Este año el mes fuerte de la recogida de la hoja para los Servicios de Limpieza del Ayuntamiento de Pamplona está siendo diciembre, ya que el parón vegetativo de los árboles, y por tanto la pérdida de hojas, se ha retrasado más de 20 días. Y es que es la bajada de la luz y el frío lo que hace que los árboles interpreten que es otoño-invierno y este año, todo ha ido más despacio.
En este periodo para mantener vías y aceras limpias el Consistorio programa un aumento de medios, tanto humanos, como materiales, incrementando el número de servicios dedicados a la limpieza de la ciudad. Se estima que durante la temporada de la hoja participan activamente en este servicio unos 110 operarios distribuidos en tres turnos, se efectúan una media de 20 servicios de barrido mecánico apoyados por operarios con potentes sopladoras y se modifican y adaptan actividades realizadas a lo largo del año, para que el resto de tareas habituales no relacionadas con la recogida de hoja no se vean perjudicadas. Además, cada día se evalúa el estado de la ciudad dividida en zonas (Iturrama, Ermitagaña, Ensanche, Labrit, Txantrea, etc.) y se realiza una estimación de los medios necesarios.
El análisis diario y la planificación abierta permiten amoldar el servicio a las incidencias meteorológicas. Por ejemplo, en caso de fuertes episodios de viento es más efectivo poner en marcha equipos de barrido mixto, o formar brigadas de dos o tres operarios con vehículo baúl para atender las zonas con alta densidad de aparcamiento. Por el contrario, en el caso de que se den repetidas precipitaciones se disponen equipos de limpieza de bocas de sumideros, o se realizan baldeos mixtos en los lugares en los que la hoja se queda apelmazada.
El servicio recoge diariamente una media de 420 m³. Se calcula que este otoño se recogerán unas 300 toneladas de hojas de los más de 140.000 árboles de la ciudad, aunque un 15% de ellos son de hoja perenne. El destino de lo recogido depende de su composición: cuando los residuos vienen de barrido manual y están poco mezclados con otros desechos, se llevan a las instalaciones del vivero de Miluce para ser transformados en compost; el resto se traslada a la planta que MCP dispone en Góngora.