Los progenitores confiesan que el uso del móvil es un foco de distracción en la familia

Los móviles, las tablets y otros gadgets tecnológicos está afectando a las relaciones en los núcleos familiares con txikis de hasta 12 años. Y contrariamente a lo que se podría pensar son los progenitores los que reconocen que el uso por su parte se ha convertido en un foco de distracciones e interrupciones en las relaciones familiares.

Esta es una de las conclusiones del trabajo sociológico denominado Estudio sobre las necesidades de las familias de Bizkaia. Competencias de padres y madres en la crianza que esta mañana ha sido presentado por el proyecto BBK Family.

Un estudio que ha estado coordinado por Pepa Horno, psicóloga y consultora en infancia, afectividad y protección, así como con Mar Romera, maestra, pedagoga y psicopedagoga.

Con este trabajo de campo se quería dar respuestas a preguntas tan complejas cómo ¿qué competencias parentales tienen las familias de Bizkaia?, ¿qué debilidades y qué fortalezas son más frecuentes?, ¿qué tipo de apoyos para la crianza recurren actualmente las familias de Bizkaia y por qué? En su presentación en Aretoa Bizkaia también ha intervenido Enrique Arranz, catedrático de Psicología de la Familia de la UPV/EHU.

Sobre el tema de la tecnología, que tantos quebraderos de cabeza provoca, también por su uso indiscrimanado entre los niños y niñas, la encuesta revela que ocho de cada diez progenitores reconocen estar pendiente de este dispositivo cuando se está haciendo algo con su prole, lo que “incide en las relaciones de confianza y la generación de vínculos afectivos en el hogar”.

El informe reconoce que entre los aitas y amas existe una amplia conciencia y sensibilidad en relación con la crianza y las competencias que requiere, pero un trabajo tan especial no es tan fácil, según recogen las conclusiones del estudio. Los resultados dejan entrever que en gran medida esta sensibilización es más teórica que práctica.

Un ejemplo. Casi nueve de cada diez progenitores consultados reconocen que animan a su prole a hacer las cosas por sí mismo o misma.

Sin embargo, solo el 11,3% asegura ayudar a sus hijos/as a hacer los deberes o tareas escolares, limitando así su autonomía en tareas que debieran desarrollar en soledad.

En este sentido y con respecto a la autoestima, el 93,8% valora el esfuerzo del niño o la niña cuando desarrolla una tarea y no solo el resultado, el 87,5% le señala a su hijo o hija las cosas que hace bien y también en las que puede mejorar y el 87,1% le dice las cualidades que realmente ven en ellos y ellas.

Y a la hora de educar ¿Hay muchas diferencias entre aitas y amas? Dura pregunta que también obtiene algunos resultados evidentes. Los hombres presentan un mayor margen de mejora en cuestiones tales como demostrar a sus hijos e hijas que les quieren de forma explícita o desconectar del móvil cuando están haciendo algo con ellos.

Asimismo, a la hora de hacer cumplir las consecuencias que habían anticipado ante una mala conducta, son menos rigurosos y les cuesta más reconocer sus errores delante de sus hijos e hijas.

Márgenes de mejora

En el caso de las mujeres, se advierten mayores márgenes de mejora en el autocuidado, puesto que apenas cuentan con espacios para sí mismas distintos a la crianza para hacer lo que les gusta. Además, a la hora de discutir con sus hijos e hijas, suelen perder la calma más rápidamente y acaban gritando.

Sin embargo, la psicóloga Pepa Horno ha defendido que el autocuidado no es negociable en la crianza y se debe tener cuidado con conceptos como “renunciar” y “sacrificarnos” por los hijos.

Por otro lado, las competencias relativas a conflicto o estrés parental y regulación de emociones son, de todas las analizadas, las que salen peor paradas en el estudio, lo que suele ser consecuencia de las dificultades de conciliación y de vivencia, así como de regulación de emociones.

Las familias son núcleos que se relacionan entre ellas y aprenden fórmulas para problemas concretos pero ¿también se apoyan en profesionales o redes de apoyos familiares? Pues no mucho, la verdad. Una de cada tres personas consultadas afirma carecer de estas redes. Esta puede ser la razón por la que casi tres de cada cuatro encuestados hacen uso habitual de recursos de apoyo socioeducativo durante el periodo escolar, como, por ejemplo, el servicio de guardería o madrugadores, comedor... Además el 66% utiliza este tipo de recursos en los periodos vacacionales. Asimismo, casi el 20% de las personas recurren a una persona contratada, al menos ocasionalmente, para ayudarles en la crianza de sus hijos e hijas.

En cuanto a formarse como madres y padres, casi el 10% de las personas consultadas hace uso frecuente de recursos para completar sus competencias en torno a la crianza, y hasta el 35,5% hacen uso de este tipo de recursos de manera ocasional.

En este aspecto son las mujeres quienes recurren con mucha más frecuencia a este tipo de recursos que los hombres. También las personas acogidas a medidas de conciliación se muestran significativamente más sensibles a buscar recursos que completen sus competencias en este ámbito.