El Surne Bilbao Basket tiene un problema cada vez que viaja a la línea de tiros libres. Y lo que es peor, presenta una dinámica cada vez más negativa en lo que a acierto se refiere en una faceta importantísima en el baloncesto de hoy en día, un hándicap del que el resto de los equipos han tomado claramente nota y tratan de utilizar a su favor. No es solo que el conjunto vizcaino figure a día de hoy a la cola de los equipos de la Liga Endesa en lo referente al acierto desde la franja de personales, sino que su porcentaje, un pírrico 66,6%, es el segundo peor registrado por un conjunto de la ACB en las últimas 17 temporadas, empeorado solo por el 65,7% del Burgos en el curso 2019/20. En el presente ejercicio, la segunda peor escuadra de esta clasificación, el Morabanc Andorra, supera el 70%, con el Lenovo Tenerife encabezando la tabla con un notable 80,5%.
Lo peor es que los problemas cada vez que toca viajar a la línea de tiros libres pesan ya visiblemente en varios 'hombres de negro' y cometer faltas por doquier se está convirtiendo en un recurso a explotar por los entrenadores rivales, sobre todo en finales apretados de partido, como está quedando claro en los tiempos muertos de los últimos compromisos, lo que facilita mucho la tarea de defender al conjunto que dirige Álex Mumbrú. Este modus operandi se utiliza sobre todo contra los interiores bilbainos con importante respaldo estadístico. Con un Ángel Delgado que tiene su principal tara en estos lanzamientos y no pasa de un horrible porcentaje del 35,1%, Jeff Withey quedándose en el 57,7% y Damien Inglis con un escaso 64,7%, solo Gytis Masiulis se escapa de esos bajos niveles de acierto.
Así las cosas, no parece casualidad que el dominicano, el estadounidense y el francés sean tres de los cuatro hombres de negro que acuden con mayor asiduidad a la línea de castigo. Los técnicos de los equipos rivales saben que es una buena opción para evitar su peligro en acciones en juego y pueden centrar sus esquemas defensivos más elaborados en frenar a otros jugadores a los que enviar a la zona de tiros libres es más peligroso, como es el caso de Ludde Hakanson (91,5%) y Andrew Goudelock (90%). Otros secundarios como Stefan Peno (64%), Tomeu Rigo (50%) o David Walker (50%), que debería tener más incidencia en el juego y fabricar más situaciones que le hicieran objetivo de faltas, también están flaqueando en esta faceta del juego.
EN PICADO
Y los niveles de acierto están descendiendo de manera considerable. Hasta esta última fase de siete partidos, resuelta con un balance de una victoria y seis derrotas, el Surne Bilbao Basket era un equipo que normalmente se movía en porcentajes más que decentes, de hecho casi siempre por encima del 70%. En la racha de siete triunfos seguidos que sirvió para poner pies en polvorosa con respecto a la zona de descenso, solo en un partido (Unicaja, 57%) se bajó del 67%, mientras que en cuatro se llegó o se superó el 70%. Pero todo ha empeorado desde la fatídica derrota tras dos prórrogas en Burgos, donde el horrible 42% en tiros libres (11 de 26) tuvo incidencia absoluta en la derrota, con incluso los seguros Hakanson y Goudelock fallando tres vitales. Desde ese día, el conjunto vizcaino presenta un 56,5%, que baja al 53,2% si solo se tienen en cuenta los partidos perdidos, ya que curiosamente en la victoria frente al Breogán en Lugo se firmó el mejor partido de la temporada en esta faceta del curso: 80% (12 de 15).
60% en Andorra, 35% contra el Baskonia, 60% en Málaga, 50% en Fuenlabrada... Son demasiados puntos regalados al rival de turno, al que la vida se le hace mucho más sencilla conociendo esta debilidad de los hombres de negro que, además, no presenta un patrón lógico dentro de los propios partidos. En la visita al conjunto madrileño del pasado domingo, el conjunto vizcaino necesitó cinco tiros libres para convertir el primero, lució un horrible 2 de 8 en los tres primeros actos y en el último, con la tensión del partido al máximo y un marcador igualado que no se decidió hasta el final, hizo un 4 de 4.