El precio de la luz está disparado y en gran parte la causa es la forma en que se calcula la tarifa que se vincula directamente con el gas. Para el común de los mortales es difícil de entender pero los expertos tienen claro que los intereses que hay detrás, económicos como siempre, no van a permitir solucionarlo tan rápidamente como a todos los consumidores nos gustaría. Pero para entenderlo hay que fijarse sobre todo en el coste del gas.
El catedrático de física Manuel Tello nos explica que la tarifa por la que nos regimos depende del último tipo de energía que entra en funcionamiento. En estos momentos esa es el gas y si este está alto, el resto también sube. "La energía se está pagando a un precio desorbitado. Las fluctuaciones son que un día se paga a un precio y al día siguiente al doble", lamenta.
¿Si dependemos del gas de Africa por qué pagamos tanto?
La dependencia del gas de Rusia de gran parte de Europa es una de las principales causas del incremento del precio que a pesar de que en nuestro caso, el gas que usamos viene del Norte de Africa, nos afecta directamente. "Es una de las cosas que están descontroladas. Si no dependemos de Rusia sino del norte de Africa deberíamos de tener una tarifa estable", reconoce Tello. Asegura que los suministradores juegan con una tarifa común en todo el sistema. "Si sube la rusa, automáticamente sube la nuestra. El suministrador del norte de Africa está jugando con el precio que ponen en el norte de Europa", denuncia. Es, señala, una "buena oportunidad" para incrementar sus ingresos.
Manuel Tello lo califica como "barbaridad" y advierte de que la única que puede cambiar esto es Europa. Antes, nos comenta, la tarifa eléctrica subía pero solo la parte generada con petróleo. Sin embargo ahora todo depende de la última fuente de energía que entra. "Por ejemplo, empezamos con energía eólica que nos cuesta 90, luego la nuclear con 120 y la pagamos a este precio, la siguiente 200 y las demás también las pagamos a 200", explica. Entiende que se pida con insistencia un cambio de sistema proque "si la parte de gas representa el 10% pues eso debería representar, el 10% del precio".
Impuestos
El presidente español Pedro Sánchez ha anunciado un paquete de rebajas fiscales aunque no ha concretado en qué sectores o a qué se refiere en concreto pero los expertos desconfían de que vaya a renunciar a todo lo que ingresa vía impuestos por muy insólito que parezca. "En un momento de crisis económica, los ingresos de impuestos del Estado no bajan. Es increíble. Imagina una familia que ingresa 100 y ahora 50 y le da la misma paga que antes a los hijos", señala.
"La cuestión es si van a bajar impuestos o solo van a dar ayuda a los sectores vulnerables", subraya. Bajar los impuestos, matiza, es una opción pero supondría una bajada de ingresos para el Estado. Por eso entiende que el Estado tendría que hacer una "criba personal" para ver donde recortar, es decir, quitar partidas de aquello que no sea indispensable y primordial.
Repensar la política energética
"Pienso que esto exige una reflexión nueva respecto a algo que se ha tomado alegremente que es pensar que ibas a tener energía para siempre basándose en considerar como renovables el viento y el sol y que el resto se resuelve con gas", remarca. "No puedes depender con la mitad de la energía que importas y habrá que empezar a reconsiderar el mundo nuclear".
Cada vez son más los países que optan por las nucleares. "La energía nuclear es energía verde y limpia con un riesgo de contaminación radiactiva pero si hacemos el análisis te das cuenta de que con la situación tecnológica actual el riesgo es cero", señala.
No serían, remarca, el sustituto de las renovales sino un complemento. "Yo por la noche no tengo sol y decae el viento. Tengo que tener una alternativa", afirma y añade, "lo único que puedo hacer es tener la misma cantidad de energía de sol y viento en otro sistema". Preguntado por la posibilidad de que esa otra energía alternativa sea la geotérmica puntualiza que hay demasiadas dudas de lo que podría ocurrir si forzamos enfriar el núcleo de la tierra.
"Hay que reconsiderar la política energética para los próximos 50 años", sentencia pero advierte de que no es un cambio que se pueda hacer de hoy para mañana. "Hay que decidir de qué forma y es un problema grave", señala porque además, afirma, debe estar al margen de la idiología de los partidos. "No son para dos años, hay que hacerla a largo plazo", concluye.