La atleta pamplonesa Maitane Melero logró en el Campeonato de España de 10K en Faro (Portugal) un triple triunfo: la medalla de oro, el récord navarro y la mínima para la Copa de Europa
Plusmarca navarra (32:14.57), triunfo en el Campeonato de España y la mínima para la Copa de Europa de Múnich. Tres logros que Maitane Melero consiguió el pasado sábado en Faro (Portugal) y que demuestran que sigue al máximo nivel nacional. En plena transición a la ruta, la navarra volvió tras un año a su hábitat natural, la pista, y no defraudó. Un triunfo que le da ánimos para los próximos retos: el Campeonato de España de 10k en ruta, la Copa de Europa de 10.000, el Campeonato de España de Medio Maratón y la mencionada Copa de Europa en Múnich.
¿Cómo se encuentra tras el triunfo en el Campeonato de España?
–Muy contenta y disfrutando de todo lo vivido este fin de semana. Cuesta muchísimo que sucedan estas cosas, hay mucho trabajo detrás. Asimilándolo todavía.
¿De qué forma enfocó la competición?
–Es un Campeonato al que siempre llego con muchas ganas. Los diez mil me gustan mucho y soy una corredora que he hecho muchas carreras en pista, siempre me he adaptado bien y me gusta correr con clavos, por lo que llegaba con muchas ganas. El año pasado sabía que no llegaba en mi mejor momento, había estado lesionada y no pude demostrar todo lo que había entrenado. En el 2020 se canceló, por lo que este tenía que ser mi año.
Ha vuelto a la pista por todo lo alto.
–La última competición que hice en pista fue el Campeonato de España de Getafe en junio del año pasado. Desde entonces no he hecho ninguna otra. La transición a ruta la quería hacer pasando por el diez mil y por este campeonato, ya que es una distancia que se corre muy pocas veces, siendo una carrera única en el calendario con acceso a la Copa de Europa. En mi caso, si tenía alguna posibilidad de ir a Múnich, pasaba por el diez mil, era la única distancia donde podía tener cabida.
No solo consistía en ganar, sino también alcanzar la mínima europea.
–En Portugal me jugaba mucho. En primer lugar, por el tema de la selección para la Copa de Europa. En la lista de salida había muchas chicas capaces de hacer la mínima que nos pedía la federación. Tenía que demostrar que estaba en buen estado de forma, pese a que ya la tenía por la media maratón. Luego, de cara a Múnich, tenía que hacer un buen puesto para intentar entrar por puntos. Con lo que no contaba, era entrar por la mínima de forma directa. No sabía como iba a responder mi cuerpo. Estaba entrenando bien y me encontraba bien, pero luego tienen que salir las cosas y demostrarlas.
¿Contaba con un plan de inicio o tuvo que improvisar?
–Tenía varias ideas. Mis compañeras sabían que yo, teniendo la mínima para Europa, no tenía por qué tirar. Las que tenían que tirar eran las chicas que no habían bajado de 33 minutos. Por eso intenté correr con mucha frialdad. Diez mil es una distancia larga, hay tiempo para pasarlo muy mal. Los dos primeros kilómetros los empecé con mucha tranquilidad. Las liebres salieron muy rápido, por lo que quise tener mucha frialdad para no pasarme de ritmo al principio. Salí bastante atrás y fui, poco a poca, hacia adelante.
Una estrategia que salió perfecta.
–Quería correr, más que de manera valiente, de manera inteligente, y decir, "voy a ver si soy capaz de leer bien la carrera". Me encontré muy bien y disfruté un montón. Fui cómoda y en grupo con dos corredoras más, Irene (Sánchez-Escribano) y Beatriz (Álvarez). En las últimas vueltas iba pensando en que momento atacaba. Sabía que tenía fuerza para hacer un cambio al final, lo que no sabía era en que momento hacer el movimiento. Al ir con Beatriz e Irene, que son muy rápidas, podía correr el peligro de hacerlo muy pronto y llegar con ellas al final, algo que no quería.
Jugó un papel muy importante su experiencia en estas carreras.
–Es una distancia que conozco y sobre todo, al ser en pista y yo que soy muy analítica, puedo saber los pasos a los que voy corriendo. Me ayuda mucho. No es como correr en ruta, que se me está atascando un poco como me ocurrió en Laredo, donde lo pasé muy mal al salir muy fuerte al principio y no tener esa información para regular los esfuerzos. También nos conocemos todas las corredoras, los puntos fuertes de cada una, por lo que hace que tenga una táctica clara.
En Laredo sufrió, pero logró la victoria.
–El resultado salió, pero no tiene nada que ver una con otra. Esa carrera me dio mucha inseguridad. Llegué fundida e ir de más rápido a más lento me dio una sensación de desconfianza en mí. Nada que ver con el Campeonato de España.
Aparte de Múnich, ¿cuáles son sus objetivos que tiene este año?
–Tengo carreras bonitas por delante. El 8 de mayo tengo el Campeonato de España de 10k en ruta, en O Barco (Galicia). Luego tengo la copa de Europa de diez mil, a la que estoy seleccionada, cerca de Reims (28 de mayo en Pacé, Francia). También tengo el Campeonato de España de Medio Maratón el 19 de junio. Si todo va bien, estaría Múnich el 15 de agosto.
Un calendario lleno de grandes retos.
–Son objetivos superbonitos. Ahora esperar a que salga todo bien, el resto de atletas también cuentan. Tengo la mínima para Múnich, pero van tres chicas por país y estamos, de momento yo y otra. Como hagan la mínima otras dos va a empezar el follón.
¿Cómo va a preparar estás competiciones?
–Este año he cambiado bastante la planificación y me gusta mucho. Antes, al hacer distancias más cortas, tenía el calendario lleno, cada quince días tenía alguna competición. Con el paso a la ruta y por mi edad, donde me cuesta recuperar, he decidido tener una competición cada mes. Esto me permite recuperar y afrontar la siguiente con ganas.
Viene de unos años complicados que se ve que no le han repercutido esta temporada.
–2020 y 2021 han sido años muy intensos, bastante montaña rusa por la incertidumbre. Han sido dos años en los que he tenido que gestionar situaciones muy dispares que hacían que fuese muy difícil que saliesen los objetivos. Ahora he conseguido unos meses de estabilidad que me han permitido llegar bien a esta cita. No quiero que pasen cosas más raras que me descentren. Como me suele decir Esteban Gorostiaga, a veces nos ponemos un objetivo y en vez de ir en línea recta, nos toca hacer una curva, pero sabiendo donde está el objetivo hay que ir hacia él.
¿La adaptación a las situaciones complicadas es el gran aprendizaje que ha adquirido estos años?
–Sin duda. En los últimos años, he aprendido bastante. Mi entrenador siempre dice una frase que tengo grabada a fuego. "Los buenos se quejan y los mejores se adaptan". Es así. La adaptación es fundamental.
"En Portugal me jugaba mucho, por la selección para la Copa de Europa y por los puntos de cara al Campeonato en Múnich"
"2020 y 2021 han sido años bastante intensos, como una montaña rusa; ahora he conseguido unos meses de estabilidad"