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Los comercios y supermercados llevan tiempo tentando a su clientes con los más variados turrones, entre los que siempre destacan el blando tradicional o de Jijona y el duro o de Alicante, a los que acompaña el de chocolate. Los clientes empiezan a abastecerse y no son pocos los que se encuentran con que al fondo del armario todavía queda alguna tableta, por lo general cerrada, que sobró de la temporada pasada. Bajo esta sospecha, quizá sea mejor antes de comprar mirar la despensa por si acaso.
Y llega el momento de la decisión: ¿lo tiramos o lo sacamos a la mesa?
Los consejos de las autoridades
Según las autoridades de consumo y de salud, el consejo más básico es buscar la fecha de consumo preferente impresa en el envase. Si está sobrepasada, mejor deshacernos de ella. Si todavía no ha vencido, adelante con el cuchillo.
Pero el tema es que los turrones, en general, no caducan. Es lo que afirman expertos y fabricantes. Este alimento lleva tal cantidad de azúcar que dificulta mucho la actividad de los microorganismos. Pero ojo, esto con las variedades más tradicionales, más clásicas, como el de jijona o el de alicante. En otros formatos que lleven entre sus ingredientes nata o huevo la cosa puede cambiar mucho.
También depende de si se ha guardado en el lugar adecuado, con las condiciones idóneas y estables.
Como en otros casos. Es en este punto donde hay que distinguir entre fecha de consumo preferente y fecha de caducidad. La primera avisa de cuándo el producto en cuestión empieza a perder sus cualidades organolépticas, aunque aun es perfectamente consumible sin causar daños. La segunda, la de caducidad, informa de cuándo el alimento empieza a deteriorarse y puede ser un peligro para la salud de quien lo ingiera.
En el caso del turrón no hay fecha de caducidad, pero sí de consumo preferente, que suele ser de un año. Puedes arriesgarte a comerlo si ha pasado este plazo, pero es probable que ya no sepa tan rico, que el olor no sea el acostumbrado o que la textura se haya venido un poco abajo.
Así que esa tableta, si se ha mantenido cerrada en su envase hermético, aunque esté en el límite, puede degustarse y evitar que nos lancemos ya sobre los primeros turrones que veamos en los comercios. Puede que sea una pequeña ayuda a la hora de ahorrar antes de Navidad.
Cómo conservar el turrón
Ahora bien, vamos a ser prudentes y precavidos. Si cuando acaben las ya próximas Navidades vuelve a sobrarnos alguna tableta, estos consejos pueden servir para que llegue en las mejores condiciones a diciembre de 2023. Incluso si el envase ya se ha abierto.
- Mejor en el frigorífico: Si de por sí el turrón permite poca actividad microbiana, en las condiciones de la nevera la misma disminuye casi totalmente, por lo que el turrón se puede mantener sin contaminaciones durante un año. Por otro lado, en el caso de los aceites, ya sean de almendra o palma, el frío los dejará más estables y permitirá que el producto mantenga mejor su estructura sin pérdidas.
- Fuera de la nevera: Si necesitas espacio en el frigo, muchos especialistas avisan de que se puede guardar sin problemas en el armario, pero las condiciones deben ser que no le dé la luz ni el sol, que sea un sitio seco y fresco y que esté libre de olores. También debe estar bien envuelto.
- Mejor en su envase: Los envases del turrón están pensados para conservar la barra en las mejores condiciones, es por ello que muchas veces incluyen una capa de aluminio aislante. Si se conserva el envase entero tras las Navidades, se puede guardar el turrón dentro.
- Bien envuelto: Es importante, especialmente en las neveras que funcionan con frío seco, evitar que el turrón pierda parte de su humedad y se sequen, haciendo que pierda consistencia. Si el envase está abierto, se ha roto o presenta algún daño, pasarlo a un recipiente con tapa o envolverlo en papel de aluminio.
- A oscuras: La luz es un potente catalizador de reacciones que pueden estropear el turrón, especialmente por oxidación, y que las grasa que tiene el turrón se enrancien dando mal olor y mal sabor.