Siempre es buen momento para desconectar, dejar atrás el stress y tener un tiempo para ti, y los tuyos. Momentos que son más intensos si se viven en parajes naturales de gran belleza. Monte, mar, playa, cascadas... Cantabria cuenta con infinidad de ellos. Te proponemos algunos de los mejores lugares para relajarse en Cantabria.
Dónde relajarte en Cantabria
Es difícil, muy difícil, resumir en unas solas líneas y lugares el amplio número de rincones que Cantabria ofrece para que desconectes del día a día y, como suele decirse, "cargues las pilas".
Así pues, este listado sólo ofrece unos cuantos parajes en los que recalar para desestresarte, ¡aunque si visitas la región, comprobarás que hay más, muchos más!
Parque Nacional Picos de Europa
Patrimonio histórico, cultural y artístico, es imposible describir en sólo unas palabras la belleza y calma que transmite el Parque Nacional Picos de Europa.
Montañas cortadas con nieve en lo alto de sus cimas, ríos briosos tras el deshielo, verdes prados de belleza inigualable...
Y todo con el mejor y más cómodo acceso a través del famoso teleférico de Fuente Dé, toda una experiencia ya de por sí. En torno a los 3 minutos de ascenso que permiten vislumbrar el colosal contorno desde la telecabina hasta llegar a los 1.823 metros de altura.
Desde allí se pueden vivir un gran número de posibilidades: desde numerosas rutas a pie, bicicleta, ¡incluso caballo!, o revivir las andanzas de Heidi en un pueblo tan único como Mogrovejo.
También sentir la luna y las estrellas cada noche al alcance de tu mano desde la inigualable vista que en temporada estival ofrece el Hotel Aliva.
Puesta de sol de San Vicente de la Barquera
Y si la belleza del cielo coronado de estrellas desde el Parque Nacional Picos de Europa te dejará sin palabras, lo mismo te pasará al contemplar la puesta de sol en San Vicente de la Barquera.
Y es que la estancia en una de las poblaciones cántabras más conocidas no puede terminar sin ascender al alto de Gerra y observar cómo el sol se va perdiendo en el firmamento.
En días despejados, desde este rincón se puede ver el famoso rayo verde, el último rayo de sol que permite apreciar una tonalidad verdosa.
Todo mientras se tienen las mejores vistas a las montañas con las vacas de pasto, las playas de Gerra y de Merón, y la inconfundible ría de San Vicente de la Barquera con su castillo en lo alto. Una experiencia que garantiza relax y desconexión.
Cascadas
Aquí no podemos hablar de una cascada en particular, sino de muchas, que además, en su gran mayoría, ofrecen la posibilidad de acercarse junto a ellas para maravillarse de su enorme belleza.
Es el caso de la ruta de Lamiña, con numerosas cascadas y pozas en las que el baño, sobre todo en verano, es espectacular. Como lo es la sensación de estar suspendido a 300 metros de un río gracias al mirador del Gándara.
Y qué contar de El Tobazo, donde existen unas vistas inigualables a unos 800 metros de altitud y a 100 metros de elevación sobre el nivel del río; la experiencia de contemplar las cascadas del río Cirezos; o ese enclave que es El Bolao, con unas cascadas que caen directamente al mar en un entorno de acantilados.
No nos olvidamos del Churrón de Borleña, de enorme maravilla en la época de deshielo; las cascadas del Yera y el Aján, en plenos Valles Pasiego; y la cascada de Cailagua, en el nacimiento del Asón, posiblemente la más conocida de la región, que forma una cola de caballo de más de 50 metros.
La bahía de Santander en barco
El mar también es fuente de relajación, especialmente cuando se recorre con un contorno sin igual como fondo, el que ofrece la bahía de Santander, una de las más hermosas del mundo.
Además, un viaje en barco por este lugar es una manera diferente, cómoda y perfecta de conocer la historia y cultura de la capital cántabra, junto a una vista diferente de sus monumentos más emblemáticos, como es el caso del Centro Botin o el Palacio de la Magdalena, entre otros.
La bahía de Santander es un enclave marítimo de 5.000 hectáreas de extensión, y es espacio de interés paisajistico y natural bajo protección costera.
Camino Lebaniego
Aire limpio. Ejercicio. La posibilidad de apoyarse en un paraje único para sentir tranquilidad y belleza y oxigenar cuerpo y mente. Todo ello, y mucho más, ofrece el Camino Lebaniego.
Sus paisajes establecen una relación sin par entre el ser humano y la naturaleza. Unos senderos por los que es sencillo encontrar la paz para la mente y el espíritu.
Camino Lebaniego
Por un lado está el tramo del norte que atraviesa la región y, por otra, el camino lebaniego, que se completa durante tres etapas, que tiene salida en San Vicente de la Barquera y final en el Monasterio de Santo Toribio en Potes, donde se halla la reliquia del Lignum Crucis, un trozo de la cruz en la que murió Jesucristo.