos tomando nosotros.

2025-03-16T14:46:22+01:00
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