La plantilla de Volkswagen Navarra tiene una fecha marcada con fosforito en el calendario: el 16 de febrero. Ese día se celebrarán las elecciones sindicales de la fábrica, de las que saldrán los 31 delegados –dos más que en 2019– del órgano de representación de los trabajadores ante la empresa en un momento de muchas incógnitas.
Es una cita remarcable. Por varios motivos. Primero, porque el censo ha sobrepasado la barrera de los 5.000 empleados –200 más que en los comicios de 2019–.
Pero, sobre todo, por el estado en el que se encuentra no solo la planta de Landaben, sino todo el sector de la automoción, que en todo el Estado y particularmente en Navarra –donde Volkswagen representa más del 16% del PIB foral– tiene una influencia crucial en la economía y el empleo. La crisis del covid, la guerra, la falta de materiales, la transición energética, la propia competencia dentro de la marca –con la fábrica de Martorell en boca de tantos en 2022– y un nuevo paradigma para la movilidad en toda Europa afectan a la planta. Y los trabajadores son los primeros que lo saben.
De ahí que estos comicios sindicales sean importantes. Serán, además, los últimos antes de 2026, una fecha que se ha manejado como importantísima para el coche eléctrico. La planta ya trabaja en la electrificación y está claro que se alternará un coche tradicional con un eléctrico. Pero no se sabe qué efectos concretos sobre el empleo tendrá el nuevo tipo de coches. Se habla de que el eléctrico necesita alrededor de un 30% menos de mano de obra. Pero este porcentaje no solo afecta al ensamblado del coche, sino que abarca a todas las fases de la fabricación. Todavía no se sabe porque VW maneja su información con cuentagotas y administra cada mensaje para llevar el debate hacia donde quiere. Pero se espera que durante este primer semestre se conozcan cupos y cantidades de fabricación de eléctrico en Pamplona.
Para entonces quieren tenerse despejadas otras incógnitas de la fábrica, que es donde hacen campaña los sindicatos. Hay ejes fundamentales: un acuerdo con rango de convenio, la antigüedad, las escalas salariales, el modo de acceso y promoción en el empleo, el absentismo laboral y el envejecimiento de la plantilla son temas de los que se habla en las líneas de producción.
Las opciones
Ahora toca ver qué sindicato tiene más representación. Alfredo Morales (UGT), presidente del comité, se presenta “con el aval del trabajo hecho”. “Tenemos una lista que mezcla experiencia con juventud que aspira a reflejar la realidad de la fábrica”, resume a este periódico. Su baza es la de la trayectoria previa de cara a un horizonte con incertidumbres donde hace falta estabilidad, ya que a su juicio “no hemos vivido como hasta ahora un proceso tan importante como el actual”.
En orden de representación le sigue CCOO. Carlos Zalduendo será el cabeza de lista tras la jubilación de Eugenio Duque. El nuevo candidato señala la idea con la que acudirán a la cita con las urnas: la necesidad de que el proyecto industrial vaya ligado a la parte social. Que la carga de trabajo y el nuevo modelo de fabricación motive mejoras en las condiciones de los trabajadores. “El coche eléctrico es una oportunidad, no un drama, pero la dirección tiene que molestarse en que los nuevos procesos se queden aquí”.
Desde ELA, será Igor Peñalver, con ocho años de experiencia en el comité, el candidato. ELA critica la falta de información por parte de la empresa y cree que la dirección “no está acertando con la comunicación”. “La gente está cansada de que todas las semanas no sepamos lo que va a ocurrir la siguiente”, critica, y apunta que el comité tendrá importancia en aportar al nuevo convenio.
Desde LAB, Raúl Portillo explica que su sindicato va a proponer una escala de oficial de segunda como mínimo para toda la plantilla y más letras de antigüedad, como ocurre en otras factorías. También que las contingencias comunes pasen a Osasunbidea y un plan de acceso público al trabajo. Y LAB también reclama más información, toda la que no da la dirección. “Al obrero lo que le importa es la carga de trabajo, pero no puede ser que no tengamos nada de información”.
Y por último, Óscar Añorbe será finalmente el candidato de CGT. Muy crítico con un comité “que en realidad funciona como secciones sindicales separadas”, pide el voto para devolver la voz a la plantilla, y que sean los trabajadores los que tomen parte en los procesos de decisión. Las triples escalas salariales y las faltas a la verdad de la empresa con las crisis de semiconductores y nuevos modelos serán tema de debate del sindicato.