Su nombre era Lucía y dicen que era argentina. A veces con lluvia, otras con sol, la Gran Vía de Bilbao se había convertido en los últimos años en su particular escenario gris donde, vestida de mimo y con una rosa en la mano, observaba inmóvil el ir y venir de los transeúntes que la miraban. Hace un tiempo la enfermedad le sorprendió y, tras estar ingresada en Santa Marina falleció recientemente. La mimo de la Gran Vía de Bilbao ya no volverá a su lugar en la calle, a su altillo pegado al edificio de BBVA, donde con paciencia, esperaba unas monedas caritativas.
Las redes sociales recuerdan a esta artista de calle; desde la cantante que coincidió con ella en ese mismo tramo de la Gran Vía hasta la mujer que, según cuentan, en cierta ocasión se mareó por el calor y a la que Lucía le ofreció el dinero que había recogido para que pudiera comprarse una botella de agua y algo dulce para la tensión. La vida de Lucía no fue fácil y así lo había confesado a una de sus personas cercanas. “Un día me acerqué y le pregunté si quería tomar algo. Hacía mucho frío y me generó ternura. Me dijo que no y me dio las gracias”, apunta Bego Sánchez, una joven bilbaina que por entonces trabaja en un comercio cercano. De lo que no cabe ninguna duda es de que su muerte no ha resultado indiferente.