Los tribunales han avalado la posibilidad de que el antiguo edificio de Coca Cola, en el barrio donostiarra de Errekalde, acoja un tanatorio y un crematorio. El tribunal contencioso administrativo número 1 de Donostia ha rechazado el recurso de la funeraria FURE SAU (Vascongada), que posee un tanatorio con horno incinerador en la misma zona, y argumenta que los dos proyectos presentados son uno en realidad, lo que considera algo ilegal, por lo que exige otro tipo de tramitación.
Según el proyecto presentado hace varios años por la empresa funeraria Albia, el edificio que fue durante décadas la sede de la fábrica de refrescos se transformará en un inmueble de servicios funerarios con un tanatorio en la parte del inmueble situada en el término municipal donostiarra. El crematorio, por su parte, se ubicará en el lado perteneciente al municipio de Lasarte-Oria.
El recurso presentado por la empresa FURE SAU sostiene que el promotor de la actividad “plantea en un solo edificio una única actuación integral y global para implantar un tanatorio, un crematorio y actividades auxiliares, todas ellas complementarias y conexas, como cafetería, aparcamiento, garaje de coches fúnebres, flores...”.
Los responsables del único tanatorio que se ubica actualmente en Errekalde aseguran que esta “actuación integral” se “disocia a efectos de tramitación por la supuesta separación física de los establecimientos, así como por la competencia territorial según qué parte del edificio se ubica en uno u otro municipio”.
De hecho, la empresa Albia, promotora de la nueva infraestructura, ha pedido dos licencias diferentes para crear la actividad. Al Consistorio de Donostia le solicita una licencia de tanatorio, que es un servicio terciario, mientras que en el de Lasarte-Oria tramita el permiso para horno crematorio, lo que se considera una actividad industrial.
El Ayuntamiento de Donostia contesta a la demanda que el tanatorio de la zona donostiarra y el crematorio de la parte lasartearra tienen accesos independientes y separación física sin existir comunicación entre ellas.
Asimismo, defiende la tramitación que ha llevado a cabo respecto a la petición de la funeraria Albia y rechaza que sea necesario tramitar un plan de compatibilización para otorgar la licencia de obras. “Estamos ya ante edificio ordenado y la coordinación de la ordenación estructural nada tiene que ver con la legalidad de las obras obras que nos ocupan”, argumenta el Consistorio.
La sentencia hace caso de los argumentos del Ayuntamiento y desestima el recurso de FURE SAU contra las decisiones administrativas llevadas a cabo por el Consistorio donostiarra, que considera ajustadas a derecho.
Asimismo, condena a pagar 300 euros por las cosas del proceso a la funeraria que ha presentado el recurso, que puede seguir pleiteando con un recurso de apelación.
El tercer horno de Donostia
Aunque técnicamente situado en el término municipal de Lasarte-Oria, el crematorio previsto en el antiguo edificio de Coca Cola, en Errekalde, será el tercer horno incinerador de Donostia, o de un edificio con parte en Donostia. Otro se encuentra en el tanatorio de Vascongada, a pocos metros de la antigua fábrica de refrescos, y el tercero, en Polloe.
Además, la instalación del edificio de Coca Cola, ahora pintado de verde en lugar de rojo como en el pasado, será el séptimo tanatorio de Donostia, tras los de Zorroaga, Errekalde, Benta Berri, Morlans, Bidebieta y el del cementerio de Altza.
La empresa impulsora del nuevo servicio funerario Albia, cuenta con tanatorios en Zumaia, Mutriku y Eibar. La firma de servicios mortuorios funciona desde hace más de 50 años en Gipuzkoa y lleva tres años en Donostia.
Icono de modernidad
El edificio en el que se centra la controversia ejerció durante décadas como un icono de la arquitectura industrial, que daba la bienvenida a quienes accedían a Donostia desde Lasarte-Oria. Su fachada acristalada y estilo racionalista, en sus inicios pintado de rojo con el logotipo de la conocida bebida, era una excepción de modernidad constructiva en el entorno.
El inmueble se inauguró en 1961, tres años después de su construcción, según el proyecto del arquitecto Álvaro Libano Pérez-Ullibarri y el ingeniero industrial Ramón Aguado.
Se da la circunstancia de que el inmueble se halla en una zona fronteriza entre los municipios de Donostia y Lasarte-Oria, justo al lado del actual tanatorio de Errekalde, que no ve con buenos ojos que la competencia se instale a su lado.
Detrás de este y otros edificios de comerciales de la zona, el municipio de Lasarte-Oria proyecta la creación de un nuevo polígono empresarial y comercial, en el ámbito conocido como Teresategi, al que se accederá por una carretera integrada dentro del término municipal de Donostia, por lo que ambas administraciones han tenido que aprobar un plan de compatibilización, que fue criticado por los grupos de oposición en Donostia, contrarios a nuevos centros comerciales