Superado ya el Europeo que se llevó Noruega ante Dinamarca y que obligó a paralizar la Liga Guerreras Iberdrola durante todo un mes, ayer el Zubileta Evolution Zuazo regresó a la competición y lo hizo con una derrota ante el Motive.co Gijón, un rival directo de la parte baja de la clasificación, esa en la que se encuentran por el momento el conjunto barakaldarra. Las dirigidas por Joseba Rodríguez acusaron las semanas sin competición un poco más que sus oponentes, que ayer exhibieron sobre el parqué de Lasesarre una marcha más. La escuadra asturiana demostró tener una gran plantilla y un buen fondo de armario, que le permitió apretar a un Zuazo mermado por las lesiones cuando a este más le flaquearon las piernas. Así, tras esta derrota, las rojinegras pierden la oportunidad de poner tierra de por medio con un rival directo y, lo más importante, engancharse a la parte media de la tabla.
Y eso que el duelo comenzó errático. Como si a los dos equipos les costara carburar después de un mes parados. Como si las muñecas tardaran más en calentarse tras cuatro semanas sin ser exigidas por la liga. O puede que la necesidad de puntuar, ese miedo a perder, atenazara las intenciones. Por eso, en los primeros parciales se impusieron las defensas. Aunque tampoco les exigieran mucho los ataques. Así, tras unos primeros minutos de tanteo, el luminoso alternaba de dominador; hasta que la efectividad decidió decantarse hacia el lado visitante. Entonces, el Gijón se colocó tres tantos arriba y no solo se dedicó a aguantar la ventaja, sino que poco a poco la aumentó hasta que el descanso llegó con cinco goles de diferencia (9-14).
El Zuazo necesitaba una reacción, pero fueron las asturianas quienes salieron de nuevo al parqué más enchufadas. Los dos puntos parecían estar muy a gusto en el bolsillo visitante. Y, aún así, las rojinegras sacaron las garras. Aumentaron la intensidad y a base de empuje lograron inquietar a un Gijón que hasta el momento había estado bastante tranquilo. Con todo, a pesar de los intentos, el marcador no cambió mucho. Siguió del lado visitante y por margen. Pero el Zuazo siguió a lo suyo. A pelear hasta el final, a sudar cada segundo aunque todo se disponga en su contra. Las de Rodríguez presionaron cada pelota y se aplicaron. Las rojinegras fueron todo intención y ayuda. Pero volcarse en ataque siempre penaliza en defensa. Y fue cuando olió la sangre cuando el Gijón se lanzó a morder. A falta de diez minutos, las asturianas ganaban de cinco y manejaban el tiempo a su antojo. El Zuazo lo intentaba con más alma que acierto, pero jugar con el marcador en contra fue una desventaja que nunca pudo subsanar.
Así, la bocina final llegó con un 22-26 que dejaba a las rojinegras sin premio a su perseverancia y pensando ya en la próxima jornada, la octava, que les llevará a la cancha del Beti Onak, otro de los equipos necesitados de puntos.