Era un secreto a voces desde hace algunas semanas, que cogió mayor fuerza cuando el pasado miércoles Radio Popular aseguró que Marcelo Bielsa era el entrenador elegido por la candidatura encabezada por Iñaki Arechabaleta. Y esta mañana el propio aspirante ha confirmado el bombazo. Si sale elegido en las urnas este viernes, el técnico argentino dirigirá de nuevo al conjunto rojiblanco, como ya hiciera durante las temporadas 2011-12 y 2012-13, entonces con Josu Urrutia en la presidencia. Once años después, el entrenador que dejó una huella imborrable en Bilbao, que no deja indiferente a nadie y que cuenta con detractores y defensores a partes iguales, afrontaría su segunda etapa en el club.
En el vestuario se reencontrará con dos viejos conocidos, convertidos ahora en el primer y el segundo capitán, como son Iker Muniain y Óscar de Marcos, y un tercero, Mikel Balenziaga, con el que no quiso contar y que jugó las dos campañas que permaneció Bielsa en Bilbao en el Valladolid, de donde el Athletic le repescaría en el verano de 2013. El resto, conocen al técnico por lo que les ha llegado de sus compañeros, si bien tampoco puede pasarse por alto que las exigencias del entrenador acabaron por agotar a un grupo que firmó noches brillantes en la campaña 2011-12 que no pudo repetir en la segunda y última temporada del argentino en el conjunto bilbaino.
Para el recuerdo quedarán las eliminatorias de octavos de final de la Europa League frente al Manchester United, con mención especial al choque disputado en Old Trafford, donde el Athletic se ganó el respeto del universo fútbol gracias a su victoria por 2-3, o la de semifinales del mismo torneo contra el Sporting de Portugal. La dura derrota en la final de Bucarest ante el Atlético de Madrid no emborronó el camino hacia la misma. En Copa, solo el último Barcelona de Pep Guardiola frenó el ímpetu rojiblanco, un equipo que enlazó dos duros golpes en apenas dos semanas.
En liga, salvo actuaciones muy puntuales, aquella primera temporada de Bielsa dejó un regusto bastante amargo tras un arranque preocupante, como así atestiguan las tres derrotas y dos empates logrados en los cinco primeros partidos. En Anoeta, a la sexta, llegó la vencida. El Athletic, que logró billete europeo por su subcampeonato copero, acabó décimo, con 49 puntos.
El verano lo cambió todo. Se fue Javi Martínez, Fernando Llorente rechazó renovar y el propio técnico protagonizó un extraño incidente, con un autoinculpamiento de Bielsa por agredir al jefe de las polémicas obras que se llevaron a cabo en Lezama. Y ya nada volvió a ser igual. El equipo nunca recobró la brillantez de aquel primer año y deambuló en las tres competiciones con más pena que gloria. En Copa, cayó a las primeras de cambio ante el Eibar, por aquel entonces en Segunda B, en una eliminatoria celebrada a doble partido; en la Europa League el equipo no pasó de la fase de grupos y en liga ocupó la décima tercera posición con un pobre bagaje de 45 puntos.
Ahí se acabó la primera y quién sabe si última etapa de Marcelo Bielsa en Bilbao, un técnico que nunca ha ocultado su gratitud por todo lo que vivió en la capital vizcaina, donde tuvo el honor de dirigir el último partido del viejo San Mamés. Si el viernes Iñaki Arechabaleta se proclama presidente, Bielsa volverá a Bilbao.