Cada uno de los 822 niños que disfruten a partir del próximo 1 de julio de la campaña de los Udalekus forales contará con una ficha de seguimiento que se controlará cada jornada, por ejemplo, tomándole la temperatura por la mañana.
Las de este verano serán unas colonias totalmente diferentes con respecto a las ediciones anteriores. La Diputación de Bizkaia ultima junto a sus homónimas de Araba y Gipuzkoa el protocolo de actuación sanitaria que deberá regir esta actividad lúdica que ha vuelto al calendario del departamento foral de Euskara, Cultura y Deporte tras la suspensión del pasado año con motivo de la pandemia del coronavirus.
Aunque la presencia del covid-19 ha disminuido a lo largo de los últimos meses, evitar nuevos contagios va a marcar la actividad lúdica que se desarrollará a lo largo del próximo mes de julio. Es más, dependiendo de la evolución de la pandemia en lo que resta del actual mes de junio, pueden variar las condiciones para la actividad en las colonias si así lo determina el departamento vasco de Salud.
De base, la Diputación de Bizkaia ha reducido a la mitad las plazas abiertas, 822, con respecto, por ejemplo, a 2019 que fueron 1.502 o las 1.360 previstas para el año pasado, en el que se suspendió el programa con motivo de la pandemia de coronavirus. En total, los tres entes forales ofertan este verano 2.321 plazas.
Ello es debido a que el Gobierno vasco ha marcado un número tope de personas, por actividad y subgrupos, y un aforo máximo de los espacios donde se realizarán las actividades en cada una de las 16 instalaciones de Bizkaia, Araba, Gipuzkoa y Nafarroa donde tendrán lugar las próximas colonias veraniegas.
Además de impedir el traslado al udaleku asignado si los inscritos han sido contacto estrecho con personas infectada, los que carezcan de síntomas deberán entregar un documento firmado por los progenitores denominado Aceptación de las condiciones de participación, obligación de información y consentimiento informado. Este escrito es obligatorio y de gran importancia ya que si no está rubricado, la organización impedirá subir al inscrito en el autobús del transporte al udaleku asignado.
Otro documento que marcará la actividad entre los txikis de 7 a 13 años que participarán en los campamentos estivales es la ficha de seguimiento personal que se va a abrir a cada uno de ellos nada más llegar a las instalaciones.
Grupos burbuja de 10 integrantes
Los chavales conformarán los denominados grupos burbuja compuestos, según la normativa vigente a día de hoy, por una decena de niños y niñas, cada uno de los cuales será atendido por un monitor o monitora. Fuentes forales han indicado que "en caso de que hubiera cambios en la situación sanitaria durante el mes de julio el número de niños en los grupos burbuja puede variar".
Estos responsables tomarán todas las mañanas, nada más levantarse de la cama, la temperatura a cada participante como elemento de control anticovid. Y si alguno de los niños y niñas inscritos presenta los tradicionales síntomas del covid-19 como fiebre, tos, dolores musculares, diarreas o cefaleas, será excluido de tomar parte en actividad alguna.
Para evitar que el virus se presente, los participantes solo usarán el material asignado individualmente y en caso de utilizar elementos comunes, todo ellos tendrán que desinfectarse antes y después de cada uso, además de llevar a cabo una recogida y limpieza exhaustiva.
Todas estas medidas anticovid amplían también las responsabilidades de los monitores que atenderán a los chavales participantes en cada uno de los cuatro turnos, uno por semana, habilitados este año en los Udalekus. Se las tendrán que ingeniar para que todas las acciones extras sanitarias con respecto a veranos anteriores sean tomadas por los txikis como un elemento lúdico más.
Tendrán que estar pendientes de que se mantengan la distancia necesaria entre los participantes, que se limpien las manos con agua y jabón después de cada actividad y de que atiendan constantemente los carteles y dípticos informativos en torno a las normas a cumplir que, literalmente, empapelarán los espacios comunes como las salas, baños, duchas o las cocinas. Todas estas estancias ofertarán dispensadores de geles hidroalcóholicos y a cada participante en las colonías, sea adulto o menor, se le facilitará todos los días una nueva mascarilla.