Los ucranianos se muestran en su mayoría confiados en ganar la guerra, con su lucha y el apoyo de otros países con armamento y ayuda humanitaria, pero se preguntan cuándo llegará el final de la invasión rusa que cumple cien días.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, reitera que con esta ayuda sus Fuerzas Armadas están cada vez más cerca de superar al enemigo, mientras los combates se concentran especialmente en el este del país.
En la calle, el sentir de la gente en ciudades como Járkov, la segunda mayor del país, es que Ucrania ha evitado que la invasión fuera lo rápida y fácil que quería el presidente ruso, Vladímir Putin, pero no se ve aún cercana una victoria final.
VIVIR CON MIEDO
El enorme mercado de Barabashovo en Járkov, con una 75 hectáreas, está prácticamente desierto. Los puestos de venta están muchos destruidos por bombardeos o cerrados porque apenas hay clientes, en una ciudad cuya área metropolitana tenía unos millones de habitantes antes de que muchos fueran evacuados cuando comenzó la invasión el pasado 24 de febrero.
Uno de los pocos que abre es Morov Oleksandr, un vendedor de menaje para el hogar que como muchos en esta zona del este de Ucrania habla ruso.
"Sobrevivimos, rechazamos el ataque, pero tengo miedo", comenta a Efe, pues aunque los ucranianos lograron que los rusos no entraran en la ciudad, el frente de guerra sigue en los alrededores, próximo a la frontera con Rusia.
"Nos estamos moviendo hacia la victoria, esperamos la victoria, cualquier otra opción no la queremos", subraya este hombre de 42 años.
El vendedor repite lo que mantienen muchos en el país, empezando por el presidente Zelenski, que Ucrania no va a regalarle nada a los rusos, pero pocos hablan de Crimea, anexionada por Rusia, o del Donbás, donde la guerra comenzó en 2014 con territorios autoproclamados repúblicas con el apoyo de Putin.
"Cometieron maldades, nos llamaron hermanos, pero luego nos atacaron vilmente", denuncia, confiado en que ganarán los ucranianos, "todo estará bien, reconstruiremos, lo haremos incluso mejor que antes, la comunidad mundial (...) nos ayudará, ya está ayudando".
Barbara Yankowska, una de las pocas clientes que se ven, que también responde en ruso, confiesa a Efe que le gustaría que la situación fuera mejor, pero por ahora "nadie responde a la pregunta de cuándo termina la guerra".
"Me gustaría que fuera cuanto antes, (...) que todos estén bien", pero "escuchas las explosiones más de una vez y no están demasiado lejos, tengo miedo, es peligroso", lamenta esta mujer de 52 años. El sonido de explosiones de proyectiles marca el día a día en zonas de la ciudad relativamente cercanas al frente de guerra, como este mercado.
Pero "hay fe en el futuro, quiero que termine cuando antes", concluye.
Victor Serduko, un vendedor de vajillas, piensa que "esta guerra tiene que acabar de una vez, necesitamos volver a trabajar".
Una de las consecuencias de la guerra, comenta a Efe este hombre de 68 años, es que las diferencias entre dos pueblos vecinos serán difíciles de superar: hace tiempo que no habla con una hermana que tiene en Moscú. "Les han lavado la cabeza. Solo saben los que ven en la tele, la propaganda. Solo tienen un pensamiento colectivo" que dicta el Kremlin, critica.
Si bien considera que esas diferencias comenzaron a percibirse en 1991 con el fin de la época soviética, fue con la guerra en el Donbás en 2014 cuando se radicalizó: los clientes que tenía de la vecina Rusia fueron dejando de venir.
EL FIN DE LA GUERRA SE VE LEJANO
Svitlana Volodymurivna, otra vendedora, cuenta a Efe que se vuelve a casa, no merece la pena abrir su tienda sin apenas clientes. La mujer, de 69 años, asegura que "al principio de la guerra pensaba que terminaría pronto, pero ahora no".
"Ahora con esta destrucción la relación nunca será la misma" entre ambos países, afirma con los restos de tiendas calcinadas al fondo.
El gobernador de la región de Járkov, Oleh Synehubov, ha declarado a Efe que muchos edificios de la ciudad y sus alrededores con impactos de misiles son irrecuperables, por lo que trabajan lo más rápido que pueden para que la gente tenga donde vivir, antes de que llegue el frío en invierno.
El comandante Shkirkov Eugene, que dirige una unidad de fuerzas especiales de Ucrania, manifiesta a Efe que quizás ya en otoño se vea "una mejora significativa" hacia el lado ucraniano, en el objetivo de "liberar toda la región de Járkov", en el este, fronteriza con Rusia, y Jersón, en el sur, ocupada por los rusos.
"Nosotros como militares haremos todo para ganar, todo lo demás dependerá de la política", opina. El presidente Zelenski mantiene que Ucrania está más cerca de "superar a los ocupantes" militarmente, pero depende de la ayuda exterior para lograr la victoria.