El Partido Socialdemócrata de Finlandia (SDP) que lidera la primera ministra, Sanna Marin, se sumó este sábado al apoyo unánime que existe entre las fuerzas políticas del país nórdico al ingreso en la OTAN, durante una reunión extraordinaria celebrada en Helsinki. "Creo que la pertenencia a la OTAN es la mejor opción para mantener la seguridad de Finlandia y la estabilidad de esta región ante los cambios acaecidos en la situación de seguridad. Por eso debemos solicitar cuanto antes el ingreso en la OTAN", dijo Marin en un discurso previo a la votación.
Finalmente, el SDP respaldó la adhesión a la Alianza Atlántica por 53 votos a favor, 5 en contra y 2 en blanco, un desenlace que era previsible después de que tanto Marin como el presidente finlandés, Sauli Niinistö, expresasen el jueves su deseo de que Finlandia presente "sin demora" su solicitud de entrada. "No queríamos cambiar los cimientos de nuestro orden de seguridad. No queríamos una guerra en Europa. Estamos a favor de la paz, los acuerdos y la cooperación. Nos preocupamos por la seguridad de Finlandia y de quienes viven aquí. Con nuestra decisión conjunta de este sábado, la aseguraremos ahora y en el futuro", dijo Marin.
El SDP y la Alianza de Izquierdas, tradicionalmente los más críticos con la OTAN, eran hasta ahora las dos únicas fuerzas políticas con representación parlamentaria que no habían fijado todavía su posición oficial respecto a la Alianza. Con el sí de los socialdemócratas, todos los partidos presentes en el Eduskunta (Parlamento) se han mostrado ya favorables al ingreso, a excepción de la Alianza de Izquierdas, que aún no se ha pronunciado.
Algunos grupos son firmes partidarios de la entrada en la OTAN, como el conservador Kokoomus y el Partido Popular Sueco (SFP), mientras que otros, entre ellos el gubernamental Partido de Centro -habitualmente crítico con la Alianza Atlántica-, la apoyan solo si así lo deciden el presidente y el Gobierno.
Alianza de Izquierdas
La Alianza de Izquierdas, uno de los cinco socios de la coalición gubernamental, sigue siendo reacia a apoyar abiertamente el ingreso y ha retrasado su decisión hasta mediados de junio, aunque para entonces es muy probable que Finlandia ya haya formalizado su solicitud. La cúpula del partido, liderado por la joven ministra de Educación, Li Andersson, ha dado libertad de voto a sus diputados, pero ha prometido que todos sus ministros -incluida la propia Andersson- votarán a favor del ingreso.
Los cinco partidos de centro-izquierda que forman el Ejecutivo acordaron hace tres años plasmar la continuidad de la tradicional política de no alineamiento en el programa de gobierno, donde se especifica que Finlandia no pedirá su ingreso en la OTAN durante esta legislatura.
Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania y las constantes amenazas del Kremlin para evitar la expansión de la OTAN hacia el este provocaron un giro radical tanto en la opinión pública finlandesa como en el Ejecutivo y en la Jefatura del Estado. Ahora la entrada del país en la Alianza cuenta con el visto bueno del presidente Niinistö, la primera ministra Marin, los demás miembros del Gobierno y tres de cada cuatro finlandeses, según los sondeos más recientes.
Este cambio de actitud ha generado gran preocupación en Rusia, con la que Finlandia comparte 1.340 kilómetros de frontera, ya que su ingreso situaría a la OTAN a las puertas del gigante euroasiático. Además de duplicar la línea fronteriza entre Rusia y la OTAN, la entrada de Finlandia permitiría a la Alianza acercarse a apenas 200 kilómetros de la segunda ciudad del país, San Petersburgo.
Amenazas
El rápido avance de Finlandia hacia su probable ingreso en la OTAN ha tenido como consecuencia que el Gobierno del presidente ruso, Vladímir Putin, haya arreciado recientemente las amenazas contra el país nórdico para evitar que cometa lo que considera "un grave error". "La posible decisión de Finlandia de unirse a la OTAN podría provocar una reacción violenta de Rusia. Mi mensaje es que el ingreso de Finlandia en la OTAN no es un acto contra nadie, sino un acto por la seguridad de Finlandia y los finlandeses", recalcó Marin.
Hasta ahora, las amenazas del Kremlin habían sido un tanto difusas -aludían a medidas "técnico-militares"-, pero este sábado se concretaron con el corte del suministro eléctrico de Rusia a Finlandia. La compañía energética rusa Inter RAO, suministradora del 10 % de la electricidad que consume Finlandia, dejó de enviar energía alegando "problemas para recibir pagos por la electricidad vendida", a consecuencia de las sanciones europeas contra el sector bancario ruso.
No obstante, los analistas finlandeses no tienen dudas de que se trata de una medida de presión por parte del Kremlin, probablemente la primera de una larga serie si, como todo parece indicar, Finlandia solicita en los próximos días su entrada en la OTAN.