MARTÍN Bengoa (Otxandio, 21 de noviembre de 1994) asoma como el referente más cercano del fútbol vizcaino en Marruecos. El hoy futbolista del Gernika, equipo que milita en el grupo II de Segunda RFEF, se considera un aventurero del fútbol desde que abandonara Lezama en 2017, a la que llegó desde la cantera de la Real Sociedad, un lustro atrás, después de ejercer dos cursos en el Basconia y tres más en el Bilbao Athletic, con el que ascendió a Segunda División y jugó en la categoría de plata, aunque una lesión de pubalgia le privó de tener más continuidad y la posibilidad de poder ascender al primer equipo. “Me hubiera gustado tener más presencia en Segunda después de haber metido el morro”, declara el centrocampista, que se define como un futbolista “al que le gusta tener el balón, ofrecerse, asociarse con sus compañeros, moverse ente líneas”. Hoy en día permanece en el dique seco desde hace más de un mes por culpa de un edema en el aductor. Bengoa, padre de un niño cerca de cumplir cinco años, salió de casa para fichar por el Fabril, filial del Deportivo La Coruña, y regresar un año después para jugar en el Leioa. Cinco meses después de recalar en Sarriena, se enroló en una nueva aventura: Marruecos. Fichó en diciembre de 2021 por el Chabab Rif Al Hoceima, de la Botola Pro, la máxima categoría pero que acabó descendiendo. “Así y todo tuve protagonismo, metí seis goles”, acentúa el de Otxandio, que dejó el club de Alhucemas por impagos.
Hizo las maletas y se desplazó a 250 kilómetros al norte para comprometerse con el Atlético Teután, con el que cerró la liga en quinta posición. Tampoco finalizó su contrato por nuevos impagos. De hecho, sigue su pelea en los tribunales y viajó a Suiza en una comparecencia en la FIFA a la que no se presentaron los representantes de las entidades marroquíes. “Gané el juicio y me han pagado una parte de la deuda”, apunta Bengoa, que vivía en un adosado con su mujer e hijo. “Me llevé una sorpresa grata de Marruecos, una experiencia vital que ha merecido la pena. Una cultura diferente y, sobre todo, con gente amable. Es un país con encanto”.
Martín Bengoa no se esperaba el rendimiento de Marruecos en el Mundial de Catar, donde hoy se juega ante Francia el billete a la final. “Su liga está al nivel de la Primera RFEF, pero también es cierto que la mayoría juegan en Europa. Allí predominan los jugadores físicos, falta rigor táctico y los que más progresan han pasado por la Academia Mohamed VI”, describe el centrocampista, que conoce a varios de los futbolistas marroquíes presentes en Qatar, a los que se ha enfrentado en la Botola Pro, como el guardameta Reda, Attiat-Allah, Jabranes –los tres militan en el Wydad–, Benoun, ex del Raja Casablanca, y Dari, ex del Wydad, el equipo más poderoso en Marruecos. También ha tenido como rival al seleccionador Walid Regragui, que entonces dirigía al Rus Rabat. “El Wydad y el Raja son de Casablanca y juegan en el mismo campo, pero a mí me gusta más el Raja. Es una pasada cómo se vive el fútbol en Marruecos, se llenan todos los campos. Si se juega un martes a las cinco, la gente no va a trabajar, no se lo pierden. A mí en Teután, me reconocían y me paraban por la calle”, recuerda Martín Bengoa, que dejó Marruecos para jugar en el Anagennisi Karditsa griego. Disfruta ahora del Gernika, pero “estoy abierto a todo por si sale una oportunidad”.