Marinda, una prominente cota en medio del valle

Entre la sierra de Badaia y la de Arkamu se alza la modesta sierra de Gibixo. En ella encontramos un monte que no deja indiferente. Se alza imponente en el centro del valle con su silueta de pirámide. Se trata de Marinda, al que hoy subiremos desde la población alavesa de Sendadiano.

DATOS PRINCIPALES

· Kilómetros: 9,15 km

· Desnivel positivo: 431+

· Duración: corriendo 1:20h / Caminar - correr: 1:40h / Senderismo 2:20h

DESCRIPCIÓN  

Prácticamente en el centro de la cuadrilla de Añana se encuentra la Sierra de Gibixo. No es la más alta, ni la más montañosa, como tampoco es la más espectacular. Pero tiene uno de los montes más característicos y peculiares de toda la geografía alavesa, incluso de la de Euskalherria. Solitario, rodeado de valle por todos sus ángulos, se alza majestuoso el pico Marinda. Su silueta de forma piramidal llama la atención elevándose entre todos los campos de labranza y los bosques de pinos silvestres, vegetación dominante de la zona.

Partimos de la iglesia de San Martín en la parte alta del pueblo de Sendadiano, donde tenemos un pequeño aparcamiento y una fuente en un pilón pegada a la iglesia. Precisamente por esa calle principal es por donde vamos a abandonar el pueblo, primero por asfalto y después por una pista de tierra compacta. Todo ello en ligera subida. En el momento que llegamos a una valla metálica, dos opciones de continuar travesía se ponen delante de nosotros. Si bien cualquiera de las dos nos va a llevar a las inmediaciones del pico Marinda, optamos por el camino en descenso. De esa forma la ruta será circular y no un simple camino de ida y vuelta.

La idea es explorar el precioso barranco de los Yartos. Lo vamos a cruzar entero todo el rato por una cómoda pista de monte, que además de realizar un recorrido sinuoso con variadas curvas, presenta un continuo sube y baja. Todo ello rodeados de mucha vegetación pero en un entorno mas abierto en esta primera parte.

Tras superar un repecho no muy complicado estamos en el collado Soluziaga. Desde aquí podemos ver el barranco desde las alturas. El primer paso mientras nos dirigimos hacia la imponente silueta del Marinda es vadear el arroyo Yarto, que le da nombre al barranco. Tras ello el paisaje cambia totalmente, ya que el entorno abierto se va cerrando gracias a un bosque de pino silvestre que nos envuelve. Así, los colores marrones de las rocas calizas se transforman en un verde intenso por la vegetación.

Cruzamos una valla metálica y según nos vamos acercando al Marinda notamos como su silueta va creciendo a marchas agigantadas. Todo eso hace prever que tendremos un fuerte desnivel en el acceso a la cima.

Dos ermitas en el camino

Salimos del bosque y vamos faldeando la ladera norte de la montaña hasta que llegamos a otro paso de valla. Unos 700 metros más adelante esta situada la ermita de San Antonio, que se encuentra a una altura de 850 metros, a los pies del viejo camino real que desde Kuartango se dirigía a Orduña por Bagate, atravesando las tierras de la Ledanía de Marinda o Ledanía de abajo. Se trata de un edificio de sencilla construcción dividido en dos partes, la ermita como tal y una zona de pórtico cubierto, en donde se realizaba la hoguera de San Antón.

Incluso tenemos la posibilidad de alargar el paseo y llegar hasta la ermita de la Trinidad, con un kilómetro más de travesía. Si disponemos de tiempo es un buen paseo extra.

Cima de contrastes

Hoy, en este caso, dejamos las ermitas de lado y en la valla citada anteriormente giramos 180 grados nuestro caminar. La atravesamos y encaramos la exigente subida a la cima del Marinda. Superamos un duro repecho nada más comenzar, y con la orientación de los cairns –piedras apiladas que indican la dirección hacia una cima–, faldeamos sin casi desnivel la cota por su parte oeste.

Cuando ya tenemos delante la parte sur, con vistas todavía a cotas muy bajas, pero ya excelentes del barranco de las Fuentes, que separa la sierra de Gibixo de la sierra de Arkamu, con un nuevo giro, esta vez de 90 grados, empezamos, ahora sí, la subida propia de esta pirámide de roca y verde vegetación. La pendiente es dura, con un desnivel bastante importante que además no bajará en intensidad durante los 600 metros que tenemos hasta arriba.

Mientras ascendemos vemos cómo va apareciendo todo el valle a nuestros pies, espectacular con la sierra de Arkamu a nuestra derecha y al fondo la sierra de Badaia. Una vez llegados arriba, el escenario es inmejorable, con unas vistas en 360 grados, donde tenemos que mirar muchas veces a muchos sitios para poder observarlo todo.

Estamos en la cima de Marinda (986m) y aquí arriba, además del buzón, existe una gran cruz y un vértice geodésico. Hay que destacar que además de la silueta picuda de esta cima, de las vistas y de que esta separado del resto de la sierra de Gibixo, otra particularidad llama poderosamente nuestra atención. Se trata de la diferencia entre la cara norte y la sur. Mientras la norte posee una vegetación frondosa, la sur esta pelada y cae a plomo hasta su base, con roca en toda su pared.

Tras el deleite bajamos por el lado opuesto por un sendero en fuerte pendiente descendente, donde deberemos tener cuidado con la roca húmeda y un par de tramos algo rotos. Desembocamos en una pista por la cual iremos con comodidad transitando hacia nuestro final, nuevamente en la iglesia de Sendadiano. Una ruta sencilla, sin grandes desniveles, excepto la subida a Marinda, pero con muchos lugares por descubrir en este entorno no tan conocido de Álava.