Un supuesto desliz geográfico cometido por el presidente francés, Emmanuel Macron, en su reunión con el primer ministro británico, Boris Johnson, ha caldeado aún más los ánimos en la cumbre del G7 que se cierra este domingo en Cornualles.
El dominical conservador 'The Sunday Telegraph informa en su portada de que la presunta afirmación de Macron de que Irlanda del Norte no forma parte del Reino Unido enfureció al anfitrión de la cumbre en su entrevista de ayer, sábado, y atizó la disputa dialéctica que ambos mantienen.
Según dijo una fuente del Gobierno británico a ese periódico, Johnson preguntó a Macron cómo se sentiría si no pudiese transportar salchichas desde la ciudad francesa de Toulouse a París sin tener que pasar controles aduaneros. A lo que éste replicó, de acuerdo con esa fuente, que ese ejemplo no era válido pues ambas ciudades forman parten del mismo país.
El propio ministro británico de Exteriores, Dominic Raab confirmó tácitamente esta versión al afirmar hoy que su gobierno ve "repetidamente a figuras de la UE hablar de Irlanda del Norte como si fuera otro país distinto del Reino Unido".
"No solo es ofensivo, (sino que) tiene efectos en la vida real sobre las comunidades de Irlanda del Norte, crea gran preocupación y gran consternación", señaló Raa. "¿Podrían imaginarse si hablásemos de Cataluña, de la parte flamenca de Bélgica, de un 'land' de Alemania, del norte de Italia, de Córcega en Francia, como países diferentes? Necesitamos un poco de respeto", añadió.
FRANCIA DA OTRA VERSIÓN
Consultada al respecto, una fuente del Elíseo dijo a un grupo de periodistas que las palabras de Macron no fueron exactamente esas.
"Lo que dijo el presidente fue que París y Toulouse se encuentran en una misma unidad de territorio geográfico, (pero que) Irlanda del Norte está en una isla", señaló la fuente.
De acuerdo con esa versión, Macron "quería subrayar que la situación era muy diferente y que no convenía hacer ese tipo de comparaciones".
Posteriormente el francés recordó a Johnson que la salida de la UE del Reino Unido había sido una decisión británica, y ahora tenía que cumplir con la palabra dada, según el Elíseo.
Tras su encuentro de ayer, una fuente francesa señaló que Macron había ofrecido al británico "resetear" las relaciones bilaterales, pero que debía respetar los compromisos firmados en el Acuerdo de Salida de la UE, especialmente los referidos a Irlanda del Norte.
Los rostros cariacontecidos de Macron y Johnson en su entrevista a solas evidenciaron el creciente descontento de ambos con la situación pos-Brexit.
IRLANDA ALERTA ANTE MEDIDAS UNILATERALES
Los países comunitarios y el Reino Unido han endurecido su pelea sobre el Protocolo para Irlanda del Norte, que establece que las mercancías procedentes de Gran Bretaña deberán someterse a controles aduaneros antes de entrar en Irlanda del Norte, para evitar así que se cree en una frontera interna entre las dos Irlandas.
Londres ya ha prolongado unilateralmente el comienzo de esos controles para varios bienes y pretende hacer lo mismo con los de productos cárnicos procesados, que deberían empezar a partir del 30 de junio.
La UE se niega a que el Reino Unido postergue más la aplicación de esos controles y amenaza con represalias, que podrían desembocar en la imposición de aranceles y eventualmente en una guerra comercial.
Johnson ha amenazado durante la cumbre con recurrir al artículo 16 del protocolo, que permite a las partes suspender unilateralmente partes del acuerdo si se considera que está provocando "graves consecuencias".
El primer ministro irlandés, Micheal Martin, se sumó a la polémica este domingo al calificar de "muy problemático" el hecho de que los británicos quieran extender sin el consentimiento de Bruselas el período de gracia para los controles.
Pese a todo, reiteró que todavía cree posible un entendimiento entre la UE y el Reino Unido "si hay voluntad por ambas partes".