Les proponemos un ejercicio curioso para esos ratos muertos en los que, sin grandes pretensiones, podemos terminar ante un buen divertimento. Un ejercicio que arranca una sonrisa y, de paso, ayuda a aprender geografía es el de repasar aquellas localidades con nombres feos, raros...peculiares.
Haberlas, haylas. Y unas cuantas además. Una de las primeras que nos viene a la mente, a buen seguro, es Guarromán, en la provincia de Jaén. En Onda Vasca con Txema Gutiérrez hemos hablado con su alcalde, Alberto Rubio y con José María Suárez, cronista local que creó la Asociación de Pueblos con Nombres Feos, Raros y Peculiares.
¿De dónde viene 'Guarromán'?
Guarromán nació por expreso deseo del intendente Pablo de Olavide junto a la antigua Venta de Guadarromán, ubicada junto al camino real que unía Madrid con Sevilla y el puerto de Cádiz. Para la nueva población, Olavide pensó el nombre de Múzquiz o Muzquia, en honor de Miguel Múzquiz, ministro de Hacienda del gobierno de Carlos III, conde de Gausa y uno de los impulsores de la empresa colonizadora.
Lo cierto es que ese nombre sólo se utilizó en los documentos oficiales durante unos meses. Los habitantes siguieron llamando a la nueva población con el nombre de la antigua venta, Guadarromán. Dada la tendencia de los andaluces a hacer desaparecer la letra "d" si va entre dos vocales, Guadarromán pasó a ser Guarromán, y como tal se le sigue conociendo en la actualidad.
Nombres peculiares para todos los gustos
Guarromán es sólo uno de tantos ejemplos, a cuál más curioso, por toda la geografía española. En Galicia, por ejemplo, encontramos los pueblos con los nombres más cariñosos: En La Coruña están las localidades de Carantoña, Cariño y Ames. Claro que también en Galicia, en Lugo concretamente, encontramos un pueblo con un nombre que nos hace enarcar la ceja: Villapene. El miembro viril es protagonista, de una manera o de otra, por toda la geografía: La Poya (Asturias), Churra (Murcia) y la curiosa concentración que se da en Catalunya: Berga (Barcelona), Espolla y Rabós (Girona), además de La Ampolla, en Tarragona. Otras partes del cuerpo presentes en la geografía son Brazos (La Coruña), Muelas de los Caballeros (Zamora), Codos y La Muela (Zaragoza), Ojos Negros (Teruel) y Uña (Cuenca).
A la hora de decidir el nombre de una localidad, es habitual tirar de historia. Y ésta, a veces, ha estado protagonizada por una gran belicosidad. Si no, que se lo digan a los habitantes de Matanza (León), Peleas de Arriba y su vecina Peleas de Abajo (ambas en Zamora). También en Zamora se encuentran Peleagonzalo y Moratones, Corte de Peleas en Badajoz y en Segovia hay otras dos vecinas curiosas: Matamala y Matabuena.
Capítulo aparte merecen las localidades cuyos nombres están relacionados con ciertas sustancias, tales como Coca (Segovia), Porriño (Ourense), Porrera (Tarragona) y Porreras (Islas Baleares). La gastronomía también está presente, gracias a Melón (Ourense), Ajo (Cantabria), Pollos (Vadadolid), Los Rábanos (Soria), Pepino y Cebolla (Toledo) y Guisando (Ávila), entre otras.
Los animales también tienen su peso en la toponimia. En Galicia encontramos Ladrido, Cabeza de Vaca, Zoó y Cerdal. Lagartos es el curioso nombre de una localidad de Palencia, Truchas es un pueblo de León y en Zamora encontramos Moscas del Páramo, Lobeznos y Toro. Primo lejano de éste imaginamos que será Torete, en Guadalajara. En Murcia tienen Jabalí Nuevo, y en Cáceres, Cachorrilla.
Por último, también los estados de ánimo están representados. En Huesca, 50 kilómetros separan Guasa de Triste. Y si lo que queremos es expiar nuestros pecados, siempre podemos dirigirnos a Los Infiernos de Murcia, pasando por El Limbo y El Purgatorio. Si optamos por El Infierno de Santa Cruz de Tenerife no hay que inquietarse, ya que tenemos cerquita El Socorro. Nombres, como pueden comprobar...para todos los gustos.