A Van der Poel, la bestia, le domesticó Mads Pedersen, otro ciclista hercúleo. El danés se coronó por segunda vez en la Gante-Wevelgen al rematar una victoria coral del Lidl, que diseñó un plan perfecto para ejecutar al neerlandés. Le laminó desde el Kemmelberg, uno de los muros de la clásica belga (252 kilómetros), hasta los últimos 300 metros, donde Pedersen, pletórico, sentó a Van der Poel, incapaz de remontar ante la turbina danesa en un pleito entre dos ciclistas poderosos. Pedersen, salvaje, desató su caballaje y Van der Poel, deshabitado, tuvo que negar con la cabeza ante la puesta en escena del danés, campeón del Mundo en 2019.
Lo recordaba la bocamanga y lo reafirma su calidad. Daba la impresión, en la toma frontal, de que Van der Poel estaba cerca del remonte, pero era una cuestión de perspectiva. Un espejismo en el asfalto. Pedersen impidió la sublevación del neerlandés, consumido.
Fuerte, potente y veloz dejó en el desamparo al neerlandés, que brotó enardecido tras su exhibición en la E3 Saxo Classic. A diferencia de su paseo militar del viernes, en el Domingo de Ramos tuvo que ceder, raído el organismo por la fatiga acumulada ante el colosal Pedersen, el punto final para Van der Poel.
Despegue en el Kemmelberg
Cuando aún el olor de las flores de meta era imperceptible y mandaba el traqueteo del Kemmelberg, se encorajinó Van der Poel, marcado por un triángulo compuesto por Pedersen, Milan y Stuyven. A partir de lo táctico, de la visión global, fueron enfocando en el microscopio a Van der Poel, que tuvo que atender al señuelo de Milan, que desestabilizó a Van der Poel, siempre exigido, obligado al contrapié.
Cada movimiento del Lidl suponía el desgaste del campeón del Mundo, azorado. Ese método debilitaba a Van der Poel y concedía más opciones a la muchachada del Lidl, que entendió que en un mano a mano sin desgaste previo es casi una quimera tratar de batir al colosal Van der Poel.
El tablero adquirió una ventaja enorme para el Lidl cuando Van der Poel tuvo que compartir escenario con Pedersen y Stuyven, dos clasicómanos formidables. Al belga le derrotó el infortunio. Pssshhhhh… con el pinchazo de la rueda, el aire se llevó su carrera. Van der Poel y Pedersen se entendieron en el claqué de los relevos. Dos campeones del Mundo dispuestos a coronarse. Por detrás, el grupo que viajaba con las sirenas vociferando la caza, se aproximó aunque el duelo de titanes era un hecho. En un esprint fiero, Pedersen doma a Van der Poel.