Política

"Me gustaría que Osakidetza dejara de estar en el centro de todas las polémicas"

Cocinero antes que fraile, el anestesista Alberto Martínez (Trapagaran, 1964) cumple cuatro meses al frente de uno de los departamentos del Gobierno de Imanol Pradales que más miradas concita
El consejero de Salud, Alberto Martínez, en un momento de la entrevista. / Oskar Gonzalez

 ¿Qué impresiones tiene de estos cuatro meses frenéticos?

Ha sido un tiempo intenso, de tomar decisiones desde el minuto uno, de aterrizar y conocer, con la ventaja de que soy propio de la casa, con lo cual, algo de formación ya tenía.

Un aterrizaje desde la conciencia clara de que iba a asumir uno de los departamentos más complicados y, desde luego, el que más interesa a la ciudadanía de a pie.

Por haber estado ahí, me considero ya con un cierto nivel de conocimiento. Sabía de las dificultades, que no son diferentes a las que pueda padecer cualquier otro sistema de salud europeo. También es verdad que contamos con mayores fortalezas que otros para afrontar la adaptación a las nuevas necesidades.

¿Es tan malo nuestro sistema de Salud como nos lo pintan algunos?

El sistema de Salud es potente y muy efectivo. De hecho, cuando hemos analizado la mortalidad evitable y la mortalidad tratable, son las más bajas de Europa. Más bajas que Noruega, que Francia, que Alemania, que Italia. Además, tenemos una esperanza de vida libre de enfermedad muy alta, que está motivada por nuestro nivel económico pero también por nuestro sistema de Salud. Insisto: un sistema sólido que, además, ha ofrecido en cada momento la respuesta necesaria para esas circunstancias. En estos momentos, lo que tenemos son una serie de cambios que se están dando en nuestra sociedad que hacen que debamos adaptar nuestro sistema salud para poder afrontarlos en un futuro inmediato.

¿Se puede hacer eso independientemente de los climas políticos y sindicales? Ya hemos visto que la salud ha sido una golosina para el debate partidista y la confrontación sindical.

Bueno, la salud interesa a los ciudadanos y por eso genera un debate político y un debate sindical. Pero tenemos que hacer abstracción de todos esos debates y buscar la mejor solución y la mejor defensa de la salud pública posible. Yo he trabajado toda mi vida en la salud pública. Estamos escuchando a todos los que quieran aportar elementos positivos para la salud pública. También a los partidos y a los sindicatos.

¿Se han depositado demasiadas esperanzas en el Pacto Vasco de Salud?

Se han depositado esperanzas porque la ocasión lo merece. Tenemos un gran sistema de salud que ha respondido durante 40 años a nuestra realidad social, a nuestras necesidades asistenciales, pero ahora tenemos una sociedad que ha cambiado y que requiere hacer una reflexión colectiva sobre cuál debe ser nuestro sistema de cara al futuro, cuáles son las nuevas demandas asistenciales, cuáles son nuestras prioridades, cómo podemos enfrentarnos al envejecimiento, cómo abordamos la vigilancia epidemiológica, los hábitos de salud… Todo eso requiere una visión compartida. Somos una sociedad compleja. Es más enriquecedor poder tomar decisiones entre todos.

Eso se está haciendo en la mesa del Pacto de Salud. ¿Se está pasando ya de las buenas intenciones expresadas a los hechos?

La primera cuestión es que el Pacto de Salud que convocó el lehendakari Imanol Pradales ha concitado prácticamente a todos los actores que tienen que ver con la salud: universidades, sindicatos, partidos, colegios profesionales... Eso ya en sí es un éxito, el hecho de que entre todos podamos sentarnos a una mesa con diferentes matices. Es necesario tener una visión colectiva para tener un empuje sobre lo que tenemos que hacer en el futuro. Si hay expectativa es porque hay una necesidad en la sociedad de que se reconozca que el derecho a la salud es el derecho más importante que tiene ahora mismo un ciudadano.

¿Es viable llegar a consensos a partir de diagnósticos y de propuestas de solución, en algunos casos, diametralmente opuestos?

Tenemos el documento, tenemos la metodología, tenemos un departamento que escucha. Lo que el pacto llegue a ser dependerá de la voluntad y del compromiso de las partes. Yo veo que hay un compromiso de todos los actores en un talante muy positivo desde la primera reunión. Para la segunda se pidió, incluso, un aplazamiento para poder trabajar los documentos. Hemos recibido un aluvión de documentos. La actitud en esa segunda reunión fue muy positiva, muy agradable, en un tono muy conciliador, con un consenso prácticamente generalizado, es verdad que buscando también elementos de contraste. Lo que hemos visualizado es que existen unas ganas de trabajar y una gran implicación de todas las personas que participan.

¿Habrá una mesa hacia dentro y otra hacia afuera? Es decir, que puede ocurrir que dentro haya consenso pero fuera se imponga la necesidad de marcar los discursos políticos o ideológicos.

Va a haber una sola mesa en la que, cada vez que se complete una de las cuatro fases que tenemos definidas, se llegará a un acuerdo y se firmará. Y aquellos que no estén de acuerdo no seguirán en la siguiente fase, lógicamente. Otra cosa es que haya una escenificación, que es legítima y que es algo que tenemos descontado, pero lo importante es que de cara adentro el pacto funcione y lleguemos a acuerdos y consensos porque la sociedad los necesita.

El día 30 marcará un nuevo hito en el Pacto de Salud.

La idea es que ese día podamos aprobar el diagnóstico común. Partimos de un gran consenso y la percepción es que se va a aprobar

¿A partir de ahí seguirán estando todos los que están o habrá ya descuelgues?

Yo creo que van a seguir los mismos. No tengo ninguna duda de que van a seguir todos.

Mientras se intenta llegar al pacto, no va a cesar la protesta y la movilización. Supongo que lo sabe.

Vivimos en una sociedad democrática. La movilización forma parte de la expresión de un colectivo, no vamos a hacer aspavientos. Sí es verdad que, pensando en los lugares de difícil cobertura, cuanta más movilización se genera, los médicos que puedan oler el conflicto, prefieran escoger otro destino. Pero repito que en una sociedad madura, que haya conflictos y que intentemos canalizarlos forma parte del ser de las cosas. Y sí quiero hacer una reflexión: aquí podemos protestar delante de un centro de salud; en el resto de Europa no hay centros de salud para protestar delante de ellos.

Hablamos de acuerdo, de consenso, y eso está bien, pero lo que necesitamos los usuarios son medidas. Y las necesitamos cuanto antes.

Nosotros definimos dos ámbitos. Por un lado, lo que consideramos más urgente y más inmediato como las listas de espera o la atención primaria de lo que es una reflexión a medio plazo. En lo inmediato, ya hemos establecido planes de choque para listas de espera quirúrgicas y procedimientos diagnósticos, y en atención primaria, estamos dando pasos.

¿Como cuáles?

Hay un déficit de médicos que procede de la crisis de 2008, cuando se redujo al mínimo la formación de profesionales. Y eso es lo que estamos sufriendo, y afecta sobre todo a la equidad. Es decir, que hay destinos donde los médicos que pueden elegir no van porque les resultan más gravosos, especialmente lugares lejanos al ámbito metropolitano. Nuestro objetivo es llenar y dar continuidad a esos destinos. Y para eso vamos a convocar una OPE de destinos de difícil cobertura.

Pero hay bastantes más frentes abiertos

También trabajamos ya sobre la accesibilidad y sobre la presencialidad, que es la más alta del estado, por encima del 75 por ciento. Hemos fidelizado a los MIR que han terminado. Prácticamente todos se han quedado con nosotros. Hemos pedido a la universidad que incremente al máximo el número de plazas de formación de médicos. Otra acción: en el verano, que ha sido el verano que menos médicos ha habido en la historia, a través de una instrucción hemos conseguido que en el 90 por ciento de lo PAC estén todos los turnos llenos. Aunque parezca mentira, hemos conseguido más cobertura asistencial que nunca teniendo menos médicos que nunca.

¿Eso hay que hacerlo necesariamente a golpe de talonario?

No exactamente. Lo del pasado verano nos ha costado un millón y medio de euros. Mucho menos que en cualquier otra comunidad. Lo que hemos activado, entre otras medidas, es que los residentes pudieran trabajar en el último mes antes de acabar la residencia.

Las cifras de lista de espera van mejorando, pero siguen estando por encima de lo deseable.

Nos preocupa la lista de espera, pero quiero recordar que en aquellas patologías graves -la cardiológica y la oncológica- no hay lista de espera; son tiempos de espera naturales mientras se elabora el estudio pertinente para que las cirugías se hagan con todo el conocimiento necesario. En el resto de los procedimientos, que están más relacionados con el envejecimiento, sí hay lista de espera. En todo caso, sabemos que la lista de espera provoca ansiedad y tenemos que trabajar para disminuirla, pero lo más importante es conocer si esa lista de espera y esos tiempos de espera afectan a la salud del paciente. Tenemos la espera más baja del Estado, y en la media de Europa: 60 días.

¿Qué otras cuestiones entran en su larga lista de prioridades?

Me preocupa la accesibilidad, la continuidad de los médicos, la equidad (que todos los lugares puedan tener un médico), la salud mental, la lista de espera, de la que ya hemos hablado. Pero si tengo que elegir una preocupación es que la que me provoca que Osakidetza esté en el centro de todas las polémicas. En cuanto a lo demás, para la accesibilidad, nuestro compromiso de legislatura es que todo paciente que vaya a la atención primaria no tenga lista de espera y sea visto para un procedimiento agudo por el equipo asistencial en las primeras 24 horas y que los pacientes crónicos puedan ser vistos en un margen de 48 horas. Queremos eliminar de la atención primaria todos los elementos burocráticos que hay, como las bajas. También trabajamos para dar continuidad a través de plazas con compromiso de permanencia.

También es acuciante la situación en Emergencias

Es una prioridad. De hecho, hemos convocado una plaza de un coordinador que se encargue de hacer un plan y que gestione los complejos elementos asistenciales que conforman las emergencias. Nuestro objetivo es que haya una asistencia cada vez mejor in situ y también unos traslados cada vez mejores y en menos tiempo. Antes de fin de mes habremos cubierto esa plaza, una vez culmine el proceso abierto. 

Alberto Martínez, en su primer acto oficial en el ambulatorio de Repélega EFE

"Me siento cada vez más solidario con el gran trabajo de los consejeros anteriores"

¿Hemos interiorizado que la sanidad ya no es como era, que las necesidades van cambiando porque también ha cambiado la sociedad?

Cuando yo estaba estudiando Medicina, mi madre se operó del túnel carpiano de la mano y estuvo ingresada dos semanas en el hospital de Cruces. Hoy en día, los pacientes de muchas operaciones como esa se van el mismo día a casa. Se hacen muchísimos más procedimientos diagnósticos y de todo tipo que antes. Se hacen el doble de ecografías, escáneres o resonancias que hace tres años. Cada vez hay más procedimientos.

¿Eso es sostenible? ¿Realmente todas las pruebas son estrictamente necesarias?

El reto es conseguir que el sistema sea sostenible. Cada vez hay más edad en los pacientes, más necesidad de recursos. Lo primero para que el sistema sea sostenible es reconocer lo que tenemos. Tenemos 500 centros de salud y consultorios en Euskadi. En Francia, Alemania, Italia o Bélgica, cero.

¿Tiene sentido el modelo actual de OPE, que, en lo básico, no se ha cambiado desde los inicios de Osakidetza?

Probablemente, no. De hecho, en la mesa sectorial ya se ha llevado una propuesta de OPE con procedimientos más ágiles. La queremos pactar con los sindicatos y que sea abierta a ellos. Sí nos parece que las OPES, tal y como se han configurado hasta ahora, deben cambiar. Que duren tanto tiempo, que prácticamente se solapan de modo que sin saber si se ha sacado la anterior se debe presentar a otra... Eso lo vamos a cambiar radicalmente.

¿Qué van hacer para rebajar la todavía alta interinidad?

Antes de final de este año vamos a adjudicar 11.000 plazas. Ahora tenemos un 37% de personas sin contrato estable. Estas plazas van a reducir eso en torno a un 10 o 15%. Hay dos OPES más. La del 23, con 1.300 plazas, y además, el compromiso de crear 2.000 plazas estructurales más. El objetivo es bajar la interinidad un 8% y creo que podremos cumplirlo.

¿Es consciente de que el mayor activo de la organización son sus trabajadoras y trabajadores?

Para nosotros, el paciente es el centro del sistema y el profesional es nuestro principal activo. Tenemos que cuidar a los profesionales. Tenemos que cuidar de que las condiciones de trabajo sean las mejores. Por eso queremos dar el máximo impulso a la mesa sectorial para poder alcanzar un convenio colectivo después de más de 15 años sin convenio.

¿Qué pensaría el doctor Martínez del consejero Martínez?

Yo sería muy crítico conmigo mismo porque soy una persona muy autoexigente. Accedí al cargo porque soy una persona comprometida. Veo ahora que hay muchos más problemas que los que uno atisba cuando no está en el cargo. Por eso me siento cada vez más solidario con el trabajo que han llevado a cabo los consejeros anteriores porque soy consciente de las dificultades con que se han encontrado.

Sin embargo, desde algunos sectores se promueve la idea de que están haciendo una enmienda a la totalidad al trabajo anterior.

De eso, nada. Ya he dicho que Osakidetza es un gran sistema de Salud, con los mejores datos de nuestro entorno. Eso no es una casualidad. Es fruto del trabajo de años de diferentes equipos, de diferentes consejeros y de los trabajadores. Esto no quiere decir que en cada momento no haya circunstancias que analizar y sobre las que tomar decisiones. Quien llegue detrás de mí tomará las decisiones más adecuadas, estoy completamente seguro.

¿Por qué ha cambiado totalmente la cúpula directiva?

Eso responde a formar un equipo en el que uno se sienta cómodo, que nos conozcamos y que podamos trabajar desde una misma perspectiva. Es una forma natural de conformar los equipos.

20/10/2024