Cuando parecía que el Bilbao Basket tenía ya una hoja de ruta clara para conocer su porvenir deportivo, un todo o nada concentrado entre hoy y el domingo con dos compromisos propios y uno indirecto al que mirar de reojo, todo se lio un poco más ayer miércoles. La cuentas siguen siendo las mismas tras la magnífica y meritoria victoria del martes contra el Hereda San Pablo Burgos – el conjunto vizcaino tiene pendientes su visita de esta noche al Real Madrid y recibir el domingo al Joventut y necesita a día de hoy ganar uno de esos dos compromisos, los dos si mañana viernes el Movistar Estudiantes, el otro conjunto implicado en la lucha por evitar el descenso, supera al propio conjunto burgalés–, pero la incógnita se posa ahora en ese duelo del que el conjunto vizcaino debe estar pendiente.
Durante la jornada de ayer miércoles trascendió que el club colegial registra en su primera plantilla dos positivos por covid-19, por lo que la celebración de ese encuentro en la fecha y la hora programadas es una incógnita. Si la situación sanitaria de la escuadra madrileña no varía, habrá partido, con los anfitriones muy mermados por los positivos y las lesiones y los de Joan Peñarroya a falta de un triunfo para poner lazo a la sexta plaza; si se produce un positivo más, se entraría ya en el escenario que el reglamento de competición considera un brote, lo que llevaría al aplazamiento del encuentro y a un periodo de diez días de aislamiento en sus respectivos domicilios para todos los integrantes del primer equipo. En ese supuesto, el Bilbao Basket podría terminar su recorrido competitivo este domingo sin saber si ha alcanzado el objetivo de la permanencia.
Y es que el aplazamiento del Estudiantes-Burgos obligaría a encontrar una nueva fecha para disputarlo porque solo así, con todos los duelos jugados, se puede dar carpetazo a la temporada regular. Atendiendo a los días necesarios de aislamiento, diez, y readaptación, cuatro, desde la fecha en la que se registra el brote, el encuentro se podría jugar como muy pronto el 2 de junio, un marrón teniendo en cuenta que está previsto que el play-off arranque el 31 de mayo. Fuentes de la ACB confirmaban ayer a este periódico que, en caso de no poder disputarse mañana ese duelo, la clasificación de la temporada "no se cerraría el domingo" en base al porcentaje de victorias en función de los partidos disputados porque "el compromiso que aprobaron los clubes en la Asamblea de septiembre, y refrendaron en la reciente de mayo (en la que se reestructuró la parte final del calendario), fue que la liga regular se complete con todos sus partidos, sobre todo en el caso de que haya algo en juego, siempre que sea posible, evidentemente". La fecha límite sería la marcada como cierre de temporada: el 17 de junio.
Desde la ACB no quieren realizar conjeturas sobre posibles escenarios (¿nuevo retraso en el play-off o cambio de formato?) hasta que se vayan confirmando acontecimientos. Primero, si hay un brote que obligue al aplazamiento; segundo, si ese Estudiantes-Burgos acaba teniendo incidencia en la lucha por el descenso (para ello el Bilbao Basket debe ganar uno de los dos partidos restantes, pues con dos estaría salvado y con ninguno descendido), en la plaza que ocupen los de Peñarroya en las eliminatorias por el descenso, en ambas o en ninguna. Eso sí, de forma indirecta la no disputa mañana viernes de esa cita podría hacer que el Joventut llegue el domingo a Miribilla con opciones de asaltar esa sexta posición que ahora mismo ocupa el Burgos.
Los de Laso se juegan ser primeros
Mientras tanto, el Bilbao Basket vive centrado en lo que depende de sí mismo, que es seguir avanzando en su complicado esprint por la supervivencia deportiva con el impulso que le da haber sido capaz de sacar adelante sus dos últimas citas a vida o muerte. Hoy jueves (21.15 horas) afronta el examen más complicado posible, la visita a un Real Madrid que todavía necesita un triunfo más para atar matemáticamente su primera posición en esta temporada regular. Los de Mumbrú llegan justos físicamente al que será su tercer encuentro en seis días, mientras que los de Laso, más acostumbrados a esos trotes, viven en el escenario contrario: llevan once días sin acción. A los hombres de negro no les queda más que exprimir su reserva de energía para tratar de generar problemas a un equipo que no contará con Trey Thompkins, baja ya para toda la temporada, y que a buen seguro reservará para futuros compromisos a Walter Tavares, diferencial en la parcela defensiva. El conjunto vizcaino tendrá que dar continuidad al buen trabajo de retaguardia que mostró en bastantes compases del duelo ante el Burgos y esperar que jugadores como John Jenkins, Arnoldas Kulboka, Ludde Hakanson y Jaylon Brown mantengan su buen momento ofensivo. El reto del más difícil todavía puede valer una permanencia.