Una vez conseguida una subvención de 5 millones de Europa, el Gobierno de Navarra ha aprobado inicialmente el proyecto de ecoducto sobre la autovía de Sakana a su paso por Etxarri Aranatz, a la altura del robledal de Aritzalko. El proyecto está sometido a información pública, tanto su contenido técnico como la ocupación de los terrenos a los efectos expropiatorios, hasta el 30 de septiembre.
Se trata de un corredor ecológico que unirá las sierras de Urbasa y Andia con la de Aralar, dos Zonas de Especial Conservación (ZEC) que forman parte de la Red Natural 2000, de gran importancia para la conservación de numerosas especies, según destacan desde la Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente. “La conectividad entre ambas sierras constituye un elemento clave de sus planes de gestión. Además, será un elemento de primer orden en el desarrollo de la infraestructura verde en Navarra en uno de los puntos donde la inversión ha de resultar más eficaz, pues la vegetación natural y la cobertura arbolada se aproximan más a ambos lados de la autovía”, observan.
Lo cierto es que la comarca, desde Irurtzun hasta Ziordia, es un corredor natural en el que numerosas infraestructuras como el tren, carreteras y autovía constituyen una importante barrera al desplazamiento de fauna vertebrada entre estos dos espacios. En su intento de atravesar esta vía, numerosos animales son atropellados, con una elevada mortandad en vertebrados de mediano y pequeño tamaño, además del freno que supone a la expansión de especies muy conspicuas que están en fase expansiva, como el corzo. Si bien la mortalidad real es mayor que la se detecta, en el periodo de 1998 a 2019, fueron atropellados 147 animales en este tramo: 29 jabalíes, 25 corzos, 24 garduñas, 22 zorros y 21 tejones. En menor cantidad también se encontraron los restos de gatos monteses, ginetas, liebres, martas, visones europeos y una nutria.
Para su construcción se plantea una estructura de 60 metros entre estribos de longitud y 63 metros de ancho, con tres vanos, con soporte de pilas y tablero de vigas, con un gálibo en su calzada central de 7,23 m. La elección de este punto viene determinada por un estudio específico de conectividad ecológica entre las ZEC Sierra de Aralar y ZEC Urbasa y Andia, encargado por el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, a la empresa pública GAN-NIK. “Los modelos empleados determinan que, para la conexión entre ambos espacios, la mejor ruta es el robledal de Aritzalko. Además, la topografía del terreno facilita de forma considerable la construcción del ecoducto”, explican. Se prevé que las obras comiencen el próximo invierno y finalicen en otoño