Con 92 años, Mª Ángeles Mezquíriz acaba de ser nombrada Hija Predilecta de la Villa de Falces y a finales de mes la homenajearán
Nacida el 1 de febrero de 1929, Mezquíriz fue una mujer pionera que rompió moldes y que compaginó su pasión y su trabajo con la maternidad. Afamada, galardonada y reconocida a nivel nacional, ahora recibe con muchísimo orgullo este nuevo título que compartirá con el médico Clemente Añorbe y el músico Pedro Iturralde.
¿Cómo recibió la noticia por parte del Ayuntamiento?
–Con mucha alegría, como es lógico. Tanto la alcaldesa como el concejal de Festejos están trabajando mucho y están preparando un acto de nombramiento maravilloso. Son un lujo para el pueblo, les estoy muy agradecida a ellos y a todo el Ayuntamiento pues me ha gustado mucho que el acuerdo fuera por unanimidad.
¿Era algo que se esperaba o anhelaba?
–La verdad es que nunca me lo había planteado. No es algo que pensase que me podía pasar.
¿Qué supone como falcesina ser Hija Predilecta en el municipio que le vio nacer?
–Pues imagínate, un orgullo tremendo. Y más siendo mayor, que estas cosas hacen mucha ilusión. Como digo, estoy muy agradecida.
Comparte título con otros ilustres como Pedro Iturralde, ¿cómo se siente?
–Pedro fue una referencia y un músico de reconocimiento mundial. Me siento abrumada por la comparación. No estamos al mismo nivel. Es una coincidencia, además, porque Pedro y yo nacimos el mismo año y éramos amigos.
Aunque ha obtenido múltiples reconocimientos a lo largo de los años, ¿es este, en cierta medida, especial?
–Claro que sí. Es mi pueblo y ser nombrada Hija Predilecta es lo máximo ¿A qué más se puede aspirar?
¿Por qué decidió estudiar Historia? ¿Qué le hizo decantarse por la rama de la arqueología?
–En primer lugar, fui a la universidad por el empeño de mi madre por verme como una mujer independiente, que no era algo habitual entonces. A partir de ahí, la elección de carrera y especialidad fue una sucesión de preferencias y casualidades; a veces más importantes las casualidades. Pero a Dios gracias, porque acabé dedicándome a lo que más me ha gustado.
Con 28 años pasó a ser directora del Museo de Navarra, ¿qué destaca de aquel empleo?
–Imagínate. Era una cría. Ahora miro hacia atrás y me sorprende lo atrevida que fui desempeñando un trabajo de esa responsabilidad.
También lideró excavaciones arqueológicas en Navarra entre 1955 y 2000. ¿Cómo se desarrollan estos procesos?
–Los restos aparecen de distintas maneras; a veces en la obra de un edificio, en una carretera, etc. Otras veces la observación del terreno o el nombre de un lugar te hacen sospechar. Por ejemplo, los Villares. Ese nombre se repite por toda España y suele indicar la presencia de una villa romana, como así fue en Falces. Luego, una vez se hacen las primeras catas y se ve que hay restos, se trata de delimitar el yacimiento para comenzar con las excavaciones. Si los restos son importantes suelen durar varios años. Después está la clasificación de los hallazgos y documentarlo todo; son procesos largos. Para que te hagas una idea, desde los primeros trabajos en la Catedral hasta la publicación definitiva del libro ¡han pasado más de 30 años!
¿Cómo compaginó la maternidad de seis hijos con su destacado trabajo?
–No fue fácil. Eran años en los que ser una madre joven con un cargo de responsabilidad era algo que se salía de toda norma. Ni siquiera había bajas por maternidad, que vinieron después; pero también es verdad que conté con la ayuda de gente fantástica. No sé qué hubiera sido de mí sin ellas.
¿Cómo valoraría el patrimonio arqueológico que hay en Navarra?
–Estamos en una zona con una historia muy rica. Desde el imperio romano, han pasado por aquí todos los pueblos y culturas. Somos zona de paso y mestizaje; conquista y reconquista, y eso hace que el patrimonio arqueológico sea importante.
A veces aparecen nuevos hallazgos, ¿cree que queda mucho por descubrir en la Comunidad foral y, en este caso, en la zona de Falces?
–Es difícil de decir en general, pero ya que preguntas por Falces, en la Villa de Los Villares quedaría mucho por hacer. Las excavaciones que llevamos a cabo sacaron a la luz un complejo agrícola importante del que quedarían muchas cosas por descubrir. Con motivo de mi nombramiento se ha organizado una exposición con materiales encontrados en las excavaciones que hice en Falces, y espero que quede en depósito del Ayuntamiento como patrimonio del pueblo.
Como mujer, rompió barreras y estereotipos que aún hoy en día siguen lastrando a la sociedad, ¿cómo fueron esos comienzos?
–No había nada; no había mujeres en puestos de responsabilidad, y yo, además, era una cría. Por suerte conseguí el apoyo de personas que vieron más allá del género. Gracias a ellos y a cierta inconsciencia propia de la edad conseguí tener una carrera profesional.
Si echa la vista atrás, ¿cómo ve la evolución en este sentido? ¿Es suficiente?
–Visto desde la óptica de entonces, la situación actual es ciencia ficción. Se han conseguido cosas que entonces no hubiéramos ni soñado. No digo que todo sea perfecto ahora, pero desde luego que los logros en igualdad de oportunidades han sido impresionantes.
También cuenta en su haber con numerosas publicaciones, ¿de cuál se siente más orgullosa o cuál es la temática con la que más ha disfrutado?
–Acabamos de publicar el libro Arqueología en la Catedral de Pamplona. El origen del culto cristiano, fíjate, ¡a mi edad! Nos ha costado tanto tiempo y esfuerzo que pensé que no lo vería publicado, así que ahora mismo es mi favorito. Además, y no es porque sea la coautora, nos ha quedado fenomenal.
¿Le ha quedado algo en el tintero a nivel laboral?
–Qué va. He tenido mucha suerte. He disfrutado con mi trabajo como nadie y no me queda nada pendiente. De verdad, una suerte.
Después de una vida laboral y familiar tan intensa, ¿cómo vive su jubilación?
–¿Jubilación? ¡Pero si acabo de publicar un libro! Ahora en serio, tengo una edad en la que disfruto de las rutinas, de la tranquilidad, de mis hijos y de mis nietos. No puedo pedir más.
¿Suele volver a Falces?
–Mucho. Celebramos las Nochebuenas en Falces toda la familia. Mis hijos tienen la casa en uso y venimos bastante a reuniones y celebraciones familiares. Me gusta volver, a pesar de que ya no va quedando nadie de mi quinta.
¿Qué destaca del municipio?
–No lo veo con objetividad. Es mi pueblo, donde he nacido. Cada calle tiene un recuerdo, cada familia... Para mí es nostalgia pura. Mis hijos dicen que me enrollo cuando hablo de Falces. A mi edad, tienes más vivos los recuerdos de hace 60 años que los del mes pasado.
¿Qué le diría a sus vecinos de Falces aprovechando esta entrevista?
–Uy, muchos de ellos ni sabrán quien soy. Por Dios, ¿qué les voy a decir yo? No sé, que no se olviden de su pueblo aunque pase el tiempo. Los años más felices son los de la infancia y es estupendo mantener las raíces. Una se da cuenta de eso con la edad.
"Somos zona de paso y mestizaje; eso hace que el patrimonio arqueológico sea importante"
"Falces es mi pueblo, donde he nacido; cada familia y cada calle tienen un recuerdo. Para mí es nostalgia pura"