Cuando se pierde con un marcador tan amplio como el 83-54 de ayer contra el Zenit de San Petersburgo, no se puede buscar otro culpable que el rendimiento del equipo en su conjunto. Tras la punzante derrota encajada del miércoles contra el Unics Kazán, el Bitci Baskonia volvió a caer estrepitosamente a pesar de cuajar un buen arranque de partido, y ese hundimiento comenzó cuando Ivanovic comenzó a introducir piezas del banquillo, que bajaron notablemente el rendimiento de los titulares y dieron pie a que el Zenit se creciera y registrara ese parcial de 24-0. De hecho, entre todos los suplentes tan solo lograron anotar siete puntos –cuatro de Enoch y tres de Kurucs–, frente a los 29 del amplio banquillo rival.
Ninguno de los secundarios estuvo bien, pero llamó la atención especialmente la actuación de Marinkovic, que desesperó a Dusko Ivanovic y cuyo rendimiento esta temporada está siendo preocupante. El serbio llegó al Baskonia con el cartel de gran tirador con cualidades para defender, y ayer, al igual que en otros tantos duelos esta campaña, no hizo bien ni una cosa ni la otra. La aportación del único escolta puro que tiene el equipo en nómina fue inexistente, ya que no consiguió anotar durante los 10 minutos que estuvo sobre el parqué, y no fue porque no lo intentara. Marinkovic lanzó en tres ocasiones desde el triple y realizó otros dos intentos de dos puntos, y en ninguno de ellos logró ver canasta. El jugador terminó con un -6 de valoración, repitiendo lo ocurrido en Kazán, donde también registró créditos negativos.
Por si las estadísticas no hablaran por sí solas, el ex del Valencia Basket apareció en dos pósters en los momentos decisivos del encuentro, cuando el Zenit de San Petersburgo comenzaba a construir su ventaja, ya que recibió un taponazo de Poythress en una penetración a la desesperada por el flanco izquierdo, con varios jugadores locales protegiendo la zona, y también cometió una falta absurda sobre Gudaitis cuando el pívot tenía claramente ganada la posición bajo el aro, regalándole un tiro libre extra además de la canasta. Esta acción fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Dusko Ivanovic, que no dudó en devolverlo al banquillo y apenas volvió a contar con él en el resto del choque.
LA CARA DE LA FRUSTRACIÓN Además de sus desacertadas decisiones y su falta de acierto en el lanzamiento, Vanja Marinkovic fue el vivo reflejo de la frustración y de la derrota que vivió ayer el Baskonia y que acrecienta la crisis iniciada contra el Unics Kazán. En aquel duelo el serbio ya protagonizó un lance con Sedekerskis –a quien le negó la mano por no haberle pasado el balón– que ha sido muy comentado en las redes en los últimos días. Ayer se volvió a ver un Marinkovic desesperado, con el gesto torcido, enfadado consigo mismo. Un jugador, en definitiva, que de momento está dando la razón al Valencia Basket por haberlo descartado en verano.