La tarjeta de crédito es uno de los métodos de pago favoritos de los ciudadanos hoy en día. La comodidad de no tener que llevar efectivo –y pequeñas monedas de las que cuesta deshacerse– encima, el cierre de muchas sucursales bancarias, y con ellas, las de sus cajeros y el incremento de la seguridad a la hora de usarlas ha favorecido que cada vez se utilicen más, en los últimos tiempos también vinculadas a los teléfonos móviles e incluso a los relojes inteligentes, con los que también se puede pagar en determinados establecimientos comerciales.
Últimamente se están viendo casos de locales, principalmente de hostelería, que niegan el pago con tarjeta o a través de Bizum, en lo que no es más que una estrategia para no tener que declarar todo el dinero que se ingresa. También es habitual ver comercios que exigen una cantidad mínima de gasto para aceptar el pago con tarjeta, argumentando que si no no les sale rentable por las comisiones que les cobran las entidades bancarias.
El caso de Vueling y la negativa a pagar en efectivo por facturar
Lo que es menos habitual es que obliguen al consumidor a pagar con tarjeta de crédito, no permitiéndole usar dinero en efectivo. Pero sucede, como se ha podido ver recientemente en un caso que se popularizó en las redes sociales: una familia trataba de facturar sus maletas en un aeropuerto y pretendía pagar el coste en efectivo, pero el personal de Vueling no aceptaba ese método, asegurando que sólo se podía abonar ese servicio con tarjeta y que de lo contrario no podrían volar.
Si bien esa aerolínea no permite pagar la facturación del equipaje con dinero en metálico, la realidad es que si el cliente hubiera recurrido le habrían dado la razón, ya que la Ley de Servicios de Pago establece que todos los establecimientos y empresas están obligados a ofrecer el pago por sus bienes y servicios por ambos métodos, en efectivo y con tarjeta, y que será el consumidor el que podrá elegir cuál emplea.
Es decir, que si a un cliente no le permiten pagar en efectivo puede recurrir a la Agencia Tributaria argumentando que esa empresa o ese local comercial está incumpliendo la ley.
La única excepción: los pagos de más de 1.000 euros
Porque sí es cierto que hay una limitación de pago en efectivo, pero en España sólo afecta a pagos superiores a 1.000 euros. Por lo tanto, sólo pueden obligar a un cliente a pagar con tarjeta si la cantidad supera los 1.000 euros (hasta julio de 2021 el límite eran 2.500 euros), una medida que busca reducir al máximo el fraude fiscal y que de hecho se conoce como ley antifraude.
Así, en el caso de la familia que pretendía pagar en efectivo la facturación de sus maletas, tenían todo el derecho a hacerlo y contaban con el apoyo de la ley, aunque finalmente decidieron cumplir las normas de Vueling para evitar problemas con su vuelo y para no tener que sufrir con reclamaciones y recursos posteriores.
Obligatorio en la Europa comunitaria
Ese derecho a pagar en efectivo no sólo se circunscribe a territorio español, sino que también es válido en el espacio comunitario europeo. Así queda reflejado en el Real Decreto-ley 24/2021 publicado en el Boletín Oficial del Estado el 3 de noviembre de 2021 y que establece la obligatoriedad de aceptar pagos en efectivo en el territorio europeo.
Solamente se podría justificar la obligatoriedad del pago con tarjeta en países miembros de la Unión Europea si alguna Administración incluyera una excepción, que tendría que ser siempre de interés público y que no perjudicara a personas que tienen dificultades de acceso a otros métodos de pago diferentes al efectivo, como sería en este caso la tarjeta de crédito.