vitoria – Luis Enrique, hombre de carácter, de natural optimista (eso asegura), desafiante cuando la ocasión lo requiere y poco dado a las excusas cuando las cosas van mal dadas cambió su discurso la noche del jueves, una vez terminado el partido que la selección española disputó en Solna ante la de Suecia, sellado con la derrota del combinado hispano, y sus consecuencias: ya no depende de sí mismo para lograr una plaza directa para el Mundial de Catar 2022. Tras el partido, lo primero que dijo el técnico asturiano fue acordarse del empate de la primera jornada ante Grecia "con un penalti de cachondeo", que deja a su equipo, añadió, "en el alambre" tras perder en Suecia. La pobreza argumental, los reproches puntuales a los jugadores y la supuesta peineta a un aficionado han resquebrajado esa imagen de presuntuoso, pero eficiente, que tan bien supo manejar Luis Enrique ante los medios.
"En cuanto actitud, no tengo ningún reproche para mis jugadores", advirtió el seleccionador, para luego criticarlos por haber "perdido muchos duelos en defensa y el medio campo", "permitido correr al rival", circunstancia en la que mucho tuvo que ver su planteamiento táctico y la elección de los jugadores, o aquella decisión de retirar a un nueve puro como Álvaro Morata, con Gerard Moreno también cambiado, justo cuando comenzaron a colgar balones continuos al área, sobre todo desde el flanco derecho tras la explosiva salida de Adama Traoré. También aludió a los "errores individuales que hay que corregir", para concluir: "Si perdemos duelos y no cortamos transiciones, algunas por mal posicionamiento ante un rival de este perfil, lo pagas".
La selección española no falta a la cita de una fase final mundialista desde Alemania 1974. De repente, la sola idea de quedar fuera de Catar 2022 ha servido para descubrir el sesgo fatalista de Luis Enrique, que ahora se acuerda del "penalti de cachondeo", señalado precisamente a Iñigo Martínez, con el que Grecia empató ante España en Granada (1-1) para convertirlo en la causa principal de la zozobra.
Y todo a pocas semanas de una Eurocopa en donde la selección española realizó un buen papel, llegando a semifinales, pero caminando también sobre el alambre. Si bien se marchó del torneo sin perder en el tiempo reglamentario (ante Italia cayó en la tanda de penaltis), tan sólo ganó dos partidos, uno en la prórroga, en octavos ante Croacia, y firmó cuatro empates.
Mala previsión Además del "penalti de cachondeo", a Luis Enrique y, por extensión, a la Federación Española, hay que achacarle una evidente falta de previsión y un exceso de confianza con poca argumentación detrás. Hay que recordar que cuatro internacionales de calado, como Pedri, Pau Torres, Dani Olmo y Mikel Oyarzabal, fueron convocados para participar en los JJOO de Tokio, conociendo de sobra que el partido clave ante Suecia estaba a la vuelta de la esquina. Ninguno de ellos ha sido llamado por Luis Enrique para esta ventana mundialista, que además tiene programado el partido ante Georgia, el domingo en Badajoz, y la visita el próximo miércoles a Kosovo.
Suecia, por su parte, que tiene dos puntos más (9) que España, con un partido menos, no juega este domingo y el próximo miércoles se enfrenta a Grecia en Atenas, una cita en que Luis Enrique tiene puestas todas sus esperanzas para recobrar el camino a la redención. Espera al menos que los helenos arranquen un empate con Suecia y España gane los cuatro partidos que le restan por disputar. Contra Georgia y Kosovo, estos días, y los de la ventana de noviembre, en Grecia y ante Suecia en la última jornada con el liderato en juego, espera.
Compleja repesca Obligado a hacer las cuentas de la lechera, el técnico gijonés se ha encontrado que bajo su gobernanza España ha roto en el Friends Arena de Solna una fantástica racha de 28 años y 66 partidos de clasificación para los mundiales sin encajar una derrota. Una racha de récord que comenzó desde que la selección española cayó 1-0 frente a Dinamarca en 1993 con Javier Clemente al mando.
La diferencia es que entonces la situación no era angustiosa y ahora sí lo parece. De no terminar como líder del grupo B, el cambio de formato de la repesca, con dos eliminatorias a un solo partido, lo hace más complejo que antaño. Dicha repesca se jugará del 24 al 29 de marzo de 2022, con los diez segundos clasificados, más los dos mejores de grupo en el ránking general de la Liga de Naciones que no hayan acabado entre los dos primeros de su llave, que puede ser el caso de España. Se sortearán tres rutas de play-offs, cada una con semifinal y final. Los tres vencedores de las finales se clasifican a Catar 2022.