El Athletic cierra su stage en Alemania con la cita más exigente de cuantas había disputado hasta la fecha y, aunque no tuvo la brillantez ni la consistencia, especialmente en defensa, de sus dos primeros encuentros, dejó alguna cosa positiva en una tarde que se hizo muy larga, pues el partido se alargó hasta los 120 minutos, con cuatro tiempos de media hora. Se adelantó el Athletic en el marcador gracias a un bonito gol de Nico Williams y el choque pareció sentenciado pese al mayor ímpetu del Mainz en la segunda hora de juego, pero tanta fue la insistencia de los locales que en el último suspiro, Edimilson batió a Padilla a puerta vacía. Un tanto que premió el mayor desempeño de los germanos, especialmente en la segunda parte, y que supone un pequeño tirón de orejas para el Athletic que nunca está de más a estas alturas del verano.
La incógnita sobre la presencia de Iñigo Martínez, cuyo futuro se ha relacionado con el Barcelona en las últimas horas, quedó resuelta a las primeras de cambio, pues figuró en el once inicial. Y por si alguien dudaba de que los cantos de sirena iban a despistarle o hacerle levantar el pie, jugó con la misma intensidad de siempre, y hasta se ganó una tarjeta amarilla por una dura entrada. Una actuación ejemplar una vez más la suya.
Continuó Valverde con las distintas pruebas que está llevando a cabo este verano. Sin Yuri, lesionado para varios días si no semanas debido a un esguince en su tobillo derecho, y con Balenziaga entre algodones, aunque por fin pudo estrenarse y disputar la hora final del encuentro, el técnico sorprendió dando entrada de inicio a Morcillo en el lateral zurdo, una posición nueva para él, acostumbrado a actuar más adelantado. Y no deslució. Salvo en un par de acciones en las que le cogieron la espalda, no se encontró especialmente incómodo e incluso firmó la acción más peligrosa del Athletic en la primera media hora. Remató a bocajarro, pero su disparo se estrelló en el cuerpo del meta Zentner y acabó en córner. Minutos después, asistió al mayor de los Williams tras una buena contra lanzada por Vesga en la que el zornotzarra encontró una autopista por la banda, pero Iñaki mandó el balón al palo.
Poco más ofreció el Athletic en ese primer tramo, en el que le costó coger ritmo y su juego fue bastante más espeso que en las dos citas previas. Tampoco estuvo tan fino en la presión como le hubiese gustado, condicionado este aspecto por el sistema empleado por el Mainz, con tres centrales, hasta que en el primero de los tres descansos Valverde realizó las correcciones oportunas. A partir de ahí, los leones empezaron a mejorar sus prestaciones y a asentarse en la mitad del campo germano.
El rival, sin llegar a inquietar realmente a Agirrezabala, pareció sentirse más cómodo sobre el verde, mejor posicionado en ocasiones, fruto seguramente de su mayor rodaje en lo que va de verano, pero no lo materializó en ocasiones claras. Eso sí, se adelantó en el marcador tras un mano a mano de Burkardt ante el joven guardameta rojiblanco que el juez de línea tuvo a bien anular, despistado quizá por el rechace de Vesga, pero no pareció estar en fuera de juego.
El susto espabiló al Athletic, que encontró en las cabalgadas y regates del menor de los Williams la vía más rápida por la que llegar a la portería rival. Se gustó el navarro, bastante activo, que firmó un auténtico golazo desde la frontal del área. Tras recibir de su hermano, que fue el más listo del lugar para ganar un balón muerto, amagó, se colocó la pelota y la cruzó al palo largo, imposible para Zentner.
El tanto, en el minuto 40, terminó por asentar al Athletic en el partido. Mejoró sus prestaciones Petxarroman, algo impreciso en los primeros compases, y se entendió mejor con Vesga, que mantuvo su línea regular de los partidos previos en esa posición de ancla en la que parece querer ubicarle Valverde.
Desajustes
A la hora de juego del larguísimo partido, los dos técnicos movieron el banquillo con alegría, bastante mayor en el caso de Valverde, que dio entrada a diez nuevos jugadores de una tacada. Esta vez sí, con todos los futbolistas ubicados en sus posiciones más naturales, se pudo ver el estreno de Balenziaga, por fin apto para disponer de sus primeros minutos del verano, pero se le notó algo incómodo, superado en ocasiones por el ritmo.
El Mainz, con dos puntas potentes y físicos como Delano y Marlon, supo cómo hacerle daño al Athletic con un juego más directo a la espalda de la zaga. Pudieron marcar los germanos hasta en dos ocasiones, pero Iru, primero, y Padilla, después, muy atentos ambos porteros, evitaron males mayores.
Hasta que a la tercera fue la vencida. Superaron a Lekue por banda derecha, centraron al segundo palo y allí, en el último suspiro, asomó Edimilson, solo, libre de marca, para rematar a placer y poner el empate. No pudo llegar Dani García, que esta vez sí jugó un buen rato como central. Fue la principal novedad del tramo final del choque, en el que el Athletic cedió un empate que debe valerle para crecer.