El Campeonato del Mundo de Fórmula 1 está adquiriendo una dinámica, quizá propiciada porque la escudería Red Bull ha rodado las dos últimas carreras en el mismo escenario, su circuito, el Red Bull Ring de Spielberg. Lo cierto es que el equipo alado encadenó en el Gran Premio de Austria, novena prueba del calendario, su quinta victoria consecutiva. Para Max Verstappen fue su tercer triunfo seguido y sexto de la temporada. La próxima prueba, el Gran Premio de Gran Bretaña, donde Mercedes ha vencido en siete de las últimas ocho visitas, definirá si lo acontecido recientemente es el inicio de un cambio en el Gran Circo o si la igualdad ofrecida entre Red Bull y Mercedes en los albores del curso permanece vigente, y lo sucedido en las dos últimas pruebas es solo un paréntesis.
El dominio de Verstappen fue aplastante. Mayor, si cabe, que el acontecido el fin de semana anterior, cuando el neerlandés protagonizó la actuación más autoritaria del año. Hoy rebasó la línea de meta con casi 18 segundos de ventaja sobre el segundo clasificado, Valtteri Bottas, pero además lo hizo completando una parada más en boxes. Es decir, Mercedes sufrió lo que tantos años llevan padeciendo el resto de la parrilla. Max Verstappen llevó alas. "No me esperaba que el coche fuera así, sobre raíles con cada juego de neumáticos. Ha sido increíble", subrayó.
Mad Max vivió la jornada desde un mundo paralelo, estratosférico. A 11 vueltas del final de una carrera de 71 giros, Verstappen se cobró la parada extra que se había ganado gracias a sus entonces 28 segundos de margen sobre Bottas. El neerlandés buscó la vuelta rápida y obtuvo el punto extra. Después de 128 grandes premios disputados, de una cosecha de 50 podios y 15 victorias, a sus 23 años, 9 meses y 4 días Verstappen rubricó su primer Grand Chelem –pole, victoria, vuelta rápida y líder de carrera todas las vueltas– para ser el piloto más joven de la historia en conseguirlo. El récord de Sebastian Vettel, que lo firmó con 24 años, 3 meses y 27 días, ya está obsoleto. Mad Max es apocalíptico.
En paralelo a la fiesta de Verstappen, Mercedes rezó por Lewis Hamilton. El británico permaneció 20 vueltas bloqueado por un genial Lando Norris que llevó a su McLaren hasta cotas insospechadas; terminaría tercero, pero con una sanción de 5 segundos que le privó de la segunda plaza. Cuando Hamilton logró rebasar a su compatriota, Verstappen ya gozaba de un margen de 10 segundos. La persecución de Hamilton no fue tal con aire limpio delante de su morro, sino que la sangría de tiempo se prolongó hasta morir la carrera.
Problemas para Hamilton
Verstappen, con la colaboración inestimable de su Red Bull, fue superior en ritmo y eficacia al gestionar la degradación de los neumáticos. Esto sumado a los problemas de aerodinámica en el tren trasero del Mercedes hizo que Hamilton tuviera que ceder dos posiciones. El equipo alemán ordenó a Bottas que no adelantara a su primera espada a pesar de que el finlandés ofrecía un ritmo superior desde la tercera plaza. "No compitas con Hamilton, manténte en esa posición", mandaron. Solo cuando apareció más que evidente la amenaza de Norris, que rodaba cuarto, obligaron a Hamilton a dejar pasar a su compañero. Bottas acabó segundo, a los citados casi 18 segundos del ganador. "No conseguimos reducir la distancia de ritmo con Red Bull. Es lo máximo que podíamos conseguir hoy", expresó el finlandés.
Mientras, Hamilton sería cuarto. Al amanecer, la desventaja con Verstappen en el campeonato era de 18 puntos; al anochecer era de 32. Fue sometido por Red Bull, por su compañero y también por McLaren. "Es la primera vez en muchos años que hemos estado compitiendo con Mercedes y Red Bull", celebró Norris, elegido por la afición como Piloto del Día por un tercer puesto que pudo ser más de no ser por una sanción rigurosa.
Sergio Pérez fue presentado como la víctima en esa penalización impuesta a Norris. Ocurrió en una primera vuelta después de apartase el safety car, que hizo aparición nada más lanzarse la carrera por un accidente de Esteban Ocon. Norris estranguló a Pérez a la salida de una curva en la lucha por la segunda plaza y el mexicano se fue a la grava. Luego fue Pérez quien repitió la maniobra, pero con Leclerc y en dos ocasiones, por las que fue penalizado con 10 segundos. En este caso, la pena fue comprensible; la interpretación de las acciones es diferente cuando no se trata de una primera vuelta, en la que los sucesos en las disputas pueden considerarse como incidentes de carrera.
De este modo, el otro Red Bull, el de Checo Pérez, que partió tercero, fue sexto, por detrás de un excelso Carlos Sainz, que salió décimo. "Me he divertido. Voy siendo el piloto capaz de hacer esto", dijo. Su homólogo en Ferrari, Leclerc, acabó octavo tras partir duodécimo. Fernando Alonso escaló desde la decimocuarta pintura hasta el décimo puesto. A pesar de que auguraba un cero al salir tan retrasado por culpa de Vettel, que arruinó su vuelta rápida en la Q2, sumó por cuarta vez seguida. Se ha convertido en líder de Alpine, porque Ocon enlaza cuatro pruebas sin puntuar.
"Está bien seguir puntuando", valoró Alonso, aunque se mostró frustrado. "Estoy sorprendido con la primera curva; porque adelanté a Ricciardo y a Leclerc, pero ellos rodaron por fuera de la pista. Es interesante... dejémoslo ahí. Pero en las siguientes carreras ya sabemos lo que se puede y lo que no se puede hacer", bramó el bicampeón.