Quizá va siendo hora de quitar la palabra final del diccionario, de internet o de donde quiera que consultan el significado de la misma los aficionados del Athletic, entre los que habría que incluir también al entrenador y a los futbolistas. La dichosa palabra, que se evitará en la medida de lo posible en las líneas venideras, no casa con el conjunto rojiblanco. No al menos en los últimos años. Claro que hay excepciones, porque siempre las hay, como que el Betis no sabía lo que era puntuar en el nuevo San Mamés… hasta anoche, y para el recuerdo quedarán las dos Supercopas ganadas, pero prácticamente en cada ocasión en la que al Athletic se le asocia con una cita definitiva, el resultado viene a ser idéntico. Una derrota. Como la sufrida anoche en el momento menos señalado. ¡Malditas finales!
Frente al Betis, en un encuentro marcado en rojo, al que los leones llegaron sin más colchón, agotado el margen para el error, volvieron a fallar, como ante el Sevilla ocho días atrás, o frente al Mallorca el lunes, un choque en el que al menos rescataron un punto. Anoche, ni eso. Y no fue por no intentarlo, pues el equipo generó ocasiones suficientes como para haber marcado al menos un gol y poner un empate en el marcador con el que remendar el error que propició el tanto bético en el arranque del choque, pero no hubo manera.
Ahora, después de sumar únicamente un punto de los últimos nueve que se han disputado, el Athletic ha echado al traste su gran mes de abril, en el que hizo un buen acopio de puntos para escalar hasta las puertas de la cima, que en el caso de los bilbainos no es otra más que Europa, a la que no termina de engancharse. No es mal de altura, es otra cosa. ¿Cuál? No tiene respuesta fácil la pregunta.
Antes del inicio del encuentro se había puesto el énfasis en la importancia de lograr una victoria por distintos motivos. Primero, y el más importante, porque ganar habría permitido superar al Betis en la tabla y, segundo, porque los tres puntos habrían llevado implícitos ganar el gol average. No ocurrió ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. El solitario gol de Willian José decantó la balanza en favor del Betis y al Athletic ya solo le queda, salvo milagro, esperar un triunfo del Real Madrid en la final de Copa que disputará este sábado ante Osasuna.
Eso sí, si se da lo que le lógica invita a pensar que ocurrirá, esto es, que sean los madrileños quienes ganen la competición, el conjunto rojiblanco deberá ponerse el mono de trabajo en lo que resta de curso para recuperar la séptima plaza, que tras los resultados de la jornada ocupa el Girona, quien también le tiene ganado el gol average. El Athletic es octavo, empatado a puntos con el conjunto catalán, y solo uno por encima del Rayo Vallecano y con dos más que Osasuna y Sevilla, que están también en el ajo.
Para aspirar a esa séptima plaza, suponiendo que dé acceso a jugar en Europa, se antoja vital recuperar el orden. Sin la solidez defensiva de hace algunas semanas, con despistes que cuestan muy caros, y sin acierto de cara a la portería rival, pues los leones únicamente han logrado un tanto, y de penalti, en sus tres últimos encuentros, la empresa será una misión imposible.