Hay lecturas que son recomendables, hay otras que son obligatorias. Hoy nos hemos adentrado en uno de sus libros que no debería faltar en ninguna familia. "Eso no es sexo. Otra educación afectivo sexual es urgente" de Marina Marroquí dice verdades que como padres y madres nos gustaría no escuchar pero que debemos escuchar. A su autora seguro que la han oído hablar más de una vez. Es educadora social, especialista en violencia de género e imparte talleres de detección precoz de violencia de género entre adolescentes. En su última publicación aborda cómo nuestros adolescentes construyen su relación con el sexo desde la niñez. Y no, no es como nos imaginamos.
Acaba de estar en Sestao hace dos días con uno de sus monólogos. Tres horas con los adolescentes en las que ellos y ellas se relajan y en clave de humor se enfrentan a una realidad que no esperaban. Tampoco sus padres, ni sus madres, ni el profesorado que les acompaña que escucha horrorizado cómo algunos de sus alumnos ven y se relacionan con el sexo. Escuchando a Marina Marroquí nos ha quedado claro por qué.
Llevamos semanas viendo casos de violaciones grupales, de "manadas" con menores implicados, algunos de ellos tan jóvenes que son inimputables. Casos como el de Badalona, el de Logroño que han hecho que nos echemos las manos a la cabeza pero hagamos memoria. "La manada" de Pamplona fue hace siete años. Nos lo recordaba esta mañana en Onda Vasca Marina Marroquí.
"Esta violencia sexual es insostenible y apunta a una clara necesidad de educación sexual real y ver una implicación de todas las instituciones sociales, familiares y educativas para contrarrestar como está aprendiendo nuestra juventud la sexualidad", subraya.
Pero lo peor no es que exista esta violencia sexual sino que se haya normalizado entre los adolescentes y que tiene como principal problema que el sexo se ha separado del afecto que no del amor. "Lo afectivo se ha desconectado y lo sexual forma parte del ocio. Algo que es prácticamente un juego, les da igual y no ponen ninguna carga. Cuando quitas lo afectivo de lo sexual aunque sea una noche, esto es los besos, las caricias, los juegos, no te queda nada de lo que debería ser el sexo. Se asemeja más a una violación que a una relación sexual", remarca.
“ La punta del iceberg son las manadas de agresores cada vez más jóvenes pero la normalización de esta violencia sexual como relaciones sexuales consentidas también me preocupa muchísimo. ”
Marina Marroqui, educadora social
Marina Marroquí lleva años impartiendo charlas y realizando monólogos que usan el sentido del humor para romper ese muro que a menudo tienen los adolescentes. Ha conseguido llenar teatros y auditorios con casi mil chicos y chicas que se han abierto y han contado sus experiencias, esas que nunca cuentan en casa. De esa enseñanza nace su libro "Eso no es sexo" y que ahora sirve de base para sus exposiciones.
"Antes de ayer estuve en Sestao y vi el gran impacto en el profesorado. Cuando llevamos dos horas de monólogo, de humor, les hago tres preguntas: cuántas tetas ha visto, si se han salido del grupo de amigos porque te han enviado algo degradante de una mujer y la tercera es qué es lo más bestia que les han mandado". Las respuestas, reconoce, pueden helarte la sangre.
¿Qué tipo de porno ven?
"Los adultos estamos empezando a hablar de porno ahora sin atragantarnos, sin ponernos nerviosos. Pero es un espejismo porque es nuestro porno, el del butanero a la puerta y no tengo para pagar. No es real. Lo que le llega a la adolescencia es mucho más bestia que eso", puntualiza. "Desde 2016 los vídeos más vistos son violaciones múltiples que da respuesta a por qué replican manadas", señala y nos da un dato escalofriante. Desde 2016 ha habido más de 3 mil manadas denunciadas.
"Padre abusa de su hija mientras duerme, mira cómo hago que se gane el regalo de cumpleaños, hermano viola a su hermana en la ducha, mira qué lección le doy a mi madrastra...esa es la norma del porno que viene ahora. Lo que le llega a ellos es muchísimo peor", alerta.
Así que la pregunta es si lo que les llega es peor aún, ¿cómo son esos vídeos? "Les llegan vídeos de cómo violan a un bebé o cómo descuartizan a una chica y luego la violan. Te lo cuentan entre risas chavales majísimos de todas las edades. Eso lo tenemos que abordar", afirma y subraya que se ve diferencias entre chicos y chicas, en la forma en que nos han educado. "Mientras ellos se ríen al comentar esos vídeos, a sus compañeras de clase se les cae una lágrima", subraya.
"¿Qué influencia tiene el desarrollo de la empatía, cómo construyen el seo si el 80% del porno lleva violencia física contra las mujeres? ¿Qué mensaje vamos a dar que contrarreste la estimulación tan brutal que hace la pornografía?", pregunta Marina Marroquí. Y esas son, precisamente, las preguntas que urge que respondamos.
“ No podemos parar esto. Lo siento, no hay control parental. Les llega por la play, el Whats app. Cuando empiezan a ver porno a los 8 años, no buscan el porno al principio, el porno les encuentra y les bombardea de forma tan continua que luego lo necesitan y recurren a él. ”
Si analizamos todos los parámetros, veremos que está todo conectado. "Esta es la generación que menos se ha drogado de los últimos 30 años. El porno es su droga y los chats de la play y los videojuegos violentos. Están menos en los parques. Esa pornografía que ven es su droga. No podemos pararlo pero les podemos preparar", destaca y pone como ejemplo las chicas a las que les llegan constantemente fotos de penes por instagram.
"Entiendo que hiela la sangre y te deja muy mal cuerpo. Pero hay que hacer actividades para iniciar esas conversaciones", afirma Marina en relación a cómo sentarnos con nuestros hijos e hijas para abordar la educación sexual. Su libro lleva un contrato para firmar las familias y un tabú inverso para abordar temas con palabras que hay que usar obligatoriamente. "Muchas te las tendrán que explicar ellos", remarca. Se trata, insiste, de "generar esa comunicación tan necesaria que la adolescencia necesita".
Las manadas
Evidentemente también hay que legislar. Nos pone el ejemplo de la web Pornhub que es la más grande a nivel mundial. "Tuvo demanda colectiva de 8 mujeres porque sus violaciones reales estaban en sus página web algunas con más de 5 millones de visitas. Antes del juicio sus abogados les recomendaron que quitaran cualquier contenido que incluyera violencia. Pasaron de 30 millones de vídeos a 3", destaca. Cifras que nos dan la medida del tipo de porno que se está consumiendo actualmente.
En este sentido insiste en que es ese porno el que les llega cuando son niños. "Les llega a esa edad para darles respuestas a preguntas que aún no se han hecho, para no dejar que la sexualidad se construya como se venía haciendo tradicionalmente. Desde las cosquillitas hasta la relación sexual pasabas por el pico, darle la mano, quedar a solas... ibas construyendo ese deseo. Ahora no. Antes de eso han visto 700 violaciones, 200 orgías y 20 mil bucakes", señala. "A esa edad no está construida la sexualidad pero sí el juego simbólico, es decir, reproducir lo que ven.
Y va más allá. Todos esos vídeos que ven no tienen nada que ver con el sexo. "Se está convirtiendo en un rito de socialización masculina", advierte y añade que esas manadas y su forma de actuar es mucho peor de lo que creemos. "El más popular elige el agujero por el que empieza, es casi un concurso entre ellos de a ver quién termina antes y es más pringado. Es horrible lo que está pasando"; reconoce y destaca que tiene que ver con la cosificación de la mujer y el hecho de todo esté sexualizado.
"Nadie les habla de ello. Es urgente dar pautas. Si algo vemos es que el paradigma del violador ha cambiado. Son chavales normalizados, con grupos sociales y que todos calificarían de buenas personas", subraya. "Me parece un fracaso social, educativo y legislativo llenar las cárceles de chavales que con una educación sexual real, legislando la pornografía y dándoles herramientas, nunca hubieran realizado esa violación", añade.
“ Vamos muy tarde. Hasta que no ha habido cinco violaciones grupales en una semana, no ha saltado la alarma. Hay generaciones de chavales normalizando esto. Necesitamos medidas rápidas y contundentes. ”
Decálogo para saber si estás violando
En su libro recoge un decálogo dirigido a los chicos para que sepan cuándo están cometiendo una violación. y con lo que nos ha contado Marina es necesario aunque nos cueste creerlo. No sólo para ellos sino también para ellas. "Cuando acabo el monólogo hay una cola de chicas muy larga para contarme su caso. Lo más doloroso es lo que las chicas guardan en silencio. La inmensa mayoría no se lo cuenta a sus familias. Y te dicen que no se lo pueden contar porque no pueden decepcionarles", explica.
"Que no decepcionar sea el motivo para que chicas de 14 años se guarden tanto dolor... como familias tenemos que cuestionarnos muchas cosas", considera. Pide por ello a las familias que cambien el paso. "Tenemos que bajar del pedestal y establecer confianza porque si no, aunque parezca absurdo, ese comentario de qué hacía sola en la calle a esa hora, lo va a recordar cuando le pase algo", destaca.
“ Que una chica te abrazo y te cuente cómo la violaron y de repente suelte una risa y te diga Marina de qué me quejo si solo fue uno, no puede ser. ”
La estadística que maneja es demoledora. Una de cada dos adolescentes sufre violencia sexual. Un número muy elevado que hace que se nos enciendan todas las alarmas. Como parece increíble lo que le ocurre a la otra parte, a ellos. "En menos de tres meses, más de 7 chicos se levantaron, me abrazaron y me dijeron, soy buena persona pero si a mi novia no le cojo del pelo o del cuello, no puedo acabar. Que un chaval de 15 años llorando, te diga eso...La adolescencia no tiene la culpa, está pagando el precio", lamenta.
Concluye con un mensaje para los padres y madres que tienen a sus hijos encerrados en su cuarto sin salir viendo la tele o jugando a la play en vez de en la calle y que tienen una "falsa" sensación de inseguridad. "Lo siento. La adolescencia tiene que ser como siempre. Si tu hijo está en su habitación todo el tiempo, y no te replica y no quiere cambiar el mundo, tienes que pedir cita a psiquiatría. Será muy cómodo que esté siempre en su habituación pero seguro no es", advierte.