Mariajo Otxoa de Eribe y Jesús Mari Alegría, Pinttu, subieron ayer al escenario del Teatro Principal para recoger el Celedón de Oro 2021. Fue el especial momento de reconocer una larga trayectoria vital y profesional a estos dos ilustres gasteiztarras, que se convierten en nuevos miembros de la institución. La concesión del galardón se dio a conocer el pasado mes de junio y, como es habitual, la ceremonia de entrega se lleva a cabo en septiembre en las fechas próximas a Olarizu.
Acogió ayer por la tarde el centenario teatro vitoriano una gala especial para conmemorar la edición número 60 de los premios. Todo el proceso de selección ha sido también singular porque para llegar a reconocer a las figuras de Otxoa de Eribe y Pinttu, el jurado tuvo que dilucidar entre una veintena de candidaturas, una cifra nunca vista en las seis décadas de entrega de los Celedones de Oro. Desde la organización se quiso celebrar de un modo especial esos 60 años y por ello encargó, por vez primera, una nueva composición. Se puso en manos del alicantino Josep Vincent Egea esta tarea y el resultado de su trabajo es la obra Poema Gasteiztarra, interpretada ayer por la Banda Municipal de Gasteiz, bajo la dirección de Luis Orduña.
Esta nueva composición se presenta bajo el formato de un poema musical que los Celedones de Oro quiere dedicar como homenaje a los gasteiztarras. En palabras de su creador, Vincent Egea, la nueva composición se sirve de diferentes músicas populares de Vitoria a las que ha dado un tratamiento descontextualizado y una nueva visión contemporánea.
Junto al estreno de la pieza del maestro alicantino, el repertorio que escucharon los vitorianos que llenaron el salón de butacas del Teatro Principal estuvo compuesto también por Variaciones Agur Jaunak, de Vicent Egea; Alkate soñua, de Felix Sistiaga y el popular pasacalles Celedón de Mariano San Miguel.
Los dos nuevos premiados suceden en la lista de galardonados al vidriero Mikel Delika, nombrado Celedón de Oro 2020. Los motivos argumentados por la institución a la hora de conceder el reconocimiento, apuntan a la figura de Mariajo Otxoa de Eribe como toda una referencia en la barra de La Unión-Byra, en la Plaza Nueva, y “modelo de humildad, trabajo, tesón y alegría, capaz de hacerle a cualquiera sentir la proximidad y calor en el trato”, explicaron al razonar la concesión de su distinción. “Lleva el nombre de Vitoria por donde va y siempre repartiendo buen hacer”, concluyen los Celedones de Oro. En el caso de Jesús Mari Alegría, los motivos que le hacen ingresar en el club de los Celedones de Oro son la “música solidaria y comprometida” de su ONG Músicos sin fronteras. Desde ese colectivo ha llevado la música “a las cuatro esquinas del mundo reivindicando la relación pacífica entre los pueblos”, ahonda la decisión.