Maravillas Espín ha estado esta semana en Bilbao, donde ha participado en las jornadas de Economía Social y solidaria, organizadas por Unidas Podemos.
¿Qué puede aportar la economía social a los retos actuales?
—Es cierto que a los retos que teníamos antes de la crisis sanitaria se han sumado nuevos retos, pero también la crisis ha permitido activar medidas que han permitido acelerar los procesos. La economía social antes, durante y en el futuro inmediato es clave porque tiene un recorrido histórico que funciona de acuerdo a unas reglas que son inalterables y que funcionan en la práctica. Comparado con otras formas de hacer economía que han demostrado que no han respondido y, sobre todo, no han respondido a las necesidades de las personas, la economía social lo ha hecho. Por eso desde el Gobierno de España estamos apostando por la economía social y por eso estamos poniendo en marcha muchas acciones para ayudar a impulsarla.
¿Qué peso tiene actualmente la economía social en el Estado?
—En la actualidad representan el 10% de PIB, si lo comparamos con lo que representa el turismo en nuestro país, que está en torno al 12%, podemos ver el peso específico que tiene la economía social en nuestro país. Y otra fortaleza fundamental es que está en todos los sectores de la economía, cuando hablamos de economía social hablamos de economía en el agro, en los servicios, en la industria, tiene una transversalidad que le da mayor fuerza.
Las cooperativas están en el centro de la economía social. ¿Cómo ve la salud de las cooperativas vascas? ¿Cómo ha resistido a la pandemia?
—Han sufrido y sufren al igual que otras empresas porque al final estamos hablando de empresas que funcionan en un mercado, pero es verdad que tienen mecanismos internos y formas de funcionar internas que les permiten adaptarse mejor a los escenarios cambiantes y es lo que han hecho, adaptarse de una manera ágil, rápida, porque han generado mecanismos de solidaridad protegiendo al empleo y protegiendo la salud y la viabilidad de la empresas. Han resistido mejor que las empresas ordinarias.
¿Y en Euskadi y Navarra?
—Aquí hay una tradición tal que están en la vanguardia de lo que el cooperativismo y la economía social española. Por su historia, su trayectoria, tienen singularidades, pero sobre todo tienen una fortaleza y son referente a nivel mundial.
Próximamente se van a aprobar las convocatorias de ayudas a los PERTE de economía social. ¿Cómo serán?
—El PERTE se aprobó el 31 de mayo, ahora mismo estamos desplegando el conjunto de líneas que componen el PERTE. El PERTE al final es un instrumento estratégico, que encuentra un foco o un agente clave, que en este caso son las empresas y las entidades de economía social y que nos permite focalizar la inversión pública en ese agente transformador, que es de nuevo la economía social, y de esa manera poder transformar de una manera mucho más estable y permanente el tejido económico de nuestro país. Esa es la función, en el caso concreto del PERTE de economía social y de los cuidados vimos muy claro que la economía social era el aliado perfecto para conseguir esta transformación que necesitamos. Concurren 13 ministerios con distintas líneas, todas ellas enfocadas a la transformación de los cuidados.
¿En qué sentido?
—El concepto de cuidados es un concepto transformador, porque no hablamos de los cuidados pensando exclusivamente en las residencias, que a lo mejor es la primera imagen que nos aparece. Es un concepto más amplio, más ambicioso que piensa desde el autocuidado, el cuidado de nosotros mismos, el cuidado de nuestra alimentación, el cuidado sobre todo de nuestro medio ambiente, apoyando a las empresas energéticas basadas en otros criterios distintos a los que son imperantes en este momento. Y también por supuesto al cuidado a la persona, pero en todas las etapas de su vida. Desde los niños, a través de economía social en la fase de educación, hasta todas nuestras transiciones como personas: si estamos trabajando, transitamos a situaciones de desempleo, nos formamos y nos volvemos a incorporar al mercado. Eso también está dentro de este PERTE. Y luego el cuidado, cuando ya somos más mayores, siempre desde el punto de vista de que la persona tome las decisiones sobre su propia vida y cómo quiere ser atendido.
También se aprobó recientemente la modificación de la ley concursal para que los trabajadores y trabajadoras puedan rescatar empresas en concurso.
—Aquí tenemos que agradecer el trabajo que se ha hecho desde los parlamentarios vascos, que ha sido clave. La ley concursal es una ley muy vinculada al ámbito mercantil y el ámbito mercantil no siempre permanece abierto a la economía social a pesar de que estamos hablando de empresas. Ese trabajo que se ha hecho desde el Congreso ha sido fundamental porque lo que permite es que, en un proceso de crisis económica de una empresa ordinaria, o por falta de relevo generacional que también es un problema con el que nos estamos encontrando, esa empresa no desaparezca sino que los trabajadores y trabajadoras que prestan servicio ahí se hagan dueños de esa empresa a través de cooperativas o sociedades laborales, entrando en una fase del concurso que agilice esa adquisición, que les haga ser adquirentes de manera prioritaria. De esta manera, ellos pueden quedarse con parte de una empresa que funciona y, con todo su conocimiento, sacarla adelante. Es una fórmula óptima que permite además capitalizar la prestación por desempleo para poder invertir eso en la capitalización de la empresa y permite generar empleo y mantener empresas. Es una solución magnífica.