Los fallecidos por los devastadores terremotos del lunes llegan ya a los 9.200, de los cuales 7.108 se registran en Turquía y 2.092 en Siria. Además hay más de 42.000 heridos y muchos de los servicios básicos en la región están destruidos.
En Turquía, donde tuvieron su epicentro los temblores de magnitud 7,7 y 7,6, el último recuento oficial sitúa la cifra de heridos en más de 38.200. Los equipos de ayuda han logrado rescatar a unas 8.000 personas con vida de los casi 6.000 edificios destruidos.
En Siria la cifra de muertos por los terremotos ascendió este miércoles a 2.092 y el número de heridos se eleva ya a 4.049, mientras que cientos de personas continúan atrapadas entre los escombros más de 48 horas después del seísmo inicial.
Los servicios de rescate intentan acelerar los trabajos para salvar a quienes permanecen bajo los escombros con temperaturas gélidas de hasta -6 grados y con las infraestructuras básicas muy dañadas, y cuando ya han pasado 48 horas desde el primer seísmo siguen llegando noticias de personas, e incluso familias que han logrado ser rescatadas con vida desde los cascotes de los edificios destruidos.
En Siria los Cascos Blancos que trabajan en la zona del país que no controla Al Assad, no tienen medios para llevar a cabo los rescates y sin acceso a la ayuda humanitaria, en mucho casos utilizan sus propias manos para desenterrar a los supervivientes. Y a pesar de la falta de medios han conseguido que se produzcan algunos milagros 48 horas después del terremoto.
En las últimas horas el grupo de rescatistas Cascos Blancos ha logrado rescatar a una familia al completo de debajo de los escombros en el noroeste de Siria, la zona más golpeada en el país por estar cerca del epicentro del seísmo principal en el sur de Turquía y que ha dejado en ella más de 1.200 muertos.
En Turquía también se han producido rescates emocionantes, como la de este niño al que lograron sacar de entre los escombros, pero al que previamente daban de beber agua con el tapón de una botella.
Otros dos hermanos fueron rescatados después de horas bajo su vivienda derruida.