En Leitza ya huele a fiesta. Si bien todavía faltan unos días para que arranquen las celebraciones este próximo miércoles, los niños y niñas se adelantaron ayer, tal y como es costumbre en este pueblo. Y es que el domingo anterior a San Tiburtzio es Umeen eguna, un día en el que el Ayuntamiento se acerca a las nuevas generaciones de leitzarras. Aunque desde hace más de una década no se elige una corporación infantil con su alcalde txiki a la cabeza, ni hay desfile por el pueblo con la bandera local, se abre el salón de plenos al alumnado de sexto de Erleta Eskola, que en septiembre iniciará una nueva etapa en el Instituto Amazabal. Este pasado curso eran 36.
La cita era a las 10.00 horas, una invitación a almorzar con el alcalde, Mikel Zabaleta, y buena parte de la corporación. Y es que acudieron Nahikari Iriarte, Junkal Otxotorena, Eneko Andueza, Amaia Jaka, Iñigo Alduntzin y Saioa Sagastibeltza. Mientras, en la plaza, ya cubierta de arena, se sucedían las carreras delante de toros sobre ruedas.
En un ambiente distendido, la chavalería tuvo la oportunidad de transmitir al Ayuntamiento sugerencias y quejas de las que tomaron buena nota el alcalde y ediles. Si bien hubo muchas propuestas, destacaban el cambio del suelo del parque de la tirolina, cubrir la piscina, un nuevo cabezudo, césped artificial en el campo de fútbol y un paso de cebra entre la cooperativa y la farmacia.
Para anunciar la fiesta no faltó un cohete. Lo lanzaron Laida Maritorena Etxeberria y Liher Fernández Zubeldia, elegidos por la suerte. Minutos antes de las once se asomaron al balcón de la casa consistorial dispuestos a la tarea, no sin antes dedicar a la plaza unos bertsos.
La mañana continuó con partidos de la escuela de pelota Aurrera, la cantera en un pueblo en el que este deporte es palabras mayores y juegos infantiles a cargo de la asociación de padres y madres Denok Bat.
Por la tarde, volvieron a la plaza los gigantes y cabezudos de Leitza, una comparsa que ha crecido durante la pandemia. Y es que el pasado año se presentaron dos nuevos gigantes, dos mujeres empoderadas y de origen diverso. Son Mari, una baserritarra que pone en valor el papel de la mujer en los caseríos y Warmi Sisay, que se traduce del kichwa por la mujer que florece, una indígena que es un guiño a los y las leitzarras llegados de otras tierras. Después, los dantzaris txikis de Aurrera ofrecieron un espectáculo de danzas y un ingurutxo abierto a los niños. La fiesta continuó con Xaibor y finalizó con el toro de fuego, la primera de locas carreras que se sucederán del 10 al 15 de agosto.