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Vida y estilo

“Los romanos no tenían ningún interés en reprimir el euskera”

Alberto Santana lleva cuatro temporadas seduciendo a los espectadores vascos contado ‘una historia de vasconia’, un programa que emiten alternativamente las dos cadenas de Euskal telebista.
Alberto Santana, un apasionado narrador de historias de la historia de Euskal Herria.
Alberto Santana, un apasionado narrador de historias de la historia de Euskal Herria.

Es apasionado cuando habla de Euskal Herria en general y de su historia en particular. Su programa se ha convertido en uno de los más populares de ETB, tiene muchísimos seguidores entregados a sus historias y también algunos detractores. Le gusta poner el punto sobre las íes a las muchas leyendas que hay sobre la historia y realidad del pueblo vasco, pero lo que más le entusiasma es dar un visión lo más realista posible de lo que ha sido el devenir del tiempo en estos territorios. Le gusta la vida académica, pero disfruta también, y mucho, con su profesión más mediática, la televisiva. A sus espaldas acumula una gran experiencia, porque ya fue parte fundamental en un programa mítico: La mirada mágica.

PERSONAL

Edad: 62 años.

Lugar de nacimiento: Bilbao.

Formación: Es licenciado en Historia y está especializado en Historia del Arte y la Arquitectura Medieval.

Trayectoria: Es profesor universitario, y director y presentador de documentales relacionados con la historia de Euskal Herria. Uno de sus trabajos más notables en televisión fue La mirada mágica. Actualmente su trabajo está presente en Euskal Telebista, que emite la cuarta temporada de Una historia de Vasconia, espacio que ha concentrado a un número importante de espectadores vascos.

¿Cuántas historias de Vasconia hay dentro de una misma historia?

Infinitas, tantas como personas las cuenten o las hayan vivido. Lo que yo narro en Una historia de Vasconia es solo una, la que proponemos nosotros, pero hay muchas más historias que persona vivas.

Y decidirse por una de ellas no será fácil...

No es cuestión de decidirse por una o por otra; yo prefiero moverme por épocas históricas. Nos movemos en lugares en los que no existe memoria.

¿No hay memoria histórica?

La memoria es algo muy personal. La mayoría de las personas no tiene memoria de lo que pasó hace cien años, y ese es el territorio en el que nos movemos, cien años o bastantes más.

Cada vez se habla más de las intrahistorias de la historia. ¿Se adentra en ese territorio?

No, creo que no. Lo que intentamos es hacer un historia contemporánea desde los centros de investigación y desde las fuentes de conocimientos. Con lo de intrahistoria se entiende no la historia interior, sino las historias de gente común. En ese sentido, sí, nos metemos en las historias de las mentalidades, en las historias colectivas que no han tenido voz, que no han tenido a nadie que escriba su historia. Esa es una de las facetas de la intrahistoria y ahí sí que nos metemos a fondo.

¿Y qué tipos de intrahistoria cuentan ustedes en el programa?

Tratamos por ejemplo la historia de las mujeres en Vasconia. En esta temporada hay un capítulo que habla de los vascos y el sexo. Y hablamos de la homosexualidad de los vascos en la historia, no en la actualidad. Para mí es muy importante contar las historias de colectivos, que representan a más personas de lo que representan las historias de guerra, de batallas políticas o de grandes descubrimientos.

¿Qué le lleva más tiempo, hacer el programa o documentarlo?

Documentarlo infinitamente más. La grabación de la serie se hace en tres meses, cien días escasamente, pero los dos años anteriores son de investigación, de muchas lecturas, muchos trabajos de archivo y escritura. Un capítulo se graba en diez días, quince como máximo, y sin embargo, ese capítulo me lleva la lectura de veinticinco a treinta artículos de reciente publicación y varios libros también de publicación reciente. Todo eso, más trabajo en archivo, así que como puedes ver es mucho más laboriosa la documentación, por lo menos en tiempo.

¿Hay trabajo en equipo?

En la grabación está claro que sí, pero la documentación e investigación son cosas que hago yo solo. Detrás de Historias de Vasconia hay muchas horas nocturnas, muchas horas robadas al sueño y a la familia.

¿Qué diferencias hay entre esta temporada y las anteriores?

La temática de los capítulos elegidos. Nuestra pretensión es contar la historia, hacer una enciclopedia audiovisual de la historia y de la cultura vasca en unos 45 capítulos que se van alternando: hay capítulos que son cronológicos sobre un periodo concreto; otros giran en torno a personajes; y también los hay transversales, en los que por su temática puede haber miles de años de diferencia entre una historia y otra. Son temas profundos que atraviesan diferentes siglos.

En estos momentos hay cierta polémica con la presencia de los romanos en Euskal Herria. ¿Qué opina?

Sí, pero es una polémica muy vieja; de hecho, se inició en el siglo XVI. El licenciado Pozas es una de las personas que empieza esta polémica. Parte de un principio que es real: si aquí hablamos euskera, una lengua que no es latina, querrá decir algo. Y se llega a la conclusión que los romanos nunca nos han conquistado, que nunca estuvimos en contacto con ellos. Esa es la versión fácil y con esa versión nos hemos educado, yo mismo también. Hemos crecido con la idea de que éramos una isla de irreductibles galos. Incluso Arzallus lo solía comentar jocosamente en los mítines.

Como Astérix y Obélix, ¿no?

Todo se deriva de ese hecho real y cierto, pero mal interpretado. Hablamos una lengua no latina, mientras que otros pueblos, que también tenían sus lenguas, las perdieron en favor del latín. ¿Por qué se llegó a la conclusión de Pozas? Pues porque nos habíamos resistido, porque nunca habíamos sido conquistados. Estas son las conclusiones facilotas y algunos creen que esta es la única verdad, pero hoy en día sabemos que todos los territorios de Euskal Herria estaban conquistados por Roma por lo menos 20 años antes del nacimiento de Cristo. Fuimos una provincia romana más hasta del 476, hasta que cayó el Imperio Romano.

Y los restos romanos están ahí, a la vista de mucha gente.

Cada vez que metemos la piqueta en cualquier zona medieval nos salen restos de cerámica romana. Es lo normal, porque ellos estuvieron aquí por lo menos 500 años.

¿Por qué se mantuvo el euskera?

Esa es la pregunta del millón, y también tenemos alguna respuesta como intento de justificación a esa diferencia frente al resto de las provincias romanas. Lo más probable es porque nos llevábamos bien con ellos, quizá porque no nos resistimos, nos plegamos, y ellos nos trataron bien. Los romanos no tenían ningún interés en convertirnos a sus dioses o que todos los vascos aprendieran latín. Fuera lo que fuera, resultó una gran fortuna para el euskera. No tenían ningún interés en llevar una política represiva contra nuestro idioma, el euskera. Lo que ocurre es que las élites de otros pueblos se apuntaron a hablar en latín, pero esto ya ha ocurrido otras veces.

¿Por ejemplo?

Los visigodos conquistaron Hispania y parte de Francia. ¿Quién habla visigodo en este tiempo? Nadie, quedan cuatro o cinco palabras. Se olvidó por completo. Los visigodos, que eran los dominadores, prefirieron hablar latín.

¿Cuántas temporadas va a tener su programa?

Esta es la cuarta y habrá una quinta, que será la última.

¿No daría para más?

Para poco más. Hacer más sería estirar demasiado la salchicha. Se podría hacer algún episodio más, pero vamos por periodos históricos y tocamos todos los grandes temas. Se podrían hacer 50 capítulos, puede que sí, pero en principio este es un proyecto bastante cerrado.

Aunque tiene mucho éxito.

Sí, pero no depende tanto de la demanda del público como de cómo hemos dividido la historia. Lo de estirarlo hasta el imposible no me interesa mucho. Y tenemos más propuestas que hacer de nuevos proyectos.

2022-09-17T16:01:03+02:00
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