El Gobierno de los talibanes recordó este jueves a los medios de comunicación que la orden que pide a las mujeres cubrir el rostro se extiende a toda la población, por lo que remarcó que las presentadoras de televisión deben seguir la normativa, al ser además un espejo en el que se mira Afganistán.
"La orden del velo es común para todas, pero las trabajadoras de los medios no la han implementado, por lo tanto, les pedimos específicamente obedecer la orden", afirmó a Efe el director de medios y portavoz del todopoderoso Ministerio de la Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio, Mohammad Sadiq Akif.
El portavoz destacó la importancia de los medios de comunicación y sus trabajadoras, que representan la imagen de la sociedad y desempeñan un papel vital en la propagación de las virtudes, además de ejercer un fuerte impacto entre la población afgana.
"Esto era lo que querían los compatriotas, que la sociedad tenga una imagen y un modelo a seguir en los medios de comunicación y también que tenga un impacto importante en la sociedad, por lo tanto, sentimos la necesidad de compartir con los medios este problema, ya que definitivamente juegan un papel vital", precisó.
Los talibanes insistían así en la orden hecha pública el pasado 7 de mayo, por la que se decretaba el uso obligatorio del burka o vestimentas similares que cubran todo el rostro de la mujer, y que fue duramente criticada por la comunidad internacional.
Uno de los principales canales afganos, Tolo, confirmó en las redes sociales que el Gobierno fundamentalista, "en una nueva orden, exigió a todas las presentadoras que trabajan en los canales de televisión que cubran sus rostros mientras conducen los programas".
El Grupo MOBY, al que pertenece Tolo, recibió la orden de miembros del Ministerio de la Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio, quienes subrayaron a la empresa de comunicación que se trata del "veredicto final y no está abierto a discusión". Otros medios de comunicación afganos también anunciaron haber recibido la notificación.
Desde la llegada al poder de los talibanes a mediados de agosto, las mujeres han visto cómo sus derechos se iban reduciendo, como el cierre de las escuelas para las adolescentes, la prohibición de que muchas mujeres acudan a sus puestos de trabajo o la obligatoriedad de que al viajar vayan acompañadas por un varón de la familia.
Esto choca con las promesas iniciales de los fundamentalistas, que prometieron respetar los derechos de las afganas, pero la realidad que viven las mujeres en ese país se asemeja cada vez más a la época del primer régimen talibán entre 1996 y 2001, cuando fueron recluidas en sus hogares, sin posibilidad de estudiar o trabajar.
Detrás de muchas de estas regulaciones contra las mujeres se encuentra el Ministerio de la Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio, una institución muy activa durante el primer régimen talibán y que se extinguió con la invasión estadounidense, quedando en un mal recuerdo para los afganos durante los siguientes 20 años.
Con la vuelta al poder de los talibanes el pasado 15 de agosto, la institución regresó, instalándose, precisamente, en el ahora extinto Ministerio de la Mujer.