Carlos siente que ha llegado su momento. Confía en dejar atrás los malos recuerdos y la poca fortuna que ha tenido, y quiere devolver la confianza que ha puesto el club en él
Fichó por la Real un 23 de enero de 2021. Debutó contra el Betis, se resarció en Sevilla con el triunfo en la Copa y metió el primer gol contra el Sevilla. Señales. Parece que no podía separarse de su tierra...
Son anécdotas curiosas. Llega un sevillano, primer partido contra el Betis viniendo del Sevilla. En ese partido no había público y el año pasado no jugué en el Villamarín. Es curioso. Luego mi primer gol fue contra el Sevilla, no había público aunque tampoco lo iba a celebrar…
Se puede decir que cuando firmó por la Real cumplió un gran deseo.
Sin duda. Ya ha llovido, pero es verdad que no se pudo dar en verano, había esas ganas, luego ya no tenía ningún tipo de dudas de que era el único sitio al que quería ir.
Juega y es importante, hasta que en pretemporada llega el día fatídico del AZ Alkmaar. Dicen que mostró una entereza increíble y que animaba más a su entorno que el entorno a usted.
Tuve una etapa, sobre todo al principio y no solo aquí, con la familia, con mi novia, con mis padres, que les animaba yo a ellos. Hasta que me opero, luego ya… Desgraciadamente, por experiencia ya lo sabía en el momento de la acción, porque lo noté y luego por la evolución.
¿Es más dura la primera o la segunda vez que sufre una lesión tan grave como la rotura de ligamento cruzado en la rodilla?
Es que cuando pasan estas cosas ya no lo veo ni malo. Parto de mi experiencia, de lo que a mí me ha tocado recorrer y vivir y ya he llegado hasta un punto… La gente te dice: si no te hubieras lesionado… Es lo que me ha tocado. Hay gente mucho peor que yo con situaciones muchísimo más duras y mira, yo aquí estoy, de pie y disfrutando cada día de ir a entrenar, compitiendo y entrenando, y dejar atrás ese victimismo. Ya ha pasado y ahora a otra cosa. Y lo que viene...
¿Le duele cuando le etiquetan como un futbolista de cristal por sus continuos contratiempos físicos?
No me afecta nada. No leo la prensa, no leo comentarios de la gente después de los partidos… No leo porque no hay esencia, veo todo superficial, no se habla del juego, vende más un comentario de algo que un artículo sobre situaciones del juego o por qué un equipo no ha sido capaz de ganar. Como me aburre y no me va eso, no lo leo. ¿Qué hago, después de un partido, me meto en Twitter a leer qué es lo que han dicho no sé cuánta gente que se esconde detrás de un perfil falso y que tiene la libertad de insultar? Me da igual. Cada uno que diga lo que quiera. Yo sé perfectamente el esfuerzo que he hecho y lo que me he sacrificado y te aseguro que no ha habido nadie que le dé más vueltas al tema y le intente poner más soluciones que yo. Son cosas que a veces pasan, muchísima gente ha vivido procesos así después de lesiones de larga duración. A mí me ha pasado, pero estoy muy tranquilo porque he hecho todo lo que estaba en mi mano y más y, como te digo, todo llega.
¿Cree que descubrió a la verdadera Real durante su convalecencia?
Total, sobre todo porque para ti se para el tiempo. A ti te dan al botón y te sacan de esa rueda y lo ves todo desde otra perspectiva. Pasas más tiempo con gente con la que antes estabas menos porque estás en esa rueda de entrenar, viajar, jugar, entrenar… Te paras, sales, ves cosas, estás más tiempo con los fisios, los utilleros, el médico, la gente que es del día a día y conoces mucho más a las personas.
Cuando estaba regresando declaró que tenía muchas ganas de jugar con público en Anoeta porque casi dos años después todavía no lo había podido disfrutar...
Aparte con el Granada, cuando jugamos contra la Real ya era confinamiento y ya no había público. Tenía muchas ganas de estar de nuevo y volver a vivir ese ambiente.
Regresar a la dinámica de grupo y no jugar ni un minuto la campaña pasada debió ser muy duro.
Está claro. A cualquier futbolista que le preguntes lo que más le puede doler es no estar. Yo volvía a entrenar y a partir de la semana y media empecé a sentir molestias. El cuerpo se desajusta y tú piensas que estás de puta madre, pero cuando te metes con gente que lleva seis meses que no ha parado, que son aviones, que vuelan, que quieres estar cerca de ellos y empiezas a llevar el cuerpo al límite, el cuerpo te dice: ¡A dónde vas!
“ Sé el esfuerzo que he hecho y lo que me he sacrificado y no hay nadie que le dé más vueltas al tema y le intente poner más soluciones que yo ”
Por fin juega con afición en Anoeta el 9 de octubre de 2022.
En ese momento en particular estás metido en el partido, pero es una sensación de alivio, de disfrute, de satisfacción, de decir ya estoy aquí otra vez. Sabiendo todo lo que queda por delante, pero eso ya vendrá. Ahora es el momento de volver a disfrutar.
Muchos dudan de su contribución este año pero ya lleva 21 partidos, ocho de ellos como titular... Incluso muchos aventuraban que iba a ser titular en la vuelta ante la Roma.
Es verdad que ha habido momentos en los que por una cosa u otra no he tenido una continuidad larga. No son los números que quiero, por supuesto, eso está claro y es evidente, pero hay que seguir. No hay otra, es el único camino que hay. Cuando pasa cualquier tipo de adversidad lo único que hay es seguir hacia adelante y pensar que es la última y esa ha sido mi mentalidad en todo momento: hacer lo posible por recuperarme e intentar estar mentalmente lo más positivo posible.
¿Era la joya de la cantera del Sevilla, siente como a lo largo de toda su carrera le ha costado más que a los demás?
Es que es un proceso y en el fútbol tú ves a la gente… Esto no es la realidad del fútbol, la realidad es gente que tiene que moverse, equipos firmando jugadores porque lo que quieren es rendimiento inmediato, sin paciencia por el proceso que necesita un jugador de cantera… Yo he vivido el mismo proceso que le ha tocado vivir a toda mi generación del Sevilla, después de haber subido a Segunda A, creo que el primer año quedamos octavos o novenos… Es el proceso, porque la exigencia en ese momento del club ganando títulos europeos no hay lugar para esperar a que cuatro o cinco canteranos, o no tienen esa filosofía. Porque el Sevilla club canterano no es; busca rendimiento inmediato y es verdad que han podido hacer negocio con canteranos a la hora de poder vender. Es respetable, cada uno tiene su modelo y no hay uno que sea bueno o malo. Cada uno hace lo que cree para conseguir sus objetivos.
¿Se siente un poco en deuda con el la Real y su gente?
Sí, total. Sobre todo por lo que tengo para dar y la sensación de que lo que han visto no era el Carlos que sé que puedo ser y que venía en una progresión de Granada y se cortó. En ese sentido, tengo muchas ganas de dar alegrías y de devolverle la alegría y todo a la afición, al club que apostó por mí, a los técnicos y compañeros que han estado todos los días conmigo apoyándome y animándome, y sufriendo cuando me han pasado cosas no tan buenas.
Tiene contrato hasta 2027. Queda Carlos para rato en la Real.
Ahora viene lo bueno. Dentro de la dificultad, ese ha sido y será mi pensamiento. Luego que venga lo que tenga que venir. Trabajaré y daré lo máximo para que puedan llegar muchos momentos buenos y que yo pueda aportar mi granito de arena.
¿Le duele mucho el Sevilla y la delicada situación por la que está pasando esta temporada?
Es una situación complicada. Ya ha pasado tiempo desde que yo salí y estoy centrado en la Real. Demasiado tenemos nosotros como para estar muy pendiente. Pero sí, duele y te sorprende desde la distancia que un equipo con ese presupuesto y con esos jugadores y plantilla estén así. Al final, es lo que te comentaba de los partidos en los que pensabas que ibas a sacar tantos puntos. Cualquier equipo hoy en día te puede complicar las cosas. El Sevilla empieza regular y faltando doce jornadas se encuentra un punto por encima del descenso. Siempre que no haya intereses de la Real de por medio, que le vaya lo mejor posible.
No mire mucho el calendario por si acaso…
Sé que acabamos la Liga contra el Sevilla en casa, sí.
Por lo que veo los andaluces son como los argentinos, no pierden el acento.
Ni lo voy a cambiar. Es el que tengo y es parte mía. Cuando voy a Sevilla me dicen: ¿Qué te pasa que hablas muy lento?