Los contenedores son un blanco fácil de actos vandálicos. En lo que va de año, 35 depósitos de selección de residuos urbanos han sido pasto de las llamas en la comarca, como consecuencia de la acción de desaprensivos que provocaron su quema. Su reposición ha traído consigo un gasto de 43.773 euros para las arcas de la Mancomunidad de Debagoiena. Pero más allá del coste económico, resultan preocupantes los daños colaterales de estos incendios, que pueden terminar afectando a vehículos estacionados en las inmediaciones y, en el peor de los casos, extenderse a viviendas cercanas.
“Automáticamente nos viene a la mente el enorme gasto que suponen estos sucesos, sin embargo, ¿qué consecuencias tienen para el medio ambiente?, ¿para la población que vive en el entorno?, ¿para las y los trabajadores a quienes les toca retirar esos contenedores?, ¿hemos reflexionado como comunidad más allá de las pérdidas económicas?", se pregunta la presidenta del ente mancomunado y alcaldesa de Leintz Gatzaga, Dorleta Elkorobarrutia.
En otros municipios
En este primer trimestre del año, Aretxabaleta ha registrado el mayor número de contenedores calcinados, un total de 14: cinco en enero, otros tantos en febrero, y cuatro en marzo. Le sigue Arrasate con una docena de depósitos calcinados en este mes de marzo. En Bergara ardieron dos contenedores en enero, dos en Eskoriatza en febrero, y cinco en Elgeta en marzo.

Contenedores quemados en Aretxabaleta.
“Además de los riesgos que entraña el propio fuego, los contenedores contienen plásticos, metales y otros materiales que, al quemarlos, emiten sustancias tóxicas que afectan al medio ambiente y a las personas que puedan estar cerca”, advierte Elkorobarrutia. Insiste en que desde la Mancomunidad priorizan “la salud de las personas y la seguridad” y que, por tanto, en los últimos años se han realizado “algunas adaptaciones que pretenden, en la medida de lo posible, reducir el riesgo originado por estos incendios”, explica.
Contenedores metálicos ignífugos
De este modo, se han implantado una serie de medidas preventivas, como el cambio de ubicación de contenedores y también su orden en los puntos de recogida para evitar la propagación del fuego. Asimismo, el ente mancomunado ha invertido 70.180 euros en la compra de 42 depósitos metálicos ignífugos, de los que una treintena ya han sustituido a los de plástico, y se está a la espera de recibir los doce restantes para su colocación.
“Estos modelos metálicos tienen sus ventajas frente a un incendio, pero para el medio ambiente, las y los vecinos que viven cerca y el propio servicio presentan desventajas, por ejemplo, más ruido, y es, por ello, que a la hora de valorar su instalación hay que hacer un estudio concreto de cada caso”, subraya Elkorobarrutia.
Para la Mancomunidad hay que “cambiar el foco”. “La solución no es instalar solo contenedores metálicos, sino evitar la quema. Para ello, vemos imprescindible realizar investigaciones más profundas y poner el acento en la responsabilidad colectiva, porque es obligación de todos y todas actuar de manera responsable con el medio ambiente y la convivencia en el entorno”, sentencia.